Luego de tres meses, el Barcelona regresó al Camp Nou y como acostumbra, salió con la victoria tras superar por 2-0 al colista Leganés, pero, otra vez, con una imagen alejada de lo que se espera del cuadro catalán.
El Barça no pierde desde que fue derrotado por el Betis en noviembre de 2018. Son 33 victorias y cinco empates desde entonces desde entonces, pero la racha pudo cortarse ante el equipo del director técnico mexicano Javier Aguirre de no ser por “la suerte de los campeones”.
Ansu Fati marcó en el primer remate con verdadera intención del Barça, cerca del descanso, y ahí empezó a descomponerse el sueño de un serio Leganés, que lejos de encerrarse en su área, le había tuteado con solvencia al cuadro azulgrana, hasta disfrutando de mejores ocasiones de gol. De hecho, el equipo del Vasco nunca le perdió la cara al duelo.
Con dos minutos de diferencia, al 11 y 13, Miguel Guerrero rozó el 0-1 para la visita, pero Clément Lenglet salvó debajo de los palos con Marc-André Ter Stegen ya batido y después de que Javier Eraso no tuviera velocidad de definición y después, al cruzar excesivamente casi sin ángulo.
Ni antes de ello ni después, avisado como estaba, el Barcelona cambió de registro e incómodo en el césped y sin encontrar un hueco por el que asustar a Iván Cuéllar.
Si Arturo Vidal marcó en el primer minuto en Son Moix y el líder ofreció un primer cuarto de hora a todo ritmo al ahogar al rival y dispuesto a sentenciar por la vía rápida, ante el Leganés, el cuadro catalán mostró la otra cara de la moneda, ya vista en otros partidos esta temporada y que con Quique Setién en el banquillo no fue una novedad.
Lento en la combinación, sin desmarques y sin romper la línea defensiva rival por velocidad, el Barça se atascó de mala manera y no podría hablarse de cansancio, a cuenta de que Setién removió absolutamente el once respecto al partido anterior.
Fuera Jordi Alba por sanción, a su sustituto Junior Firpo le acompañaron como novedad Lenglet, Arthur, Ivan Rakitic y Fati, que ocuparon los puestos de Ronald Araújo, Frenkie De Jong, Vidal y Martin Braithwaite.
Le costó horrores al Barça entrar en la dinámica del partido, casi se diría que no lo logró en toda la noche, pero tuvo a su favor la eficacia que le faltó al Leganés. Necesitó un remate entre palos, con intención, para marcar el 1-0 por medio de Ansu Fati tras asistencia de Junior Firpo y sentenció, de penalti, dudoso y validado por el VAR, a través de Leo Messi, quien se inventó una jugada soberbia para caer aparatosamente en el área y ser favorecido por una señalización que transformó en gol cumplidos los 70 minutos y poco después de que, también por medio del VAR, se anulase un gol a Antoine Griezmann por fuera de juego previo de Semedo, su asistente.
El cuadro de Aguirre, quien salió expulsado al final del encuentro, quiso, pero no pudo. De entrada, el Leganés perdonó y después ya no tuvo ocasión de preocupar a Ter Stegen para quedarse como colista en solitario mientras el Barcelona, con una nueva victoria sin brillo, sumó tres puntos indispensables y que vuelven a poner en guardia al Real Madrid, desplazado hoy a cinco puntos y necesitado de imponerse el jueves al Valencia para no perder ritmo.