Nadie por arriba del equipo, principio inquebrantable de cualquier grupo de personas que trabajen por un objetivo común. Leerlo resulta sencillo, pero al llevarlo a la práctica, cuando no se sabe qué es el equipo, qué valores representa y a dónde va, es bastante probable que se rompa. Es error común situar a personas, miembros del equipo, como la base del proyecto, debilitando así la estructura, ya que cualquier sistema que dependa en su totalidad de un único elemento se vuelve bastante vulnerable.
Un entrenador, por más que sea el mayor responsable del proyecto deportivo, nunca debería de ser imprescindible para la consecución de los objetivos de la institución. Un entrenador, así como el CEO o Director General en una empresa, es simplemente un facilitador, seleccionado por sus competencias y aceptando sus deficiencias, para conseguir las metas del equipo. El entrenador debe asumir los objetivos planteados por sus superiores, entendiendo que ellos realizaron un análisis de sus recursos y plantearon metas desafiantes pero coherentes con el entorno, y hacer lo que esté en sus manos para alcanzarlo, potencializando todos y cada uno de los talentos disponibles.
En diversas ocasiones, más de una, como entrenador me han asignado ser la base del proyecto, y un tanto invadido por la vanidad y la autoconfianza de poder lograr cosas importantes, he aceptado. Hoy me doy cuenta que ese no es el camino para lograr el éxito en una entidad deportiva. Entiendo que existen elementos dentro de un sistema que, por su posición, experiencia, jerarquía, etc. deben de asumir mayores responsabilidades, pero este rol es únicamente para potencializar a las demás piezas involucrados en la estructura. El entrenador, por esencia, es una figura de servicio, por esta razón debe der ser apoyado, acompañado y asesorado para cumplir el propósito de algo mucho mayor que él, el Club.
Entrenadores llegan y se van, el equipo con su historia, cultura, principios y valores, así como con todos sus sueños y anhelos son (o al menos deberían de intentar ser) estructuras permanentes. Está claro que el accionar de algunos elementos dentro del sistema puede propiciar que se altere el rumbo de la institución de forma positiva, como el Cholo Simeone en el Atlético, quien con el apoyo de todo el Club y entendiendo la filosofía y necesidades mejor que nadie, logró cumplir y superar con creces las metas del equipo, una gran historia de éxito. La agrupación debe de tener el poder de apoyar e impulsar las conductas de desarrollo por parte de los miembros, pero nunca un miembro debe de tener el poder de atentar o provocar daños irreparables para la institución… nadie por arriba del equipo, y el equipo debe de estar protegido ante esto.
El entrenador no puede ni debe estar solo. En primera porque en solitario no podrá lograr nada, y en segunda por que dejarlo actuar sin tener un lineamiento que seguir ni estructura que respetar, pondría en peligro a la institución. Muchas veces se comete en error, por parte de la gente de pantalón largo, de asumir que como el DT es responsable de producto visible, lo que sucede en la cancha, es posible que se haga cargo también de todo lo sucede alrededor de ella. Considero que un proyecto deportivo sólido no tendría que estar preocupado o dependiendo de ser exclusivamente manejado por una persona, al contrario, la fortaleza de cualquier plan se puede medir evaluando sus reacciones al prescindir de alguno de sus elementos.
Cultura, valores y objetivos son los componentes primordiales de cualquier equipo, luego todos los elementos que se vayan sumando deben de asumir las bases como suyas, y a partir de eso colaborar, en base a sus características únicas, para enriquecer al grupo. Nadie por arriba del equipo y todos a disposición de él.