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Blog de Rafa Ramos: Chicote Calderón llega con cinturón de castidad y alcoholímetro a Coapa

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Cristian Calderón, ¿un buen refuerzo para América? (3:25)

El lateral firmará por tres años con las Águilas. (3:25)

Cristian Calderón llega al América, a un grupo aparentemente sano y con millones de ojos y jueces dispuestos a subirlo al patíbulo del escándalo, a la Tierra Prometida del #ÓdiameMás.


LOS ÁNGELES -- Cristian Calderón llega a donde no merecía y no debía llegar. Pero ahí está, en la Tierra Prometida del #ÓdiameMás. Después de tantos chicotazos amargos en su vida, ¿entenderá el Chicote la bendición de esta enésima oportunidad que le da el futbol? Le habían enviado a la morgue, pero el sepulturero equivocó de domicilio y desembocó en el Paraíso, en el palacete del campeón América.

No es tan complicado. Con tres neuronas y un gramo de sentido común entenderá el panorama que, insisto, sin merecerlo, le ofrece el futbol.

Sólo necesita disciplina, en todas sus vertientes: física, laboral, mental, emocional, táctica y futbolística. El resto, ya lo tiene: un jugador técnicamente capaz, que por momentos pareció incluso salirse del cartabón lamentable del futbolista mexicano que peca de analfabetismo táctico.

Tendrá que olvidarse de palenques, narcocorridos, palomazos, y de esa versión suya en Necaxa, tan aberrante, que llegó a presumirla en el Podcast del Canelo Angulo: “Llegaba tocadón a entrenar”, dijo, para después explicar que eran largas noches sin dormir en la versión arrabalera de Sodoma y Gomorra que encontró en Aguascalientes.

¿Por qué inmerecida? Porque de Chivas se burló, aunque, es cierto, cuántos no se han mofado y cuántos no han abusado ya del Guadalajara en los últimos años. Y no me refiero a la rivalidad entre Rebaño y El Nido, sino simplemente a la lealtad que debió tener a quien le pagó el mejor salario de su vida, e irónicamente sólo le dio tres anecdóticos chicotazos contra el América.

Las Águilas deberán hacer su parte. Saben que han contratado una bala perdida que puede ser incluso, a largo plazo, una manzana podrida. Pero, entre pruebas de sangre, la báscula, mediciones especiales con la tecnología de los chalecos, podrá detectar puntualmente las actividades del jugador en su tiempo libre. Y claro, figurativamente, desde un cinturón de castidad hasta un alcoholímetro.

No debería ser necesaria esa persecución, porque, es de creerse que después de ser exhibido y castigado en Chivas, Calderón deberá montar su Purgatorio particular, y para ello deberá encontrar respaldo, solidaridad, pero no complicidad en su propia casa. Recuérdese que su mismas señora esposa lo defendió en redes sociales tras la noche orgiástica en Toluca al lado de Alexis Vega, y que le costó ser suspendido por el Rebaño.

¡Y es que hay tantos espejos en los cuales puede mirarse Calderón! El futbol mexicano tiene una voluminosa enciclopedia de jugadores que apuntaban a la gloria y terminaron en la fosa común del fracaso y el oprobio. Gullit Peña, Marco Fabián, el mismo Alexis Vega, por citar sólo a algunos.

Más allá de la ruindad con la que se comportó con Chivas y con su familia y su propia carrera, es deseable que se atreva a protagonizar su propio cuento de hadas. Que se redima, que se asome al grotesco espejo de su pasado, y que asuma las deudas que tiene pendientes con tanta gente.

Es evidente que en El Nido habrá exigencia interna y externa. La afición americanista guarda recelo sobre su llegada, porque lo hace al escurrirse por el desagüe, por la cloaca deshonrosa del Guadalajara, y porque aquellos tres chicotazos, las únicas alegrías de Chivas, los festejó con furos, con furia y furibundamente, eliminando a las Águilas de esa Liguilla.

Y no es que en el América no existan antecedentes sobre indisciplinas similares. De hecho, el epítome del caos se avecindó ahí. Cuauhtémoc Blanco era la personificación del Juan Charrasqueado en el futbol mexicano: borracho, mujeriego, parrandero y jugador. Ah, pero para fortuna de este maldito descarriado, llegaba el bendito domingo, y el Jorobado de Nuestra Señora de Tlatilco era el almirante de todas las batallas, el Leónidas de los siguientes 90 minutos.

El mismo Cuauhtémoc relata cómo Leo Beenhakker lo amenazó con echarlo de El Nido si volvía a llegar incróspido y tambaleante. Uno de esos días, repitió la dosis, y algún sinvergüenza le dijo que masticando papel periódico, se iba el olor a alcohol. El Cuau se llevó a la boca hasta el aviso de ocasión del diario Esto. Al enterarse el técnico holandés de la broma, lo perdonó y después le dio una nueva y fuerte zarandeada, y Blanco se compuso… por unos días.

Además, recuérdese aquel video, aspirante a las mejores páginas pay-per-view para adultos, que protagonizaron Roger Martínez, Nico Benedetti, Richard Sánchez y Leo Suárez, y más allá de algunas nalgaditas, no pasó absolutamente nada, al grado que los dos primeros siguieron ahí, vegetando con los mejores sueldos del plantel.

Ahora, el Chicote se integra a un grupo aparentemente sano, pero, sobre todo, con millones de ojos y jueces dispuesto a subirlo, otra vez, al patíbulo del escándalo, si lo encuentran por los tugurios capitalinos, derrochando sus escasas habilidades como cantante y bailaor de narcocorridos, mientras afina la garganta con mezcal. Ya debe saberlo: en cada aficionado americanista habrá un tipo dispuesto a delatarlo públicamente.

Irónico que su compañero de juergas y parrandas, vive un escenario distinto, ese que, sin duda, se merece Alexis Vega, quien tiene más facultades que el Chicote, pero, sin duda, menos cacumen, menos sesera, porque esa vida disipada que evidenció en Chivas ya se le conocía desde Toluca. Y está tan, pero tan poco dispuesto a redimirse, que no aceptó que Cruz Azul le pusiera grilletes a su caligulesco modus vivendi, cuando le quiso agregar al contrato cláusulas sobre eventuales indisciplinas.

Bien lo dijo el técnico de la Selección Mexicana, Jaime Lozano sobre el mismo Alexis y usando, malamente, como ejemplo a Chicharito, al decir que “si a gente del pasado como Javier Hernández, una indisciplina, que no me incumbe, sufrió las consecuencias que sufrió… porque nuestros actos tienen consecuencias”.

Pero la referencia es válida. Chicharito fue incluido este martes en el Draft de Reingreso de la MLS, algo así como una pasarela de indeseables o de desechos, y ningún club de la liga estadounidense se interesó por él. Tanto que tuvo Javier Hernández en el Manchester United y el Real Madrid, y hoy, ni un club de la MLS le arrima un contrato.