<
>

Dennis Soto, el salto de Segunda División a Liga Nacional por el que siempre luchó

En diciembre del año pasado pensó retirarse, pero su esposa lo motivó a seguir. Ahora jugará con Iztapa

IZTAPA -- En 2014 el defensor guatemalteco Dennis Yoel Soto había hecho todo para ganarse la confianza del técnico argentino Horacio Raúl Cordero. Era su año, tenía 21 y todo apuntaba a que pronto iba a debutar en la Liga Nacional con Universidad de San Carlos de Guatemala.

En un equipo con defensores de la talla de Pablo Rodríguez, Henry Medina, Alex González y Héctor Moreira, el canterano universitario tenía un espacio ganado. Sin embargo, todo cambió cuando, en un partido sub-20 ante Petapa, sufrió una lesión de quinto metatarsiano.

No es fácil para un canterano lesionarse. En ‘la U’ no hubo el seguimiento, ni el cuidado necesario. Así, después de estar muy cerca del debut, Dennis tuvo que buscar un nuevo equipo para seguir jugando al fútbol.

Achuapa, Chimaltenango FC, Ayutla, Catocha, Fraijanes, Zacapa y Capitalinos (Segunda División); Carchá, Mictlán (Primera). Su talento y su liderazgo le permitieron darse a conocer en el fútbol de ascenso. No le faltó trabajo, pero no es fácil jugar en esas ligas.

“Si me pongo a pensar en las veces que quise tirar la toalla, fueron varias. Lo económico me decía que ya no siguiera. No veía un camino concreto. Luego, con lo de la pandemia, se puso peor el tema. El estar en Segunda genera eso. El torneo es demasiado corto, no hay garantía para tener la solvencia económica”.

No es fácil jugar en Segunda División. “Muchas veces hay atrasos en los pagos. Pueden ir tres o cuatro jornadas y te echan. Antes de ser jugador, eres cabeza de familia y a veces se juega con eso. Es muy difícil ese tema, pero creo que es a nivel general en nuestro fútbol. En lo futbolístico, la Liga es peleada, tienes que meter, tienes que correr, es muy competitiva y eso hace que en los clubes se viva demasiada presión”.

Cuando ya no puedes más

Y Dennis, de una familia humilde, siempre ha tenido que ver por él y los suyos. La vida le pavimentó un camino de lucha constante, de cuestionarse muchas veces: ¿valdrá la pena seguir en el fútbol?

“Unos meses antes de iniciar la temporada con Capitalinos yo digo, ¡Ya no más! Ahora tengo un hogar, viene mi bebé en camino y tengo que darles un futuro mejor, tengo que darles estabilidad”. Justo en ese momento de incertidumbre aparece un soporte fundamental para continuar. “Mi compañera de vida, mi esposa, me dice que ella comparte mi sueño, que eso nos hace feliz. Me anima a que siga, que acepte la propuesta de Capitalinos y ahora me doy cuenta y le doy gracias a Dios por darle a ella las palabras necesarias para alentarme”.

Hace unos días, mientras preparaba la cena, recibió una llamada inesperada. Era el argentino Ramiro Cepeda, técnico de Iztapa. “Me habla sobre la oportunidad y me pregunta sobre mi situación con el equipo. Queda de llamarme en unos días para confirmarme”.

“Pasaron dos semanas, pensé que ya no se iba a dar, pero justo después de un partido con Capitalinos veo las llamadas perdidas, le habló y me dice que todo está arreglado, que los directivos aprueban mi llegada. Es un conjunto de emociones muy grande, no me lo esperaba, no pensé que se fuera a dar, a veces lo veía muy lejos. Trabajaba mucho por superarme, estaba muy contento en Capitalinos, se me había dado la oportunidad de ser capitán y aparece esto. No lo dudé, Iztapa es un gran equipo”.

Un joven agradecido

Ya con un par de entrenos encima, acoplado al grupo donde ha encontrado a excompañeros de la USAC, como Carlos Kamiani, Julián Priego, Pedro Samayoa y Néstor Grajeda; Dennis Soto se enfoca en el presenta y desea hacer un buen papel para mantenerse por mucho tiempo en Liga Nacional.

“Hay un grupo unido, de buenas personas. Voy a pelear, a luchar, a no dejarme caer, no es momento de bajar la guardia, quiero ganarme un puesto en el equipo y soñar con ser titular. No esperaba estar en Liga Nacional y ahora lo estoy, me queda claro que los sueños se cumplen y se cumplen si uno trabaja para conseguirlos”.

Y lo hace sin olvidar a su familia, a su esposa, al hijo que viene en camino y a las personas que lo apoyaron en los momentos más difíciles. “A mis hermanos, a mi papá, a mi mamá. Cuando había crisis siempre estaban ellos. Mi mamá nunca dudo en quitarse el pan de la boca para que nosotros siguiéramos nuestros sueños. Ahora también puedo mencionar a la familia de mi esposa”.

“También quisiera recordar a mis compañeros, y padres de ellos cuando estaba empezando en las fueras básicas de ‘la U’. A veces solo con darme ‘jalón’ ya me apoyaban mucho. Tengo muy presente a don Paco Barbales, siempre había un espacio en su carro para mí. A mí primer técnico Erick Sancé, a Mario Tzic, a Luis Bolaños, a Edwin Grant. Estudié en zona 1 y él no me permitía irme a un entreno sin antes almorzar. Dios ha puesto gente maravillosa en mi vida. La lista es muy larga, no terminaría la entrevista si los mencionó a todos, solo puedo decir que Dios los bendiga”.