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El particular 2020 de Luis Suárez

Luis Suárez, un emblema de la Selección Uruguaya. AP

Luis Suárez tuvo un 2020 plagado de hechos que no pasaron inadvertidos. Por lo general la carrera del delantero uruguayo es una constante de situaciones particulares y acontecimientos siempre presentes en la agenda del fútbol mundial.

En este caso es difícil definir cuál es la imagen del año que podría representar a Suárez. Una lesión de rodilla y una recuperación más rápida de lo habitual; convertirse en el tercer goleador histórico del Barcelona, sufrir el 8-2 del Bayern Munich y recibir la llamada de Ronald Koeman, quien por teléfono le avisó que no seguiría en el club culé. Luego las lágrimas de la despedida, el examen de italiano y la demostración de la ambición vigente en cada partido de su nuevo equipo, el Atlético de Madrid.

También goles en el inicio de las Eliminatorias para ir tras el último gran objetivo con la Selección Uruguaya y para superar un récord del brasileño Ronaldo; el positivo de coronavirus que impide que se enfrente al Barça, la felicidad de reencontrarse con su familia y hasta una tarjeta amarilla por intentar ver lo que la cámara del VAR mostraba. Son casi infinitas las postales que deja el salteño que a fines de enero del 2021 cumplirá 34 años.

El 4 enero del 2020 jugó su primer partido del año enfrentando al Espanyol por la Liga Española; fue empate 2 a 2 y el salteño convirtió un tanto y dio una asistencia de gol. Cinco días más tarde el Barcelona cayó en la semifinal de la Supercopa ante el Atleti por 3 a 2 con Suárez jugando los 90 minutos.

Horas más tarde se decidió que iba a ser operado de una lesión menisco en la rodilla derecha, situación que demandaría cuatro meses de recuperación por lo que el uruguayo se perdería el inicio de las Eliminatorias previsto para fines de marzo. Sin embargo, el coronavirus se expandió a una velocidad notable en todo el mundo y el inicio del camino de Sudamérica rumbo al Mundial de Qatar 2022 fue postergado y el torneo español suspendido en marzo por lo que Suárez no pudo estar en ocho partidos de la liga ni en la breve participación del equipo blaugrana en la Copa del Rey (donde quedó eliminado en Cuartos por el Athletic en febrero); tampoco disputó el encuentro de ida ante Napoli por los Octavos de la Champions League (la revancha se postergó para agosto).

En plena cuarentena en el mes de mayo, el doctor del Barcelona, Ramón Cugat, comentaba la llamativa velocidad con la que se recuperaba Suárez y consideraba que estaría disponible para cuando se reanudase la liga española.

El 13 de junio volvió a jugar oficialmente el Barcelona y Suárez dijo presente en ese partido ante Mallorca por la fecha 28 que marcó el regreso a la actividad. Ante Celta (27 de junio) volvió a convertir marcando doblete en el empate 2 a 2 en Vigo. El 5 de julio marcaría nuevamente para poner el 2 a 1 parcial ante Villarreal (el partido terminaría con triunfo culé por 4-1) y con ese golazo igualó el récord de goles de Ladislao Kubala (194) en el FC Barcelona, llegando al podio histórico de los máximos artilleros del club catalán.

Al partido siguiente superaría a Kubala con su tanto ante el Espanyol por lo que sólo Lionel Messi (con más de 640 goles) y Cesar Rodríguez (con 232) han convertido más goles que Suárez con la camiseta blaugrana.

Pese a sus récords, el rendimiento del uruguayo evidentemente no era el mejor y el contexto colectivo no podía favorecer a ningún centrodelantero. El caos institucional del Barcelona presidido por Josep Maria Bartomeu también se reflejaba en la cancha en el equipo dirigido por ese entonces por Quique Setién (que en enero había sustituido a Ernesto Valverde). Tras perder la liga en julio quedaba apuntar a la Champions League: se superó a Napoli en Octavos pero en Cuartos se chocó contra el imponente juego del Bayern Múnich, que aplastó al Barcelona con un histórico 8 a 2 el 14 de agosto, en lo que sería el último partido de Suárez como futbolista azulgrana.

El uruguayo también marcó en ese encuentro su último gol con la camiseta que siempre soñó defender.

El 19 de agosto, el holandés Ronald Koeman asumió como nuevo entrenador del Barcelona y apenas días después se comunicaba telefónicamente con Luis Suárez para avisarle que no iba a ser tenido en cuenta.

La manera en que fue descartado fue lo que más le dolió al uruguayo que durante la temporada 19/20 había dicho públicamente que no tendría ningún problema en ser suplente si por ejemplo se incorporaba al argentino Lautaro Martínez (futbolista que finalmente no llegó al Barça).

Tras aquella llamada de Koeman, el salteño debía practicar con el plantel hasta que se confirmara la rescisión de su contrato pero en muchos entrenamientos era ordenado a trabajar de forma apartada, incluso sin poder estar en los amistosos de pretemporada.

A pesar del dolor, las declaraciones del delantero fueron siempre elegantes en su despedida, salvo cuando le preguntaron si existía algún reproche y en tono irónico Suárez le consultó al periodista si se refería a reproches hacia él mismo o al presidente Bartomeu.

Suárez dejaba el club tras seis temporadas donde terminó convirtiendo 198 goles y ganando 13 títulos con el equipo. Siempre soñó en jugar y en vivir en Barcelona, por lo que el fin de esa relación provocó las lágrimas en el uruguayo.

En esa despedida Suárez también manifestó: “Quiero demostrar que puedo seguir compitiendo”; su ambición y voracidad características seguían vigentes. La Juventus se interesó y en setiembre el uruguayo viajó a Perugia para dar un examen de italiano, que luego fue denunciado como fraudulento por la policía local.

La Vecchia Signora y el Atlético de Madrid se establecieron rápidamente como los dos principales destinos del atacante, y el 25 de setiembre era presentado como nuevo jugador del equipo dirigido por el Cholo Simeone, firmando por dos temporadas.

Apenas 48 horas más tarde, el domingo 27 de setiembre, Suárez se convertía en el primer jugador del Atlético de Madrid que marca y asiste en su debut con los rojiblancos en La Liga en el siglo XXI y también en el primer futbolista que marca un doblete en su primer partido como Colchonero en este siglo. Y todo lo hizo en los 23 minutos finales del encuentro ante Granada que terminó con goleada 6-1 para el elenco del Cholo Simeone.

Con equipo nuevo y recuperando su mejor forma física, Suárez llegaba al Aeropuerto Internacional de Carrasco en las últimas horas del lunes 5 de octubre para iniciar un nuevo camino rumbo a un nuevo Mundial, el de Qatar 2022. En su arribo a Montevideo, habló sobre las ganas de empezar un nuevo proceso de Eliminatorias.

El salteño anotó ante Chile de penal en el triunfo celeste por 2 a 1 en el Estadio Centenario por la primera fecha de las Eliminatorias y en la segunda jornada marcó dos goles en la derrota por 4-2 ante Ecuador en Quito. De esta manera, alcanzaba los 24 tantos en las Eliminatorias, superando por dos goles a su amigo Lionel Messi y transformándose en el máximo artillero histórico de la competencia. Además, con ese doblete superó al brasileño Ronaldo como el máximo goleador sudamericano en competiciones oficiales (40 goles).

A su regreso a España continuó con sus goles (le marcó a Celta, Betis y Cádiz) y mejoraba su entendimiento futbolístico con sus compañeros, en especial con el portugués Joao Félix.

El 3 de noviembre era insólitamente amonestado en la Champions League: el uruguayo no se aguantó en el partido ante Lokomotiv de Moscú y quiso ver las imágenes que el VAR le mostraba al árbitro del partido.

El viernes 13 de noviembre volvió a jugar con la Selección Uruguaya que obtuvo su primer triunfo ante Colombia en Barranquilla, ganando por 3 a 0 (Suárez marcó el segundo de penal). Sin embargo, la alegría por la victoria fue empañada por el brote de coronavirus dentro de la delegación celeste que afectó al delantero salteño, quien el lunes 16 dio positivo en su prueba PCR y se perdió el partido ante Brasil por la fecha 4 de las Eliminatorias.

A su vez, debió permanecer en cuarentena por varios días, sin poder entrenar ni jugar en el Atleti (se perdió el encuentro donde el Colchonero venció al Barcelona por 1 a 0) y, sobre todo, sin tener la posibilidad de estar cerca de su familia. El 4 de diciembre por fin pudo volver a tener contacto con su esposa e hijos.

El 5 de diciembre volvió a jugar (ante Real Valladolid por la fecha 12 de La Liga) y se notó que debían transcurrir algunos partidos para recuperar su óptimo estado futbolístico. En algún partido manifestó su descontento al ser sustituido (como ante Salzburgo por la Champions League), aspecto que el entrenador Simeone calificó como entendible: “Es normal que cualquier futbolista con la jerarquía que tienen Saúl, Suárez, Koke, Savic o Joao, salgan siempre enojados porque quieren terminar siempre el partido”.

El 19 de diciembre Suárez volvió al gol marcando dos en el triunfo del Atleti ante Elche por el campeonato español, ratificando que el elenco rojiblanco dará pelea por la liga hasta el final del torneo.

Dos días antes de ese doblete, su increíble gol de taco con el Barcelona ante Mallorca el 7 de diciembre del 2019 era finalista en el premio Puskas de la FIFA al mejor gol del año, pero el galardón lo obtuvo el surcoreano Son.

También en diciembre Lionel Messi habló públicamente sobre la salida de Suárez del club catalán y consideró: “Fue una locura lo que hicieron con Luis; se fue gratis y se lo dieron a un equipo que iba a luchar por los mismos objetivos que nosotros”.

Y en el penúltimo día del año, como para darle la razón a su amigo argentino, el uruguayo marcó de cabeza el 1 a 0 del Atlético sobre el Getafe que le permitió al Colchonero ganar por la mínima y terminar el 2020 como único líder del campeonato español dos puntos por encima del Real y a 10 del Barcelona.

En febrero del 2021, el Atleti deberá enfrentar a Chelsea por los Octavos de final de la Champions League y seguirá compitiendo en La Liga y en la Copa del Rey.

Por su parte, Suárez continuará empeñado en demostrar su vigencia, alimentar su voraz hambre de gol y hacer celebrar con cada tanto suyo a los uruguayos o a cualquier amante del fútbol que valore la importancia de un número nueve de raza, como apreciaba Diego Armando Maradona cuando el salteño le anotaba los dos goles a Inglaterra en el Mundial de Brasil 2014.