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Barcelona no perdona la indisciplina de Arthur

BARCELONA -- Arthur Melo seguirá apartado de la disciplina del Barcelona y ni podrá tener contacto con sus compañeros ni viajará a Lisboa con la expedición azulgrana, confirmó una fuente oficial del Barça a ESPN Digital, en tanto "no se resuelva el expediente disciplinario" que mantiene abierto el club después de no haberse presentado a los entrenamientos al decidir quedarse en Brasil.

"Hasta que no haya resolución en una reunión entre sus abogados y los del Barcelona no podrá entrar en ninguna dinámica de grupo, ni de entrenamientos ni de un desplazamiento a Lisboa" sentenció esta fuente, como colofón a una jornada en la que, por la mañana Arthur acudió a la ciudad deportiva para reunirse por espacio de 45 minutos con el secretario técnico azulgrana Eric Abidal.

En dicho encuentro el centrocampista brasileño explicó a Abidal las razones por las que decidió no reintegrarse a los entrenamientos el 27 de julio, cuando estaba citado con el resto de la plantilla, dando a entender que su motivación se debió a que sospechaba que no iba a entrar más en los planes de Quique Setién, quien no le hizo jugar ni un minuto desde el momento en que, tras el partido en Vigo frente al Celta, acordó su fichaje por la Juventus.

Abidal le afeó su poca profesionalidad y dejó la solución del caso pendiente de una charla, por la tarde, con el entrenador, tras la que, de acuerdo a los ejecutivos del club y con la connivencia del propio Setién, se resolvió mantener abierto el expediente disciplinario y, por encima de ello, mantener al jugador apartado de cualquier actividad profesional con el Barcelona.

Aunque la reunión entre los abogados de las dos partes para desencallar la situación podría llevarse a cabo este mismo martes, las opciones de que Arthur entrase en la convocatoria del Barça, si se llegase a una resolución, para viajar a Lisboa se adivinan remotas por cuanto solamente tomaría parte de una sesión preparatoria antes del desplazamiento y se entendería poco lógico un cambio drástico en una relación que sigue rota.

De hecho, en el Barcelona, en el club, no se perdona la espantada del jugador y se quiere llegar hasta las últimas consecuencias con un expediente disciplinario que podría motivar una multa millonaria.