<
>

Luis Suárez, la pieza que tanto añora un Barcelona en crisis y sin gol

BARCELONA -- Luis Suárez marcando goles con el Atlético de Madrid es la definición de la depresión que sufre el Barcelona. Al uruguayo le condenó Josep Maria Bartomeu, le sentenció Ramón Planes y le ejecutó Ronald Koeman, en un papel de verdugo con el que se encontró al llegar al Camp Nou sin nada que decir acerca de una planificación deportiva en el club.

Hay en Barcelona quien ya sospecha que Suárez se convertirá en el sucesor de David Villa, a quien el club poco menos que regaló en el verano de 2013 al Atlético , convencido de que ya no tenía sitio en un Barça al que llegaba Neymar y tenía a Alexis Sánchez... Y que acabó conquistando la Liga de rojiblanco. Marcando 13 goles, una cifra modesta... Pero siendo fundamentales en victorias de oro ante Celta, Athletic, Granada o Real Sociedad.

El Barça parece mirar hacia otro lado, con el convencimiento de que la salida del uruguayo era imprescindible para aligerar la masa salarial de la plantilla y cambiar los mandos del vestuario. Se pensó que con Ansu Fati se bastaría para olvidar a Suárez, pero cuando se lesionó el joven canterano todo se cayó como un castillo de naipes.

Con 16 jornadas de Liga a sus espaldas el Barça sumaba la pasada temporada 41 goles, 8 de Suárez, que alcanzó las dos temporadas anteriores los 10 y 9 respectivamente a estas alturas. Su teórico sucesor, Martin Braithwaite, suma dos. Y el equipo lo nota. Ni se recuerda, desde 2003, la última vez que marcó menos goles.

INDISCUTIBLE

Cuando se cumplen 41 años del fichaje de un Roberto Dinamita que llegó siendo una estrella indiscutible en Brasil y abandonó Barcelona por la puerta de atrás dos goles y tres meses después, llama la atención que el Barça haya sido incapaz de encontrarle un sucesor a Suárez. Y, más aún, que lo haya regalado a un rival de primera magnitud.

"Si es que se va a un rival directo y pagándole el sueldo el Barcelona" clamó no hace muchos días Leo Messi en su entrevista a La Sexta, dando cuenta que todo lo hecho con el uruguayo es un mal chiste.

El Barça fichó en enero de 1980 a Roberto Dinamita porque a Hasi Krankl, goleador de tomo y lomo la temporada anterior, se le secó el depósito. El invento del brasileño no funcionó (la paciencia no era una virtud en el club) y el presidente resolvió al acabar la temporada fichar a un viejo anhelo del club, Quini, ya en la recta final de su carrera pero que aún dio un más que notable rendimiento durante los siguientes dos años.

A partir de ahí, y ya hace lustros de todo ello, fueron pasando por el Barça goleadores como Archibald (un error global mayúsculo al impedir el fichaje de Hugo Sánchez), Lineker, Hughes (otro fracaso monumental), Julio Salinas, Romario, Kodro, Ronaldo, Anderson (acompañado de Rivaldo para ocupar el vacío del Fenómeno), Kluivert, los también fiascos Alfonso y Dani, Eto'o, Ibrahimovic, Villa o Alexis... Hasta llegar a Luis Suárez, el que rompió todos los registros.

Siempre, con mayor o menor acierto, el Barcelona buscó y encontró un sucesor de nivel cuando se acabó la etapa de ese delantero que había tenido en el club. Pero con Suárez se rompió el molde. El uruguayo, amigo íntimo de Leo Messi en el vestuario y a decir de muchos personaje de mala influencia en los últimos tiempos, le arrancó un contrato de renovación leonino a Josep Maria Bartomeu y la dirección deportiva azulgrana ni supo, ni pudo ni se atrevió a buscarle después un sustituto de primer nivel.

A su lado transitaron Munir o Alcácer, incapaces de hacerle sombra por más que en los últimos tiempos su nulo renimiento en Europa arrastrase a todo el equipo. Y ni cuando se lesionó en enero de 2020 y se operó tras la Supercopa de España fue capaz el club de dar el paso adelante.

Mientras el Borussia Dortmund apostaba 45 millones de euros por el fichaje de Erling Haaland, el Barcelona esperó a la enésima lesión de Dembélé, ya en febrero, para pagar 18 millones por Martin Braithwaite, un esforzado delantero... del Leganés, con el que había marcado 13 goles en 48 partidos. Y hubo quien, sin ruborizarse, proclamó que el danés podía ser ese sustituto de Suárez, a quien el club, tras el desastre de Lisboa, despidió de cualquier manera.

"La etapa de Suárez estaba acabada" se argumentó para explicar su marcha, sin entrar a considerar que se le regaló a un rival, pagándole incluso el salario y sin darle al proyecto que debía liderar Koeman un sustituto de primer nivel porque la caja estaba, está, vacía en el Camp Nou.

Ni había ni hay dinero. Y ni había ni hay delantero centro en un Barça al que le cuesta horrores convertir en gol todas las oportunidades que llega a crear. Más allá de un juego que transita entre la mediocridad y la ilusión, la ajustada victoria en Huesca deja al descubierto, tal como ocurriera ante Eibar, Valencia, Levante, Cádiz o Getafe que este equipo clama en el desierto por recuperar una figura fundamental...

Y mientras Suárez, a la suya, sigue marcando en el Atlético. Aunque no ha roto su mal fario en Europa, de momento suma nueve goles en doce partidos de Liga y los anotados ante Elche (dos), Getafe y Alavés le han supuesto al equipo de Simeone seis puntos de oro que explican ese papel de favorito que, poco a poco, va adquiriendo el Atlético.

Tal es así con unos hablando de demagogia barata cuando otros aluden a la falta de gol y la ausencia del uruguayo. El dato más estremecedor es simple: El Barça suma 30 goles en 16 jornadas de Liga, su peor registro desde la temporada 2003-04. Poco más cabe añadir ante la crudeza de esa estadística.