BARCELONA -- El Barcelona de la temporada 2021-22 empezará a tomar forma a partir de la reunión que deben mantener esta semana Joan Laporta y Ronald Koeman.
Después de la primera toma de contacto entre el nuevo presidente y el entrenador holandés durante el viaje a París, Koeman anunció el sábado su intención de reunirse con el dirigente aprovechando el parón de la Liga para empezar a planificar el futuro deportivo de su plantilla y en este encuentro, reconocieron fuentes de la entidad a ESPN Deportes, comenzará a despejarse el futuro de varios futbolistas azulgrana.
La nueva directiva empieza a conocer la realidad financiera del club después del traspaso de poderes en que la gestora le trasladó toda clase de documentación en la que se confirmó la delicada situación económica y la dificultad existente a la hora de reforzar la plantilla del primer equipo, un escenario no desconocido a grandes rasgos por el técnico y que motiva que la intención de acudir al mercado de fichajes esté condicionada ineludiblemente por una rebaja de la masa salarial del primer equipo que debe pasar por la salida de varios jugadores.
"La masa salarial se acerca al 90 por ciento del presupuesto del club, la UEFA recomienda reducirla por debajo del 70 y lo ideal sería que fuese del 50 por ciento", anunció públicamente Carles Tusquets, ya expresidente de la Junta Gestora, en un claro aviso de las dificultades a las que se enfrentará la nueva dirección azulgrana para llevar a cabo sus propósitos. Y que de entrada obligará a negociar las bajas que pueda considerar, y aceptar, Koeman.
El Barça necesita tanto dinero por traspasos como ahorro en salarios y los nombres de Coutinho, Umtiti, Neto, Junior Firpo, Braithwaite y Pjanic están en el escenario de manera indiscutible... A pesar de que el fichaje de algunos de ellos no están amortizados. La máxima de 'Dejen salir antes de entrar' es más evidente que nunca y si los casos de Neto o Junior Firpo, dispuestos a negociar un traspaso, se entiende menos problemática no ocurre así con Coutinho, Umtiti y Pjanic. Con los dos últimos principalmente.
Con un coste de fichaje de 145 millones en enero de 2018, todavía casi 60 por amortizar y más 40 de salario (bruto) por las dos temporadas que le restan de contrato, el caso de Coutinho, hoy lesionado, no provoca duda entre los dirigentes.
Como ocurriera en 2003 con Riquelme, el brasileño no se ha adaptado al Barcelona y se entiende trascendente encontrarle una salida, considerándose que tiene mercado en la Premier ajustando al máximo los números, arriesgándose a una pérdida contable mínima si pudiera ser traspasado por menos de esos 60 millones con el evidente ahorro que significaría por su salario.
Samuel Umtiti sí está totalmente amortizado en cuanto al fichaje (se pagaron 25 millones de euros por él al Olympique de Lyon en el verano de 2016) pero el principal problema lo representa su alta ficha, por encima de 15 millones de euros anuales, y las dos temporadas que le restan de contrato. Ahorrar esos 30 millones totales de salario se estima trascendental, con lo que un traspaso a bajo coste es el escenario ideal... Siempre que el jugador diera su visto bueno con un club que le mantuviera, o acercase, a los emolumentos que tiene en el Barcelona.
Menos sencillo es encontrar salida para Martin Braithwaite, bajo contrato hasta 2024, con una amortización pendiente cuando acabe esta temporada de unos 10 millones de euros y tan poco favorable a aceptar su marcha como difícil de colocar en un traspaso que no moticase pérdidas contables.
PJANIC... Y GRIEZMANN
Tanto o más difícil es el caso de Miralem Pjanic, que sin entrar en los planes del entrenador tiene aún tres temporadas de contrato, 45 millones de euros por amortizar y un traspaso poco menos que imposible de consensuar. La salida del mediocampista bosnio podría facilitarse a través de una cesión a imagen y semejanza de lo que ocurrió con Coutinho el pasado curso, haciéndose cargo el club de destino de un salario cercano a los 9 millones de euros.
Y no menos simple es la situación de Antoine Griezmann, quien no se plantea una salida, cuya figura es tan reconocida y puesta en duda a partes iguales en el club y cuyo futuro se aventura será motivo de debate hasta final de temporada. Por el ex jugador del Atlético quedarán unos 70 millones de euros de amortización de fichaje, pero si esa no sería una cifra inalcanzable para algunos clubs que le quisieran, sumar los casi 30 que cuesta en salario bruto anualmente convierten la operación en utópica. O casi.
RENOVACIÓN O VENTA
Siendo como es Lionel Messi la piedra filosofal del proyecto, confiando Laporta en arrancar su visto bueno para la renovación al ser junto a Òscar Mingueza (con quien se negocia) el único jugador de la primera plantilla que acaba contrato esta temporada, le parcela deportiva deberá entrar a valorar el futuro de los tres jugadores que lo finalizan en 2022. Los tres, (Sergi Roberto, Ousmane Dembélé e Ilaix Moriba) en principio, entran en los planes del club (el último es indiscutible) pero mientras con Sergi Roberto se confía en un pacto sin muchos contratiempos, con Dembélé la situación no está, para nada, clara.
Disfrutando de su mejor momento desde que llegó al Barça, la relación entre Dembélé y el club no ha sido idílica durante los últimos años y Laporta debe hacer frente a una renovación en la que el tema económico tendrá un peso trascendental. Con un salario que ronda los 20 millones de euros, el club considera necesaria una rebaja que no sabe hasta qué punto aceptará el jugador, por lo que de no llegar a una entente no se cerraría la puerta a un traspaso, más teniendo en cuenta que por su juventud y calidad Dembélé podría significar una buena inyección económica, a pesar del riesgo que significa dejarle marchar.
FICHAJES EN ESPERA
Con todos esos condicionantes que tiene sobre la mesa la directiva de Laporta y son tenidos en cuenta por Koeman, los fichajes que pueda llevar a cabo el Barcelona estarían, de entrada, en compás de espera. Eric García, Memphis Depay, Georginio Wijnaldum, Emerson y Erling Haaland son los nombres que hay, con mayor o menor importancia, sobre la mesa y con quienes hay que tomar una decisión. Haaland, no es un secreto, es el nombre más codiciado y de mayor dificultad para llevar a cabo. Su llegada significaría una inversión superior a los 120 millones de euros (sin contar salario) y concretarlo debería tener la contrapartida ineludible de vaciar taquillas en el vestuario, además de la difícilisima gestión.
Con todo, y siendo el objetivo número uno de la lista, entendiéndose la necesidad de incorporar a un delantero con gol el Barcelona trabaja con otras opciones, como es el caso del sueco Aleksander Isak, de la Real Sociedad, cuyo fichaje no se aventuraría tampoco sencillo, o el veterano Sergio Agüero, quien acabando contrato con el Manchester City ya fue ofrecido a Laporta durante las elecciones pero no disfruta de unanimidad en el Camp Nou.
Depay y Wijnaldum, que llegarían con la carta de libertad, cuentan con el favor expreso de Ronald Koeman pero mientras se sostiene factible el del delantero del Olympique de Lyon no existe, en absoluto, tanta seguridad con el mediocampista del Liverpool. Desde el Barcelona se negó el domingo una información que apuntaba a un acuerdo entre el club y el representante del jugador y en el Camp Nou su fichaje despierta bastantes reservas entendiendo que cortaría el crecimiento de los jóvenes de la cantera, más allá de Ilaix Moriba.
Con Emerson la situación no está tan definida. El Barça, que lo compró a medias con el Betis en 2019 por 12 millones de euros, tiene la opción de hacerse con la totalidad de sus derechos por 6 millones al acabar esta temporada pero no ha decidido si esa compra sería para incorporar al lateral brasileño a la plantilla o para un posterior traspaso por una cifra superior, conociéndose el interés que despierta en el fútbol italiano.
En cuanto a Eric García, habiéndose dado por hecho un acuerdo para su fichaje sin coste al acabar esta temporada desde el Manchester City, el Barça mantiene un silencio absoluto a pesar de que esta misma semana se especuló con un alejamiento de las posturas con sus representantes