El reinicio del futbol mexicano con la Copa que arranca esta semana servirá como un focus group, un experimento ante la vista de todos de cómo impactará en otras industrias la reanudación de actividades y cómo se puede intentar vivir y coexistir con este virus mientras no exista una medicina o una vacuna.
Que es riesgoso… claro. Como lo es la reanudación de otras muchas industrias.
Que no es esencial el futbol profesional … no estoy tan seguro. El impacto económico va mucho más allá de los futbolistas con altos salarios y para cada uno de nosotros nuestra actividad es esencial porque de eso dependen nuestras familias . Si algo hemos aprendido de esta pandemia es que un término como lo es: esencial , puede mutar con respecto a la evolución de cada escenario.
Que si hay que echarla para atrás…probablemente. Sin embargo no hay una fecha garantizada de cuándo regresará la vida normal y no hay industria que resista mantenerse paralizada, estática, esperando que llegue ese día. El futbol profesional mexicano no es una excepción.
No existe en México una industria tan pública como lo es el futbol profesional en donde semana a semana quedarán exhibidas las consecuencias de volver a la “normalidad”, vendrán errores, críticas ,riesgos y aprendizaje. La Liga MX se convertirá en un Big Brother, en una vitrina, en la primera linea de cómo se puede intentar retomar a la vida antes del virus.
¿Vale la pena correr el riesgo? Ahí es donde cada involucrado debería evaluar el riesgo con respecto a su particularidad y decidir. Por ejemplo, Avery Bradley jugador de los Lakers optó no ir a la reanudación de la temporada NBA en la Florida porque tiene un hijo propenso a contraer enfermedades respiratorias y dificultad para superarlas. ¿Se le puede criticar? Por supuesto que no… pero tampoco se puede criticar a los que sí quieren ir…. Porque en el deporte profesional como en cualquier otro negocio, mientras no haya una garantía libre dude virus, llegará a cada uno el momento de decidir.