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La poca ambición del América de Solari

Para un grande como América debe importar que seas poco ambicioso en el trámite de los partidos, que apenas ganes uno de ocho juegos y Santiago Solari quedó a deber

Poco más de un año duró Santiago Solari al frente del América. Para ser honestos, no creo que lo vayan a extrañar mucho que digamos. Yo sé que hizo récord de puntos en el año 2021 en torneo regular, pero hoy los deja en el último lugar de la clasificación con su peor inicio en torneos cortos al cabo de ocho jornadas.

Pero sostengo que nadie lo va a extrañar por la poca ambición de su estilo de juego. El América con Solari se distinguió por priorizar la parte defensiva, desactivar al rival y ganar con la mínima. Ahora que Pachuca y San Luis les hicieron 3 goles cada uno, o que Mazatlán y Atlas les marcaron dos, no aparecieron las respuestas al frente.

El colmo de ese estilo de juego lo vimos contra los Pumas apenas el sábado pasado en un partido para el olvido. América jugó como equipo chico, atrincherado en su campo, temeroso y sin correr el más mínimo riesgo. Bueno, Solari lo hizo a los minutos 83 y 90 cuando mandó a la cancha a Roger Martínez y a Alejandro Zendejas, pero solo porque Pumas se había quedado con diez al 80 por la expulsión de Diogo de Oliveira. Quién sabe si lo hubiera hecho si estaban once contra once.

Al final de aquel partido, en que América vive tal vez su rivalidad más ardiente, Solari dijo: “Fuimos sólidos y competimos. Es el único camino para tratar de abrirnos paso y salirnos de la situación en que estamos. Es primero competir para después poder ganar”. Competir, que es lo mínimo que puedes pedirle en cada partido, fue una palabra que repitió hasta cuatro veces en sus primeros comentarios. Competir no basta para un equipo que se dice grande.

Me detengo en la grandeza del América, que indudablemente existe. Este es uno de los pocos equipos que se sigue viviendo como tal en México. Para un grande debe importar que seas poco ambicioso en el trámite de los partidos, que apenas ganes uno de ocho juegos, que seas último general y estés en medio de tu peor inicio en 25 años, por más que el sistema de competencia te trate de convencer de lo contrario...por aquello de que el corte lo libran los doce primeros.

En el América todo debe importar. El estilo de juego, el torneo regular y también las liguillas, que son las que entregan títulos. No es fácil, pero hay quien lo ha logrado. Por eso no cualquiera dirige al América. Solari hereda un sitio de privilegio en la tabla de cocientes, pero al final queda a deber.