El Sevilla ha sido un verdadero milagro deportivo. Del caos con Jorge Sampaoli, a una metamorfosis triunfadora con José Luis Mendilíbar para conseguir su séptima Europa League
MÉXICO -- Dos meses y medio atrás nadie hubiera imaginado que este 31 de mayo el Sevilla estaría levantando su séptimo trofeo de la UEFA Europa League, con boleto amarrado para Champions, y hace rato salvado del descenso. Ha sido un verdadero milagro deportivo. Del caos con Jorge Sampaoli, a una metamorfosis triunfadora con José Luis Mendilíbar.
En el camino dejaron a verdaderas potencias mundiales como el Manchester United y la Juventus, y en la final le propinaron su primera derrota en una final europea a José Mourinho, que iba de cinco-cinco en su trayectoria. El Sevilla puede tambalear en el torneo local, pero en la Europa League se siente en su elemento.
Esta historia no se entendería sin la llegada de Mendilíbar, entrenador de perfil bajo, que había sufrido un descenso y un despido en sus dos más recientes trabajos con Alavés y Eibar. Asumió el cargo con la encomienda de salvar la categoría en los doce juegos que quedaban en la Liga, y lo que saliera en la UEFA Europa League. Objetivos superados con calificación sobresaliente.
En la víspera al partido contra la Juventus, Mendilíbar dejó una frase que me encantó: “En el futbol, y en otras profesiones, parece que tienes que hacer álgebra para demostrar que eres algo. Pero, sin hacer álgebra se pueden hacer también las cosas”. El concepto define buena parte de su trabajo.
Mendilíbar simplificó el discurso, a Sampaoli no le entendían. Todavía recuerdo aquel juego en Camp Nou ante el Barça en que Ocampos entró de cambio, con el segundo tiempo en juego, y le dio una hoja de papel tamaño carta a Joan Jordán con las indicaciones que pedía el entrenador. ¿Cuándo se vio algo semejante? La cara de confusión de Jordán lo decía todo. El vasco puso a cada uno en su lugar y armonizó el vestidor, que era un polvorín. Soluciones simples, sin álgebra, de impacto inmediato.
Gestionó la plantilla de tal forma que llegó en su punto más alto contra la Roma. Su fondo de armario fue decisivo contra la Juventus y también en la final. Suso y Erik Lamela le cambiaron el rostro al equipo en los segundos tiempos. Mourinho tuvo como revulsivos a Wijnaldum y Belotti que pesaron mucho menos que Dybala y Abraham. Ganó el mejor equipo.
Los intangibles siempre marcan diferencia en finales. Así como el Real Madrid entra “en modo Champions”, el Sevilla en la Europa League se transforma y entrega su mejor versión. El romance sigue, y ha renovado sus votos por séptima vez en la historia.