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Henry López, el mundialista que rompe el silencio y cuenta la historia de su repentino adiós

Henry López. Facebook Henry López

GUATEMALA -- Ha pasado un año y cuatro meses desde que Henry David López pisó por última vez la cancha. Se fue sin decir adiós, sin contar por qué. Y han pasado nueve años desde aquella noche en el estadio Nacional Mateo Flores (hoy, Doroteo Guamuch Flores), que se convirtió en un manicomio luego de su gol. Desde ese día, es conocido como 'El Gol Dorado', el hacedor del tanto con el que Guatemala se clasificó por primera vez en la historia a una Copa del Mundo.

¿Qué lo hizo alejarse del fútbol profesional? ¿Ha colgado los botines de forma definitiva? El delantero que llegó a los 8 años a Municipal, que jugó 9 partidos con Selección Mayor, que fue un trotamundos; el niño que soñó, que triunfó, el que tomó una sorpresiva decisión, simplemente Henry López concede una entrevista exclusiva a ESPN para contar su historia.

“Hoy más que nunca soy una persona normal. Me levantó temprano para ir a trabajar, regresó a casa para estar con mi esposa. Estoy aprendiendo a vivir la vida desde un punto de vista diferente. Afuera de esa hermosa burbuja del fútbol tengo lo suficiente para ser feliz”.

Reside en Virginia, Estados Unidos, tiene 27 años. Se casó, montó una academia de fútbol llamada HL92, sus iniciales y el número que utilizó en la mayoría de camisolas que vistió. “Comparto con chicos de 4 hasta 18 años de edad. Trato de compartirles mis vivencias y siempre quiero que entiendan que el fútbol es maravilloso dentro y fuera de la cancha”.

¿Por qué te alejaste del fútbol de forma repentina?

“Fue un trámite legal, tenía que mantener un estatus en Estados Unidos para no perder mi residencia americana. Llevaba cuatro años afuera y el permiso que tenía para vivir afuera del país expiró, no quería tener problemas y así comenzó todo”.

“Yo no quería dejar de jugar al fútbol, no era algo que tenía planificado a esta edad, pero las lesiones, las malas experiencias y no obtener lo que buscaba en los últimos dos años, hizo más fácil tomar la decisión. Tenía opciones para seguir jugando acá (en Estados Unidos), pero las negociaciones se cayeron, no se concretó nada y es cuando decido darle un giro a mi vida”.

“El fútbol es algo que yo amo y que me ha dado de comer toda la vida, pero cuando maduras tienes que ver lo que de verdad te va a funcionar y en ese momento yo pensé que quedarme esperando al fútbol no era la mejor opción. No sé si en algunos años me vaya a arrepentir. Estoy feliz, pero siempre voy a extrañar el aliento de la gente”

No encontraste en Guatemala la motivación para volver. ¿Te cansaste de algo?

“Posiblemente sí. Creo que el trato -a los futbolistas- no es muchas veces el ideal y que quede claro que no hablo solo de lo económico. Es feo escuchar en el vestuario que amenazan con no pagarte una cuota si no se da el resultado. Muchas veces te colocan contra la espada y la pared y no sabes si quedarte o irte. Ojo, nosotros mismos como jugadores tenemos que saber que tenemos que hacer las cosas diferentes si queremos algo diferente, pero las condiciones no son las mejores”.

“Eso sí, nunca me faltó motivación para jugar al fútbol porque esa la tuve siempre. Desde los 16 años tenía la maleta lista, viajé a los países que tenía que viajar, a veces sin conocer a la gente que me iba a recibir, sin saber lo que me iba a esperar, sin conocer el idioma o la cultura”.

¿Es un retiro definitivo?

“No sé. A medida que pasan los días se hace más complicado. Sabemos que el fútbol hoy es muy físico y ya ha pasado un año y meses desde que me vine. No he dejado de jugar fútbol, pero ya no profesional. A principios de este año tuve una opción, pero no era algo que me convenía a mí y ni a mi familia”.

“Yo siempre voy a tener las puertas abiertas para el fútbol, pero ahora tengo que ser maduro y reconocer que hoy no juego al fútbol profesional. No sé si esto sea un retiro definitivo. Tengo que confesar que antes de venirme para acá yo llegué a sentir que no era feliz haciendo lo que hacía y yo siempre dije que el día que no fuera feliz jugando al fútbol tenía que repensar lo que estaba haciendo”.

¿Qué momentos guardas?

“Empecé a jugar fútbol a los ocho años en el equipo de mis amores, al que le iban mis papás y mis tíos. Jugar en Municipal siempre fue vivir un sueño. Entrenar y estudiar fue difícil. Hacer tareas de noche, ir a la librería de mi colonia (en la zona 18) para que me prestaran internet. Salir del país a los 16 años, jugar en el histórico New York Cosmos, la experiencia en Brasil”.

“En selección el proceso Sub-17 con Antonio García -el técnico-, estuvimos a dos goles de ir al Mundial, luego haber estado en el momento más importante del fútbol de Guatemala, estar en el Mundial y después debutar con selección mayor, ir a una Copa Oro, hacer dupla con Carlos Ruiz”.

¿Qué le dices a la afición que te recuerda siempre?

“Primero gracias por leer mi historia. A los niños, a los jóvenes y todos decirles que cuando uno confía en Dios nada es imposible. Yo soy un chico que salí de Las Ilusiones, una colonia de la zona 18, en donde nadie daba nada por una persona”.

“Quiero decirles a todos que se atrevan a soñar, que sepan que el Mundial esta ahí, no es imposible. Hay que creérsela. Cuando la vida te da adversidades es porque te está preparando. Quiero decirles que nunca desistan de sus sueños, que nunca dejen de confiar en Dios”.

“También quiero aprovechar para agradecer a mi papá, a mi mamá y a mis hermanas por el apoyo incondicional que siempre me han brindado”.