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Otra promesa incumplida

ESPN

No quiero ser alarmista, pero se le están acabando las oportunidades a Bélgica.

Y no se asusten, no acaban de darle click a un texto donde me dedicaré a lamentarme de amores pasados, ni mucho menos. El contenido de estas columnas se quedará única y exclusivamente en el terreno deportivo. Con algún breve desvío hacia algunos otros asuntos, por supuesto, pero la embarcación partió con rumbo al deporte y en esa dirección vamos a permanecer.

Ya habiendo aclarado que no se viene una lista de malas experiencias ni reclamos a gente que se ha ido, continuemos. Estamos ya en ese punto de la Euro 2020, donde la lista de equipos eliminados, es considerablemente mayor a la de aquellos que siguen con vida. Una lista que por supuesto incluye a varios que sabíamos tendrían estancias cortas, y otros que ya están en casa, pese a que se les esperaba mucho tiempo después y por supuesto trayendo algún recuerdito metálico de regreso.

Este viernes se acabó el camino de Bélgica. Que Francia se fue antes, dirán algunos…es cierto. Que el campeón del mundo llegaba como el gran obligado, claro que sí, no hay duda. Pero si bien es cierto que los de Deschamps se fueron con las manos vacías, los libros de historia dicen que en 2018 llevaron de vuelta a París la Copa del Mundo. Esta generación que en esta ocasión en particular quedó corta, hace dos años logró la gloria. Eso no lo pueden decir los belgas.

Dos Copas del Mundo y con esta dos Euros después, seguimos esperando que finalmente lo logre la famosa “gran generación”. Que ojo, esas comillas son para citar lo que dice la gente, de ninguna manera fueron colocadas ahí con la intención de ser irónico, estoy convencido que es un muy buen equipo. Cada fin de semana la mayoría de estos jugadores se encarga de demostrarle al mundo en sus diferentes clubes y por eso, justo por eso, la expectativa de que al final de un torneo internacional, serán ellos los que levanten la copa, pero todavía nada.

Después de un 2014 donde todavía se podía utilizar la carta del “son muy jóvenes”, los años pasan y las ventanas se van cerrando. El paso de los años merma en lo físico es cierto, pero va trayendo también el peso de la presión acumulada. Ya no se llega a una nueva competición solo con la expectativa del presente, se añade a la mochila el tonelaje que ya se acumuló de los fracasos anteriores, y debo decirles, que cada nueva caída, pesa considerablemente más la que le antecedió.

No quiero ser alarmista, pero se le están acabando las oportunidades a Bélgica. No quiero ser dramático pero se asoma seriamente la posibilidad de que como tantos otros equipos, se les ponga una etiqueta que dura mucho tiempo de contendientes, y nunca terminan canjeándola por una gigante, que diga “campeones”. Se queda como eso, como una promesa que no terminó por cumplirse. Por una ilusión que se transformó en una frustración. El reloj sigue corriendo.