BARCELONA -- Miralem Pjanic debe explotar, y Lionel Messi, rebelarse. Su noche. Al bosnio se le espera por la sanción de Busquets sin demasiados aspavientos y hasta dudando de que Koeman le entregue una titularidad de la que apenas ha disfrutado desde que comenzó el curso; del argentino se espera lo de siempre: que sea el líder del equipo... En un partido de especial consideración para él atendiendo a que hace apenas dos semanas sufrió la primera expulsión de su carrera como jugador del Barcelona y perdió el primer trofeo de la temporada.
Pjanic se supone que será este domingo titular ante el Athletic Bilbao. Se supone, digamos, porque debería entenderse a estas alturas que ha pasado de ser un fichaje estratégico a un futbolista casi invisible. Mediocentro o interior de gran recorrido, excelente toque y muy buena llegada desde la segunda línea, su impacto en el Barça ha sido, sin embargo, nulo a estas alturas.
El mediocampista bosnio, que cumplirá 31 años en abril, ha tomado parte en 21 de los 29 partidos oficiales disputados hasta hoy por el equipo de Koeman, pero apenas ha sido titular en diez de ellos y solamente completó cinco, sumando 1,042 minutos de los 2,700 jugados, lo que reduce su presencia en el campo a un 38.6 por ciento de los minutos, una estadística muy alejada de lo esperado cuando se presentó su fichaje allá por el mes de agosto.
Es, de todas maneras, en la Liga donde su desempeño se demuestra aún menor: 12 presencias en 19 encuentros, solo tres como titular y uno completo para sumar 390 minutos de 1,710 posibles. Un escualido 22.8 por ciento del total. A partir de ahí las preguntas son obligadas: ¿Cuál es el papel de Pjanic en el Barça? ¿Fue un buen negocio deportivo su intercambio por Arthur?
Pjanic representa un papel curioso en el Camp Nou. Mientras Philippe Coutinho es señalado a diario, el rendimiento de Antoine Griezmann es analizado con lupa día a día y Martin Braithwaite debe cargar con el descomunal peso de ser un sucesor, incierto, de Luis Suarez, el nombre del bosnio apenas es puesto en cuestión y siendo como es un jugador con una excelente carrera a sus espaldas transita entre la invisibilidad como azulgrana.
Que el ex jugador de la Juventus, después de no jugar ni un minuto en los dos últimos encuentros frente a Elche y Rayo Vallecano, no fuera titular este domingo ante el Athletic revelaría y confirmaría todas las sospechas que rodean su figura desde principios de temporada. Infrautilizado y fuera de lugar hasta hoy, el duelo ante los leones debería ser, por fuerza, la hora de la verdad en su carrera azulgrana.
LA REBELIÓN DE MESSI
Para Messi la noche tiene también un sabor especial, aunque por motivos muy diferentes a los de Pjanic. Leo no tiene, obviamente, nada que demostrar a estas alturas de su carrera pero este encuentro ante el Athletic es de especial consideración para él.
Ganador nato, competidor descomunal y líder intransigente, el argentino vivió hace dos semanas en Sevilla decepciones difíciles, en su caso imposibles, de encajar de buen grado. Después de 20 meses sin levantar un titulo como azulgrana, el Barça perdió contra el equipo vasco la oportunidad de volver a disfrutar de un trofeo y, para redondear la decepción vio cómo era expulsado por primera vez en 16 años de carrera con el primer equipo.
En el que será su partido número 40 frente a los leones (de los que venció 26 empató 9 y solo perdió 4), Messi, que les ha marcado 26 goles, tendrá un afán especial. Seguir liderando a su Barça, ganar el partido... Y sacarse esa doble espina de la Supercopa.