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Llega padre de Messi a Barcelona para reunirse con Josep María Bartomeu

Jorge Messi, padre del astro argentino Lionel Messi, aterrizó en Barcelona la mañana del miércoles, tiempo local, y en las próximas horas debería tener una reunión, no confirmada por ninguna de los involucrados, con el presidente del club, Josep Maria Bartomeu, en la que se pondrán, por fin, las cartas sobre la mesa.

Con posiciones absolutamente encontradas, no se sospecha que llegar a un acuerdo sea fácil, mucho menos cercano, ante la postura del presidente azulgrana, quien se mantiene firme en su negativa de facilitar la salida del argentino.

A su llegada al aeropuerto Jorge Messi se limitó, saliendo a toda prisa de la terminal, a responder con un escueto "no sé nada muchachos" a todas las preguntas de los informadores, dirigiéndose en coche a las oficinas que posee en la parte alta de Barcelona. Allí el padre del crack no fue mucho más claro en las breves palabras que intercambió con los periodistas. "Lo veo difícil" contestó a la pregunta de si contemplaba un acuerdo con el Barcelona y "no he hablado con Guardiola", mucho más concreto y firme cuando se le refirió por el entrenador catalán y resolviendo que no ha tratado su fichaje por el Manchester City.

Jorge partió en vuelo privado a Barcelona desde Rosario, Argentina, claro de las dos posturas y con la intención de desencallar una situación que quema en Barcelona y amenaza el futuro deportivo de su hijo, quien está tan convencido de que ya no pertenece a la disciplina azulgrana, que no se presentó a la pretemporada y espera resolver cuanto antes el asunto.

Se especula sin disimulo que el Manchester City espera la resolución en Barcelona, pero el desencuentro entre Lionel y el Barcelona está mucho más claro que la posible solución, hasta el punto que la amenaza de acabar una relación de 20 años en los tribunales se sospecha más cercana que nunca.

Allí, como si de una moneda al aire se tratase, la decisión judicial podría tanto favorecer a una de las partes como no satisfacer a ninguna. Por más que el Barcelona se mantenga firme y confiado en sus razones por la cláusula de rescisión de 700 millones de euros, la edad del jugador, 33 años, el único que le queda de contrato, y el salario (100 millones) podría desembocar en una sentencia que facilitase su libertad por una cantidad muy menor a los 200 millones de euros.

Sin embargo, para llegar a ese punto, pasarían unos meses en los que se considera muy improbable que ningún club estuviera dispuesto a arriesgarse, por lo que se seguiría en el mismo escenario y esa es una situación que no la desea un Barcelona que mantiene firme su deseo de contar con Leo y que sería terrible para el propio futbolista, quien, de mantener inamovible su decisión de no volver a vestir de azulgrana, corre el riesgo de quedarse varios meses sin jugar.

Al cabo de una semana desde que los asesores de Messi remitieran al Barça un burofax en el que informaron su decisión de dejar el club, la situación sigue tan enquistada como entonces. Acaso peor por cuanto en los últimos días los dos bandos enfrentados, lejos de encontrar puentes de diálogo, se han confirmado en sus posturas.

Más aún el club, que ha dejado claro por activa y por pasiva que no hay nada que negociar acerca de una salida del Messi.

Jorge llega con dos cartas claras: el final de la temporada fue el 23 de agosto, por lo que tenía 10 días por delante para romper el contrato y, en el punto último de discordia, entiende que el contrato firmado en noviembre de 2017 consta de una cláusula por la que la temporada 2020-21 es una extensión opcional de los tres años iniciales y en la que no tiene ya validez la cláusula de rescisión de 700 millones de euros.

Las bazas de los asesores del jugador son tan claras como firme la negativa del Barça, que niega la existencia de ese punto y mantiene que Leo solamente podrá abandonar el club si hace frente a la cláusula de rescisión al considerarla vigente.

¿Cesión?

Ni la cesión en los postulados de Messi, al invitar al Barcelona a una reunión el pasado viernes, varió la posición del club, dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias, aseguró a ESPN Deportes una fuente de la entidad.

Por hacer valer sus derechos y al ni siquiera considerar la posibilidad que se adivinó en el movimiento del jugador: buscar un encuentro en forma de negociación para que se diera luz verde a su salida por medio de una indemnización.

Bartomeu acudirá al encuentro con Jorge Messi con dos propuestas: una temporada más de contrato hasta 2022 o, en el último caso, mantener el contrato tal cual considera hasta el final de esta temporada y darle la posibilidad de negociar su futuro con el presidente que resulte elegido en las elecciones que deben celebrarse en abril de 2021.

Si, como parece, Leo no acepta ninguna de esas posibilidades, el divorcio entre el mejor futbolista de la historia y el club de su vida se convertirá, ya sin remisión, en una guerra sin cuartel.