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Leipzig, del silencio de sus calles al estruendo de Maxi Rodríguez

LEIPZIG (Enviado especial) -- Viajar de Berlín a Leipzig implica dejar la capital de Alemania, con una población de más de tres millones y medio de personas, para pasar a la ciudad más importante de Sajonia, de 600 mil habitantes, que siente orgullo por evitar el ruido en sus calles.

Por supuesto que el plan basado en la desarrollada red de tranvías y colectivos, darle más espacio a los peatones y a las ciclovías, angostar las calles y bajar el límite de velocidad en el centro de 50 a 30 kilómetros por hora para desalentar el uso de los vehículos, puede verse alterado con la llegada de la Eurocopa 2024.

De hecho, el primer partido será Portugal-República Checa y las zonas de la peatonal Grimmaische Strabe y Augustusplatz ya se vieron revolucionadas hasta altas horas de la noche previa al debut de Cristiano Ronaldo en su sexta Eurocopa.

El gol de Maxi que todavía lamenta todo México

El Mundial 2006 fue otro de los momentos en los que Leipzig perdió su habitual calma por unos días. Corea del Sur dio el golpe en el Red Bull Arena al empatar 1-1 frente a Francia y la patada de bronca de Zinedine Zidane a la puerta del vestuario quedó marcada para la posteridad. Aunque sin lugar a dudas, uno de los estruendos más grandes en Leipzig lo provocó Maxi Rodríguez, con un zapatazo inolvidable que se transformó en uno de los goles más gritados de la Selección Argentina en los últimos 25 años.

La Albiceleste, líder de su grupo, había viajado de Frankfurt a Leipzig para medirse ante el México de Ricardo La Volpe en los octavos de final. 24 de junio de 2006, un día especial para el plantel de José Pekerman. Lionel Messi cumplía 19 años y Juan Román Riquelme, 28. A los 6 minutos, llegó un tiro libre de Pavel Pardo desde la derecha, Mario Méndez peinó la pelota y apareció un solitario Rafa Márquez por el 2° palo para abrir el marcador. La respuesta no tardó en llegar: cuatro minutos después, Riquelme ejecutó un córner desde la derecha y Hernán Crespo anticipó a Jared Borgetti en el 1° palo para el 1-1. Sin cambios en el marcador, el partido se fue al suplementario.

El instante cumbre se dio a los 98’: cambio de frente perfecto de Juan Pablo Sorín de izquierda a derecha, control soñado de Maxi Rodríguez con el pecho y zurdazo memorable de volea para hacer inútil la estirada de Oswaldo Sánchez.

Hace unos años, La Volpe recordó la jugada en diálogo con ESPN: “Le reclamé a mi lateral (Pineda) porque no apretó en un recorrido de 30 metros de la pelota”. “Le pegó de zurda, ni sabía dónde estaba parado. No iba a pensar que iba a hacer un gol desde ahí…”, amplió el Bigotón en otra entrevista. El propio Maxi contó que una noche en Rosario, el temperamental entrenador coincidió con su madre en una parrilla, se acercó a la mesa y le dijo en tono jocoso: “Usted no tiene nada que ver, pero su hijo es un hijo de…”.

“Me sigue doliendo. Se los juro que de repente cuando sueñas te trasladas al tiempo y me despierto a veces llorando porque recuerdo esa imagen”, describió el arquero Sánchez.

“Fue el gol más importante que hice”, dijo Maxi en su momento. Ocho años después, metió su penal y a la Selección en la final de Brasil 2014 en otro de los goles más gritados de los últimos tiempos. "Nos pegaron un baile…", reconoció Lionel Scaloni sobre aquel partido ante México que significó su única participación como futbolista en una Copa del Mundo. Volvió como DT a Qatar y la historia ya es conocida.

¿El “Siuuu” retumbará en Leipzig?

Cruzó el túnel solo, con una caminata serena rumbo al campo, consciente de que todos lo miraban. Periodistas, camarógrafos y fotógrafos solo lo apuntaban a él: Cristiano Ronaldo.

Toques de balón y sonrisas con su inseparable compañero y amigo Pepe, elongación, algún que otro jueguito y no mucho más durante los 15 minutos de entrenamiento abiertos para la prensa.

La hora de la verdad llega este martes 18 de junio. CR7 comienza su sexta participación en el certamen más importante de Selecciones del Viejo Continente. El “Hombre Euro” llegó dispuesto a pulverizar sus propios récords. Sus hinchas coparon las calles para acompañar al equipo de Roberto Martínez. Y el silencio de Leipzig corre serio riesgo.