Un torneo celebrado en las canchas de los hermanos Campos le marcó el camino al hoy guardameta de Pumas
ACAPULCO -- Julio González nació en Acapulco, Guerrero. Hijo único, siempre recibió el apoyo de sus padres para cumplir sus sueños de ser futbolista profesional, situación que tuvo clara desde niño, cuando jugaba como delantero antes de descubrir su amor a la portería, mismo que llegó con la tutoría de Fernando Nava, quien lo llevó a Santos cuando era adolescente.
“Como a los 12 me di cuenta que mi posición era ser portero. (Fernando Nava) Él me entrenó, decidí, me fui a Santos y me quedé”, dijo el arquero de Pumas en exclusiva a ESPN Digital.
“Desde los entrenamientos él quería ponerse, pero una vez se lesionó nuestro portero y él alzó la mano y se quedó”, recordó Nava, quien fue su entrenador en la secundaria, a este portal. “En la Copa Internacional Acapulco, en las canchas de los hermanos Campos, empatamos a dos y nos fuimos a penales porque era la final. La verdad se discutió con tres paradas tremendas”, sostuvo Nava.
Entonces Julio González se amarró a la portería. El acapulqueño se sintió abrazado y cobijado en los tres postes y en esa vida solitaria que es la del guardameta. A los 14 años, probó suerte y se fue a Torreón pedido por David Patiño, quien entonces comandaba la segunda división del equipo de Torreón.
"Se sobrepuso a la Navidad y Año Nuevo sin su familia porque la cita fue el 28 de diciembre y no estuvo con ellos. Imagínate a los 14 años. El 2 de enero me habló y me dijo, papá, me quedo. Lo dijo llorando. Ya ves, le dije. Te felicito, hijo”, sostuvo Nava con mucha emoción.
En algún momento y lejos de su familia, Julio González quiso regresarse, pero el tener la oportunidad de estar en un equipo profesional hizo que se aferrara al sueño. “Me decía, oye, es que me quiero regresar, no me hacen caso. Le dije, mira, tienes una posibilidad, si te quedaste es por algo, te vieron talento. Le dije, esto es de triunfar, de salir adelante”, sostuvo Fernando.
“Me impulsó que dije ya estoy aquí, tanto me quería ir a un equipo. Tenía muy claro que quería ser profesional. Obviamente tenía momentos malos, pero dije, de aquí no me regreso y desde los 10 años tenía muy claro el ser futbolista y vivir el sueño”, señaló Julio al ser cuestionado sobre cómo aguantó el vivir lejos de su natal Acapulco.
Ahora, platica mucho con Oswaldo Sánchez y Jorge Campos, quienes son algunos de sus ejemplos en la portería. Con el ‘Brody’ tiene una gran relación y hasta espera que lo invite a jugar golf.
“Tengo buena relación con él (Jorge). Siempre me tira una broma, le digo que me invite al golf, pero nunca me invita. Siempre me da buenos consejos y ahora que estoy en Pumas está feliz que esté en su equipo. Yo juego bien al golf, pero él es pro”.
“Con Oswaldo porque compartí ocho años y los últimos tres fuimos compañeros de cuarto. Es como mi papá y todos los partidos me escribe. Me regaña si hago las cosas mal o me felicita si lo hago bien. Me dijo que siga siendo el mismo y me exija cada día más. Que es mi momento, tengo que enfocarme y disfrutarlo”, sentenció el arquero de los Pumas desde la pretemporada en su natal Acapulco.
Finalmente, Julio González pasó por dos clubes que ya no existen, Veracruz y Tampico Madero, pero fue en los escualos donde maduró y, bajo el mando de Robert Dante Siboldi, se dio cuenta que era futbolista profesional.
“En Veracruz di un salto de calidad futbolística que no había dado. Siboldi fue el primer técnico que confió en mí a llevarme un equipo porque siempre estuve en los equipos de Grupo Orlegi y les agradezco demasiado, pero que otro equipo se haya fijado en mí fue como un sí eres futbolista, sí vale”.
“Aunque nos fue muy mal, crecí mucho en lo personal y me da mucha tristeza lo que vive Veracruz. Tienen una afición muy apasionada y ojalá llegara el orden a Veracruz. En Tampico dejé grandes amigos y fue un golpe el ir al Ascenso y me hizo valorar lo que tenía en Santos. Me hizo crecer mucho como persona”, finalizó.