Aunque actualmente no lleva en su pecho los colores del América, Carlos Reinoso siempre será relacionado con una de las etapas más románticas de las Águilas, pues los éxitos que consiguió en las décadas de los 70 y 80 forjaron una leyenda que sigue viva y vale la pena recordar, pues hoy el 'Maetro' cumple 50 años de que jugó su primer partido con los azulcremas.
Aquel día, el chileno, quien llegaba procedente del Audax Italiano, disputó los 90 minutos del compromiso contra el Atlante que se celebró en el Estadio Azteca. Las Águilas empataron a un tanto contra los Potros, en compromiso en el que el sudamericano se fue sin anotar.
Santiago de Chile vio nacer a Reinoso Valdenegro el 7 de marzo de 1945 en un ambiente humilde pero hogareño. En su país, a temprana edad, comenzó en el Audax una carrera que pronto despuntó, y tras cinco años emigró al América mexicano, club con el que debutó el 26 de febrero de 1970.
Fue el inicio de una época dorada que duró ocho años, y en la que fue campeón de Liga en las temporadas 1970-71 y 1975-76, campeón de Copa México en la temporada 1973-74, Campeón de Campeones en 1975-76 y la Copa Concacaf en 1978.
Y entre todos esos momentos destacados, Reinoso fue el protagonista de uno de los grandes éxitos del América: la Copa Interamericana en 1978, contra Boca Juniors, final en la que consiguió un golazo con un tiro libre impecable con esa privilegiada pierna zurda.
Este héroe también tuvo un cómplice en sus aventuras en el club de Coapa. Junto a Enrique Borja no solamente formó una dupla letal, pues ambos tenían una facilidad para anotar, pese a sus distintas características.
Tras un paso esporádico por el Neza antes de su retiro como jugador, el chileno, ya convertido en un símbolo del americanismo, inició en 1980 su carrera como director técnico del club de sus amores.
Rápidamente logró una identidad ganadora y conquistó el título de Liga en la temporada 1983-84. Dejó al equipo para la 1984-85, aunque al final de ese torneo las Águilas lograron el bicampeonato al vencer a los Pumas.
En el Pro-85 y hasta la temporada 1986-87 dirigió al Tampico Madero, luego al Atlas (1987-88), Tampico Madero de nuevo (1988-89), Tigres (1989-90 a 1991-92), y Veracruz (1992-93 y 1993-94) y Toros Neza (1994-95 y 1996). También fue timonel del León del Verano 97 al Invierno 97, en donde consiguió un subcampeonato.
Luego volvió al América para su segunda etapa (Verano 98 e Invierno 98), y comenzó otro tránsito por varios equipos: Tecos (dos etapas), León, Atlante, San Luis, Querétaro y la tercera etapa en el América (Apertura 2011-Clausura 2012).
Desde la última fecha del Apertura 2014 tomó el control del Veracruz, al que dejó de cara al Apertura 2016; pero ante los malos resultados de Marini retomó las riendas de los escualos en la Jornada 13.
Más allá de que su actual aporte al futbol mexicano pueda debatirse, Reinoso siempre será recordado por darle al americanismo una de sus etapas más brillantes, más gloriosas, un recuerdo que sigue vivo y que vale la pena celebrar.