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Marco Fabián: "Al Tri nunca le diría que no"

MÉXICO -- Como seleccionado nacional, Marco Fabián de la Mora prácticamente ha jugado todas las competencias internacionales a todos los niveles.

Y a nivel de clubes, ha conseguido con Chivas un subcampeonato de la Copa Libertadores de América y también jugó la Copa Sudamericana en varias ocasiones; en cada uno de los torneos dejó la huella de sus goles.

Ha jugado con el Tri dos mundiales, fue campeón olímpico, ha participado en Copas de Oro, Copa América, Confederaciones, en el Esperanzas de Toulón fue campeón y líder goleador, igual que del Preolímpico 2012.

Y aunque ha surgido un pequeño grupo de jugadores que ha renunciado a ser convocado a la selección, Marco lo tiene claro: “Yo a la selección nunca le diría que no, aunque respeto a quienes piensen diferente”.

En una larga charla con ESPN Digital, el actual volante de Bravos de Juárez dice que siempre tiene presente al equipo que hoy dirige Gerardo Martino, a quien conoce porque en 2019 lo llamó por última vez para el juego contra Argentina.

-¿Es posible cumplir la meta de selecciones nacionales, de quedar en el Top 8 en Catar 2022 y en el Top 4 en el mundial de 2026?

“De que se puede dar, se puede dar. Pero todo lleva bases y trabajo. El éxito no se da por sí solo y las metas no se cumplen por arte de magia. Si hay un buen proceso, si hay bases desde abajo, si hay un buen proyecto, se puede dar. Tenemos el talento, tenemos la actitud, tenemos las ganas, tenemos los sueños. Imposibles no hay. Y claro que veo posibilidades de lograrlo”.

-¿Entienden a quienes le dicen no a la selección, siendo jugadores activos y elegibles?

“No te puedo decir si sí o no. Para mí vale mucho la palabra respeto. Quien tome esa decisión yo lo respeto. Si me preguntas a mí, yo no lo haría, yo no diría que no a la selección, pero tampoco me pongo en contra de los que dicen que no. Tienen sus razones y hay que respetarlas”.

Cuando fue ovacionado por 80 mil alemanes

-¿Qué tanto ayudó irte a jugar de Chivas al Eintracht Frankfurt de Alemania?

“A mí me cambió la vida por completo. Agradezco haberme ido. Siempre tuve el sueño de Europa. No sé si me fui tarde o debí irme antes, pero lo importante es que cumplí mi sueño. Yo (en México) estaba en una burbuja; no me daba cuenta de la vía exterior. No sabía mis alcances. Estaba en zona de confort. Me daba para jugar en Chivas, para hacer goles, pero seguía en la burbuja. En Alemania, un país de primer mundo, con diferente cultura, cuya principal característica es la disciplina. Me tuve que meter a su cultura, en su idiosincrasia, en su idioma, en su forma de trabajo. Llegué ahí para empezar de cero”.

Recuerda Fabián la comparación entre un país y otro: “Me fui siendo muy conocido en México, era una figura en Chivas. Pero al llegar a Alemania ni mis compañeros ni el entrenador sabían mi nombre. Sólo me decían ‘el mexicano’. Fue como un nuevo inicio en mi carrera. Me propuse trabajar mucho para que se aprendieran mi nombre y que vieran lo que podía hacer para ayudar al equipo. Cuando llega Nico Kovac se convierte en mi maestro. Me cambió totalmente mi forma de pensar. Parecía que estaba en una escuela militar, pero al final lo agradecí. Me enseñó y me convenció que mi cuerpo podía dar más. Y así fue como tuve una gran temporada en la que llegamos a la final de Copa y conseguimos la Pokal, donde le anoté un gol al Bayern Munich. Hicimos un gran equipo con él. Y yo me uní por completo a la cultura alemana; en seis meses entendía su idioma, en un año ya lo hablaba muy bien. Me integré a su sistema de puntualidad, la disciplina, de trabajo y en poco tiempo era ya uno más de ellos. Poco a poco, por mis goles, por mis pases y por mi esfuerzo, me fueron reconociendo”.

Fabián habló del día más cargado de emociones, después de tres años en la Bundesliga. Fue justo cuando se despidió del equipo y del país. “Me quedo con ese momento increíble, sagrado para mí, más allá de levantar la Copa, me quedo con el día que me despido y que agradeciéndome el estadio entero estaba coreando mi nombre, después de llegar a un lugar donde nadie sabía ni cómo te llamabas y que sólo te identificaban como ‘el mexicano’ y te vas con más de 50 mil personas, casi todos alemanes, coreando tu nombre y agradeciéndote lo que hiciste en el equipo. Esa es para mí la mayor recompensa de mi estadía en Alemania y no lo voy a olvidar en toda mi vida”.

Sostiene que la experiencia de vida en Alemania fue muy provechosas en todos los sentidos, tanto en lo deportivo como en lo personal porque “aprendes a ver lo que vales cuando sales de la burbuja y de tu zona de confort en un futbol mexicano que aunque va creciendo, sabes que en Europa está la elite del futbol mundial. Los partidos son muy intensos y te enfrentas a jugadores que sólo veías en televisión, como Robben, Ribery, Lewandowski. Estando en la cancha contra ellos sabes que eres uno más y te les barres, les quitas la pelota, les tratas de hacer un túnel. Gracias a Dios yo le pude marcar goles al Bayern Munich, al Borussia Dortmund. Ahí es donde te puedes medir para saber que sí puedes, que no eres menos, que puedes estar a la par para competir. Así como yo, hay muchísimos mexicanos que tienen el talento para estar en posibilidad de competir a ese nivel. En lo personal también me ayudó mucho a valorar las cosas, a aprender a disciplinarme, a saber distinguir los momentos, a ser puntual, a aprender otros idiomas, a convivir con un entorno diferente. Si fue un cambio muy grande, pero estoy muy agradecido por haber tenido esta vivencia”.

Y después, la MLS y Catar

La vida llevó a Marco Fabián, después de esta emotiva despedida del Eintracht Frankfurt y del cariño con que lo despidió la afición, a dos nuevos destinos: primero la Major League Soccer (MLS) de los Estados Unidos como jugador franquicia del Philadelphia Union, y luego un viaje trasatlántico para irse al continente asiático, con el Al Saad de Catar, que es dirigido por la estrella española Xavi Hernández, uno de los ídolos del propio Fabián.

“Fueron dos muy buenas experiencias. La verdad no me arrepiento de ninguna. Tenía mucha curiosidad por jugar en la MLS y la verdad es que es una liga que va creciendo. La organización es excelente. Los proyectos que tienen los equipos son muy buenos y creo que han agregado muchos jugadores de talento a los equipos y a la liga”.

Detalla su presencia en el Philadephia: “Llego con el rol de cargar con el equipo. Asumo esa responsabilidad. Por desgracia se presenta una lesión en un partido contra el Galaxy de Los Ángeles, una casi fractura en el tobillo que me dejo fuera de la competencia cinco o seis partidos. Regreso y de los 8 ó 9 goles que hago en el equipo, el más valioso es el que nos permite el paso a semifinales, algo que el equipo nunca había conseguido en su historia en la MLS. Quitando esa lesión yo considero que tuve un año bueno”.

De su ida al Golfo Pérsico para cambiar de cultura, idioma, continente y de equipo, Marco habla de las varias motivaciones que tuvo para aceptar esa propuesta. Sonríe antes de responder, como revelando un secreto: su admiración por Xavi Hernández, hoy entrenador del equipo Al Saad, que le llamó personalmente para invitarlo a ser parte de su equipo.

“No puedo hablar mucho de logros porque llegó la pandemia, se suspendió el futbol, sólo pude jugar tres partidos y anotar dos goles. Pero fue una bonita experiencia. Hasta el haberme quedado allá confinado fue también bueno, porque aprendes de otras culturas, de otras formas de pensar y sobre todo estando tan lejos de lo nuestro, no es algo fácil”.

Y tuvo un trato especial de Xavi Hernández: “Lo mejor es que tuve un gran maestro a un lado, que fue quien me invitó al proyecto y que me ayudó y estoy muy agradecido con él. Siempre estuvo junto a mí, aún en el confinamiento. Me tocó trabajar con él como entrenador, pero sobre todo me tocó conocer a la persona, nos hicimos muy buenos amigos, charlábamos mucho. Yo traté de exprimir al máximo de sus experiencias y sus conocimientos por todo lo que ha vivido y ha aprendido. Entrenar con él fue algo fantástico y hoy me regreso de Catar teniendo un gran amigo”.

A Marco se le recuerda que antes de tenerlo como entrenador, Xavi Hernández fue su rival en un partido amistoso de Chivas contra el Barcelona, celebrado el 3 de agosto de 2011 en Miami. Ese día Chivas sorprendió al mundo ganando 4-1 a aquel gran equipo que dirigía Pep Guardiola. Dos de los goles fueron de Marco, el segundo de ellos, de media tijera, ha sido uno de los más bellos que ha anotado en su vida deportiva.

“Yo me identificaba mucho con el estilo de juego de Xavi, obviamente él mil veces más (señala hacia arriba), pero obviamente su forma de jugar me identificaba con él, por su creatividad, por su juego de uno o dos toques, por su inteligencia dentro de la cancha. Ha sido de los jugadores que más he admirado. Por eso cuando él me invitó a su proyecto, fui con la intención de compartir mucho tiempo con él para aprenderle. Y después de conocerlo te puedo decir que todos mis respetos para Xavi, que aparte de haber sido un grandísimo jugador y de ser ahora un gran entrenador, es sobre todo una gran ser humano”.

Del futuro de Xavi, Marco no tiene dudas: “No sé en qué momento pero estoy seguro que va a dirigir al Barcelona. Se está preparando para eso y para muchas cosas más. Pero más allá de eso me quedó con su gran calidad humana. Regreso de Catar con la satisfacción de haber conocido a uno de mis grandes ídolos, me haber convivido tanto con él, de haberle aprendido mucho y de saber que ahora lo puedo considerar un gran amigo”.

El momento actual del “Chicharito”

Marco Fabián de la Mora es muy amiguero. En la selección se refiere a todos sus compañeros en redes sociales como “mi hermano”. Esta generación de seleccionados ha creado una especie de hermandad. Y tanto en los éxitos como en los momentos difíciles se hacen presentes para apoyarse.

Un caso particular lo tiene con Javier “Chicharito” Hernández, su compañero de aventuras y de vida en Chivas, canteranos ambos, que convivieron en la infancia y adolescencia hasta debutar en Primera División con el equipo que los formó.

Del momento actual de “Chicharito”, Fabián dice no estar preocupado porque lo conoce y sabe de su capacidad y de su fortaleza mental para darle vuelta a la página.

“Lo conozco perfectamente”, puntualiza. “Soy de las pocas personas que viví con él su proceso de vida y de crecimiento, jugamos juntos en primera, en la selección, en Alemania convivimos mucho porque él vivía cerca y convivíamos mucho. Somos grandes amigos. Lo que hoy está atravesando, yo siendo su amigo, no me preocuparía por él porque sé lo fuerte que es, sé cómo piensa, sé lo que ha logrado. Él está en un proceso de su vida diferente, está muy bendecido, tiene dos hijos, ya se casó, ve la vida de diferente forma”.

De su mal momento deportivo, precisa: “El futbol es de rachas y de altibajos, aunque nosotros sabemos que tenemos la capacidad para revertir los malos momentos. En lo personal lo veo bien, claro que estaría mejor si le salieran las cosas en la cancha, pero sé que está trabajando para revertir el momento. Somos parecidos en la pasión y las ganas de salir adelante. Eso no se le ha terminado. Javier saldrá adelante. Es cosa de tener paciencia. Él tiene una larga carrera y nadie le ha regalado nada. Es capaz de revertir esta situación y sé que lo hará en cualquier momento”.

En este periodo de su llegada al Galaxy, Javier no sólo ha sufrido (como todos los demás) las consecuencias de la pandemia, sino también una baja de juego, varias lesiones y a nivel personal la dolorosa muerte der su abuelo Tomás Balcázar, de quien era entrañablemente cercano. Es un golpe que muy poca gente sabe el alcance.

Fabián, amigo también de la familia, nos dice: “A mí me tocó sufrirlo porque también era muy amigo mío y de mi familia. Sé lo que significaba para él pero también sé que está trabajando en esa situación para salir de este momento. Hay que tener sólo un poco de paciencia, tenerle confianza porque va a regresar porque siempre lo ha hecho”.

Varios seleccionados, esos que se congregan por redes sociales en una hermandad, tienen un elemento común: no se sienten reconocidos en México, donde reciben muchas críticas y pocos aplausos. No lo niega, pero matiza: “A lo mejor lo llegué a sentir pero a mí la verdad nunca me preocupó pensar de esa forma porque yo sabía. En el estilo de vida y en la cultura mexicana, estamos convencidos que vende más el amarillismo y lo negativo. Y no te hablo sólo de lo deportivo. Siempre parecemos enfocarnos en lo malo. Lo más desagradable es lo que más impacta a la gente. A veces no valoramos o hablamos bien de las cosas buenas que también tenemos. Los que estuvimos en el extranjero muchos años escuchamos que se habla de lo malo, la violencia, la delincuencia, los robos, pero no se habla de la gastronomía mexicana, de nuestras playas, de nuestros paisajes, de la unidad que tenemos como personas”.

Refiere que en cuatro años que vivió en Alemania nunca vio una noticia en los medios de comunicación donde se hablara de la vida privada de los futbolistas. “Si hablaban de algo negativo era de lo que el jugador dejaba de hacer bien en la cancha. Y si ellos tienen a un jugador alemán destacando en otros equipos, lo reconocen, se sienten orgullosos de él. Igual pasa con los argentinos. Y en México siempre buscamos lo malo. Javier (Hernández) triunfó en Europa y decían que metía goles por suerte, porque le pagaba la pelota en la cabeza… siempre buscaban pretextos en lugar de sentirse orgullosos porque era un mexicano triunfando en el extranjero. Como lo de Julio Urías ahora con los Dodgers, cuyo triunfo debería hacer que los mexicanos nos sintiéramos orgullosos de sus logros. Eso es lo que falta en nuestra cultura, valorar lo que hacen otros mexicanos, porque triunfar en el extranjero no es fácil”.

Nuevamente sale el nombre de “Chicharito” Hernández, el goleador histórico de la Selección Mexicana y a quien se le sigue llenando de cuestionamientos. “Tenemos al mejor goleador de la selección nacional de todos los tiempos y por ahí escucho comentarios de que le metió cinco goles a Panamá, siete a Costa Rica. Claro, pero no estuvieron ahí para ayudarle a meter sus goles. No se dan cuenta (sus críticos) que meter goles no es tan fácil. Tienes que tener un talento especial paras estar ahí, buscar el balón y empujarlo.

Muchos quisiéramos tener como él esa habilidad para estar ahí y hacer los goles. No tenemos ese don de encontrar los espacios como él para meter goles. Eso es lo que tenemos que valorar, que tenemos a un centro delantero aún vigente y verlo jugar tiene que ser algo que nos llene de orgullo por la oportunidad de seguir viendo al goleador histórico de la selección”.

Dice que así como Javier despertó muchos motivos de orgullo en Europa, también hay que alegrarse por el momento que vive Raúl Jiménez en Inglaterra o el “Tecatito” Corona en Portugal. “Hay que agradecer y llenarnos de orgullo porque son mexicanos”, señala.

Marco se confiesa un hombre feliz en el futbol, que ha sabido asimilar alegrías y tristezas porque “son parte del juego y de la vida”. Por eso le da mucho valor a la hermandad que se ha hecho entre los seleccionados nacionales de la última década.

“Dicen que en esta carrera tienes dos familias: la familia de sangre, y la familia con la que convives todos los días. A esta generación de seleccionados nos ha tocado convivir muchísimo en viajes, largas concentraciones, situaciones buenas y malas. Es una generación muy cercana, muy unida, durante muchos años, en distintos torneos. Hemos conseguido cosas importantes y también nos hemos llevado grandes desilusiones, pero ha terminado por convertirse en una hermandad. Y cada quien tiene su equipo, en distintas partes del mundo y mantenemos la unión y la amistad”.

Finalmente, con todas sus altas y sus bajas, Marco Fabián de la Mora dice que “no cambiaría por nada del mundo” la elección de ser futbolista, “un sueño cumplido que me ha hecho muy feliz”, a pesar de que se ha sufrido y disfrutado los claroscuros que tienen el futbol y la vida misma.