El Barcelona jugará su décima semifinal de Copa en las últimas 11 temporadas. Y lo hará después de una noche épica en Granada, donde pasó del derrumbe a una explosión de felicidad para conquistar una remontada en la prórroga. Una remontada que celebró el barcelonismo, casi, como si de un título se tratara. Éste es el presente de un Barça que debe ir conformándose con ganar batallas a la espera de volver a conquistar la gloria de ganar una guerra. Poco a poco....
Es la Copa de la vida para el Barça. Convertida LaLiga en una utopía a la vista de la clasificación, con el Atlético disparado diez puntos en la cima de la clasificación, y siendo la Champions una misión imposible, incluso para el propio Koeman que entiende difícilismo pelear por el trofeo mientras espera la eliminatoria contra el PSG, ganar la Copa del Rey no es poca cosa. Y con victorias como la de Granada, la felicidad no debe ser un fruto prohibido.
Fue la noche de Griezmann, autor de dos goles y dos asistencias, jugador incansable y que nunca, en ningún instante, bajo los brazos, convertido en el mejor escudero de Messi en una noche muy especial. La noche en que el Barça demostró que el futbol va acompañado de la fe innegociable. Fue su noche.
Pero más allá de Griezmann se debería hacer mención a que el Barça sentenció en el minuto 113 una eliminatoria que debió acabarse mucho antes. Remató hasta 31 veces a la portería del Granada, 20 entre los palos, en los que estrelló hasta tres disparos además de estrellarse ante un portero, Aaron, majestuoso, salvador de su equipo cuando más lo necesitaba.
"Ganar la Liga, la Champions y la Copa... No lo creo que podamos. Hay que ser realistas" reveló, sincero, Ronald Koeman al acabar el partido, aunque sentenció que sus jugadores le habían demostrado "la ambición que se necesita. Estoy muy orgulloso del carácter del equipo. Esto refleja que estamos en el camino que queremos".
Las palabras del entrenador azulgrana dejaron patente el ánimo que tuvo sin desfallecer su equipo y devuelven al plano que el Barça, en crecimiento, aún tiene muchas cosas que decir esta temporada. A pesar de todo.
A pesar de su falta de acierto ante la portería rival... Aunque marcase cinco goles en poco más de media hora porque antes, durante los primeros 88 minutos se estrelló ante la fatalidad. Y a pesar, también de que, más allá de la suerte, se pareció condenado por un Umtiti que redondeó una noche de pesadilla, fallando en el primer gol y quedando retratado en el segundo gol del Granada.
Los errores de Umtiti fueron la cruz que, sin embargo, no puede ocultar la cara que protagonizó el Barça global. Jugó de sobras para no verse condenado a tal sufrimiento y cuando rozaba el desastre resucitó con grandeza. Puede, quien sabe, que esta noche de Granada sea un punto de inflexión en la temporada azulgrana.