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Erling Haaland y Darwin Núñez podrían impulsar el resurgir del delantero centro en la Premier

El uruguayo Darwin Núñez, nuevo fichaje del Liverpool, es uno de los mejores goleadores del planeta. Pedro Fiaza/NurPhoto via Getty Images

Los artilleros no importan. De hecho, hasta te podría ir mejor sin ellos. Esa, al menos, parecía ser una de las lecciones que nos dejó el reciente dominio ejercido por Manchester City y Liverpool en la Premier League.

Sin embargo, existen múltiples diferencias entre las formas en las que los dos mejores equipos de Inglaterra (y quizás del mundo) llegaron a dominar la cancha. El Liverpool nunca deja de correr. El City se consolidó corriendo menos. El Liverpool convirtió a sus laterales en volantes ofensivos; todos los jugadores del City son volantes ofensivos. El Liverpool te saca del campo como si fuera un pertinaz aguacero; el City te deshace sistemáticamente, a un nivel casi molecular.

Sin embargo, lo que tienen en común los planteles de Pep Guardiola y Jurgen Klopp es algo que no tienen: un delantero centro. El Manchester City marcó 99 goles y el Liverpool convirtió 94 (respectivamente, el sexto y noveno mejores registros en la historia de la liga) sin la presencia de un jugador que ocupe rol que históricamente aportó la mayoría de dichos tantos. Considerando lo dominantes que fueron ambos equipos, que son posiblemente las dos mejores plantillas de todos los tiempos en la Premier League, resulta muy difícil argumentar que superaron su carencia de un determinado perfil clásico de jugador. Más bien fue lo contrario: Manchester City y Liverpool tuvieron tanta calidad porque no jugaron con delanteros centros.

Entonces, la temporada terminó y ambos clubes invirtieron casi de inmediato una cifra superior a $140 millones para fichar un par de centros delanteros espigados y poderosos, como lo son el noruego Erling Haaland (proveniente del Borussia Dortmund) y el uruguayo Darwin Nunez (Benfica) ¿Qué pasa, entonces? Si bien es cierto que ambos clubes estuvieron a la vanguardia de una tendencia táctica, de todos modos comienzan a prepararse para la próxima.

La muerte del delantero centro

Primero, una breve historia del fútbol moderno. A finales de la década de 1990 y principios del 2000, existían los jugadores centrales, jugadores que iban por la banda derecha y jugadores por la banda izquierda. Yendo más allá, podías dividir a los centrales en centrales izquierdos y centrales derechos. Sin embargo, sea cual sea la división de los centrales, el personal se distribuía uniformemente por el campo en estas tres o cuatro zonas.

Dentro de este ambiente táctico, los partidos frecuentemente se decidían por quienes podían controlar el medio. Más específicamente, quién podía controlar el área denominada por los entrenadores como "Zona 14" o el rectángulo del espacio ubicado encima del área. Varios estudios determinaron que la cantidad de pases desde y hacia la Zona 14 tenían alta correlación con la victoria en los partidos. En 1998, la figura de la selección de Francia Zinedine Zidane ganó el Balón de Oro por sus hazañas en el borde del área. Un año después Rivaldo, un ‘10’ brasileño que rompía equipos desde la Zona 14, se alzó con dicho galardón.

La reacción eventual a esto, desde una perspectiva defensiva, fue colmar la Zona 14 con un mediocampista extra. En los años cercanos al 2015, técnicos de la talla de Rafa Benítez y Jose Mourinho sacrificaron un atacante para lograrlo, aunque eso poco importó. A medida que los rivales llevaban más cuerpos hacia adelante, frustrados, sus equipos podían aprovechar todo ese espacio recién despejado a la zaga mediante el contraataque, solo utilizando dos o tres jugadores de ataque.

Guardiola y Klopp (junto con otros técnicos) aportaron la solución a esto, de distintas formas. Ambos entrenadores han enfatizado públicamente los "espacios intermedios"; o sea, las zonas ubicadas entre la banda y el centro del campo, una especie de área de incertidumbre entre los centrales y laterales del rival. Vimos cómo las figuras que definieron esta era dominaban desde dichas áreas: Tanto Lionel Messi como Cristiano Ronaldo anotaron más goles que nunca, a pesar de iniciar sus movimientos desde posiciones más inclinadas hacia las bandas. Los mejores jugadores del mundo se convirtieron en extremos porque era muy difícil repercutir constantemente en los partidos desde el abarrotado centro del tercio final.

Eventualmente, tanto Klopp como Guardiola eliminaron sus delanteros centro por completo, prefiriendo opciones más dinámicas que pudieran ayudar en el armado de jugadas, atacar la portería desde zonas impredecibles y tentar a los defensores por fuera de la Zona 14. La evolución parecía llegar a su punto culminante en la temporada recién concluida, en la que un City y un Liverpool sin delanteros dominaron la Premier League a un nivel que raya en lo absurdo.

Sin embargo, no sólo fueron esos dos clubes.

En el torneo pasado de Premier League, dos jugadores compartieron la Bota de Oro: los delanteros Mohamed Salah (Liverpool) y Son Heung-min (Tottenham Hotspur) con 23 tantos para cada uno. Sólo tienen una cosa en común: no son delanteros centros.

Así Salah tomó sus toques en la Premier League:

Y estos fueron los toques de Son:

Hablamos de dos extremos que suman muchísimos remates desde dentro del área incursionando con su pierna fuerte; o piernas fuertes, en el caso de Son. En cuanto a goles sin contar penales, Son tiene 23 tantos y Salah 18. El tercer goleador de la Premier fue Sadio Mane (16 goles), un extremo izquierdo convertido en "delantero centro" durante la segunda mitad de la temporada, pero que realmente se puso a deambular por donde quiso:

Posteriormente, tenemos cuatro jugadores empatados con 15 goles cada uno: el belga del Manchester City Kevin de Bruyne (un mediocampista que hizo trabajo extra como falso ‘9’); Diogo Jota del Liverpool (un atacante diminuto, que le encanta presionar y con flexibilidad que jugó por toda la línea de ataque); la figura del Leicester Jamie Vardy y a Cristiano con el United. Aunque estos dos últimos son dos delanteros centros más tradicionales (tienen 35 y 37 años, respectivamente) y si bien ambos anotaron prolíficamente este año, ninguno ayudó a su equipo a siquiera acercarse a las expectativas de la pretemporada.

Después tenemos a la estrella del Tottenham Harry Kane (13), un delantero centro que progresivamente se ha replegado más e impactado sobre los partidos con su juego de pases cada vez más y más en las dos últimas temporadas. Con 12 tantos, tenemos al extremo derecho Jarrod Bowen (West Ham) y el volante ofensivo James Maddison (Leicester). Con 11 goles, el único jugador con más de 10 tantos (sin contar penales) en la temporada anterior de Premier League fue otro extremo: Raheem Sterling del Manchester City.

Si se utilizó a un delantero centro tradicional en la campaña recién concluida de Premier League, sucedió una de dos cosas: (1) No marcó muchos goles, o (2) tu equipo no fue muy bueno.

Y ahora, el renacimiento

Cuando no hay tantos delanteros centros, o si esos "delanteros centros" no hacen las cosas que suelen hacer los delanteros centros, también afectan lo que ocurre del otro lado de la cancha. Mientras que el trabajo de un central solía consistir en despejar centros y "acercarse" al delantero centro rival (negándole el servicio a sus pies, sin permitirles girar), en la actualidad es algo muy diferente.

La función de un central moderno consiste en seguir el rastro de las carreras desde ángulos diferentes, cortar los canales de pase y cubrir espacios, en vez de concentrarse en un jugador en específico. Quizás sea una posición menos física de lo que solía ser: menos física en el sentido de "te voy a tumbar", aunque más física por la mayor agilidad y velocidad que exige a los jugadores. Los días de los enfrentamientos "uno a uno" han acabado: ahora, los centrales deben preocuparse por el jugador en el medio, los jugadores por ambas bandas, los jugadores que hacen carreras tardías hacia el área desde la cancha e incluso, a veces, por uno de los laterales que se cuela en el segundo palo o se mete por los espacios intermedios.

Aunque los jugadores modernos son más hábiles y completos que nunca, el papel del central es quizás el menos reconocible de todas las posiciones del fútbol, si la comparamos con lo que era hace 15 o 20 años.

Aparte del cálculo de alta velocidad que supone ahora la defensa de tu área, los equipos que se caracterizan por la presión alta exigen que sus centrales cubran casi media cancha de espacio detrás de la línea defensiva. Y gracias al incremento de esos equipos que juegan con presión alta, estos jugadores también deben sentirse cómodos con el balón a sus pies; de lo contrario, estarán entregando la pelota constantemente y hacerlo todo de nuevo. Oh, y si no son presionados, tendrán que ayudar a romper las líneas del otro equipo al participar en los periodos más pacientes de construcción de jugadas de su equipo.

Planteles tales como Liverpool y City pueden darse el lujo de fichar al puñado de zagueros en el mundo que son capaces de hacer todas esas cosas y son precisamente los equipos que han creado la situación que lo exige. Entonces, ¿por qué cambiar?

En 2013, Sir Alex Ferguson declaró a la revista Harvard Business Review con respecto al por qué logró mantener éxitos por largo tiempo como técnico del Manchester United. "Creo que el ciclo de un equipo exitoso dura, quizás, cuatro años y luego se requieren hacer algunos cambios", afirmó. "Entonces, intentamos visualizar el equipo con tres o cuatro años de adelanto y tomar decisiones en consecuencia".

Tanto Guardiola como Klopp han pasado al menos siete años al mando de sus clubes y sus respectivos ciclos exitosos han durado cerca de cinco años. Evidentemente, sus equipos son los mejores de la Premier League, si no del mundo.

"Porque pasé tanto tiempo en el United, me podía dar el lujo de planificar con miras al futuro", expresa Ferguson. "Fui muy afortunado en ese sentido". Liverpool y City se han creado la misma situación: ninguno corre verdadero peligro de ser alcanzado por otros equipos en su liga, así que también pueden prever hacia el porvenir.

Si bien es cierto que los pases de Haaland (€60 millones, $62 millones) y Núñez (€75 millones, $78.5 millones) sugieren que se esperará que hagan aportes inmediatos, ambos parecen estar en posición para causar mayor repercusión a largo plazo. El perfil del defensa moderno está cambiando hacia jugadores más pequeños, ágiles y hábiles, y es probable que siga moviéndose en esa dirección.

¿Saben qué clase de jugadores no podrán manejar estos defensores? Delanteros espigados, físicos y veloces como Haaland y Núñez.

De acuerdo con sus minutos de juego, Liverpool (edad promedio de 27.7 años) y City (27) han armado sus plantillas en torno a jugadores en la edad de la cúspide de sus condiciones. Haaland tiene 21 años y Núñez, 22. Existe la incógnita de si ambos jugadores serán capaces de adaptarse a los sistemas tácticos específicos de sus nuevos equipos. Sin embargo, en el primer año, tanto Guardiola como Klopp pueden darse el lujo de incorporar progresivamente a la acción a sus nuevos delanteros centros y emplearlos en partidos que maximizarán su efectividad.

Por ahora, quizás Núñez pueda ayudar al Liverpool a sumar más puntos contra los cuatro mejores equipos de la Premier; o contra los mismos equipos que utilizan este arquetipo moderno de central. Y quizás las poderosas carreras de Haaland hacia el área contraria ayuden al City a jugar más efectivamente desde la zaga. O quizás ambos sean figuras inmediatamente, porque sus oponentes han dedicado demasiados recursos a detener la forma en la que ambos clubes solían jugar. De todas formas, City y Liverpool ahora tienen jugadores que, en teoría, podrían liderar un segundo ciclo de dominio para ambos equipos.

Primero, hay que crear la tendencia. Después, asegurarse de ser el primero que entienda bien cómo aprovecharla al máximo.