<
>

Tuca Ferretti, de indigente a subcampeón mundial de clubes

LOS ÁNGELES -- ¿Y ahora hacia dónde Ricardo Ferretti? El próximo lunes cumplirá 66 años. Su rosa de los vientos parece marchitarse. Y a este Marco Polo futbolero se le agotan las expediciones. Y su contrato con Tigres termina en mayo.

Siete títulos de Liga, subcampeón de la Copa Libertadores, campeón de Concacaf y subcampeón del Mundial de Clubes con Tigres, llegó el momento en que Ricardo Ferretti parece haber arriado banderas en el futbol mexicano, donde hace casi 43 años le enseñó el lado amargo de la indigencia.

No habrá revancha ya en la Libertadores, y su periplo agridulce con la Selección Mexicana tiene doble cerrojo, pese a darle el pase a la Copa Confederaciones Rusia 2017. El Tuca sabe que Gerardo Martino tiene el mando hasta el Mundial 2026.

No es que le falten ofertas. Ha desdeñado a la MLS e insinuaciones de poca monta desde Europa. Y no le seduce una aventura multimillonaria, pero insípida y desabrida por China o por los paraísos petroleros. El hombre del tan damnificado Ferrari Rojo es el técnico mejor pagado en México.

Su cartografía futbolera se ha restringido. Por eso, ahora, ¿hacia dónde Tuca? O en su lenguaje procaz y arrabalero, ¿hacia dónde “caghajos”, Ferretti?

Las tentaciones de la LigaMx y de la Concacaf, ya las ha puesto como objetos decorativos en su currículo. Y esa obsesión que era el Mundial de Clubes, al lograr meterse a la Final a costa del Palmeiras, lo deja en un nicho aparte en la historia de los entrenadores en el futbol mexicano, más allá de las escabrosas elucubraciones sobre si pudo, si no quiso, o si debió intentar algo más ante el Bayern Munich.

Campeón de liga con Chivas, Pumas y Tigres, y con títulos menores con Toluca, alguna vez Ferretti aceptó que llegó a recibir ofertas de Cruz Azul y de América, pero siempre tenía ya su palabra empeñada y su agenda llena. En 30 años no ha dejado de dirigir y nunca ha sido despedido. Él decide cuando irse.

Su futuro ya tiene años ejerciéndolo, sólo que no oficialmente. Había sido dueño absoluto de los destinos de Tigres desde hace años, tiene garantizado un sitio en la mesa de decisiones del área deportiva de Cemex. ¿Presidente? ¿Director deportivo? ¿Vicepresidente honorario? Él decidirá qué tan pomposo será su cargo y qué tan generosos sus honorarios.

Por lo pronto, su contrato vence en tres meses, con el último silbatazo del Guard1anes 2021. Ha habido negociaciones. Él y Tigres hablan de ampliarlo hasta 2023. Pero, en Cemex han decidido hacer evidente quién debe tener el control del equipo. Y los empresarios no llevan prisa.

Para renovar el contrato hasta 2023, Cemex se fajó los pantalones y entregó su pliego de exigencias. Por primera vez, la relación de Ferretti con su amigo, socio, cómplice, confidente y albacea, el Inge Alejandro Rodríguez, se vio descarapelada. El mecenas, el Patronato de Tigres, consideró que recibía menos de lo que daba. La balanza estaba rota.

1.- Cemex empezó a actuar como empresa en el futbol. Cerró la llave al despilfarro. Cuestiona qué pasa con Leo Fernández y aceptó el cierre de la operación de Carlos González porque ya había un compromiso hecho.

2.- Para renovar a Tuca, Cemex quería un título más, el Guard1anes 2020 o la Concachampions. El entrenador fue un poco más allá. Entregó el subcampeonato del Mundial de Clubes. De esa forma, Ferretti mató dos tigres de un escopetazo, porque le exigen que la marca trascienda internacionalmente. Ya lo hizo.

3.- La pandemia afectó uno de los proyectos de Tigres. Había movido cielo, mar y tierra para ser invitado a competencias españolas de pretemporada, ya sea el Teresa Herrera o el Santiago Bernabéu. En el primero participaron alguna vez Cruz Azul y América, y el segundo fue conquistado por los Pumas de Hugo Sánchez.

Por otro lado, si se endurecen las negociaciones entre Tigres y Tuca, ¿podría seducirle al brasileño el desafío de romper la sequía de títulos de Cruz Azul? Ricardo Ferretti no cede ni concede en los manejos deportivos del equipo. ¿Marcar una época con el América? El Nido y La Máquina le llevarían a una situación de desgaste mediático diario, que, a los 66 años, poco podría cautivarle.

Al final, su trayectoria exitosa no significa que no tenga asignaturas pendientes. Las hay. Si ha decidido eludirlas, marginarlas, ningunearlas, es estrictamente una decisión propia, y sobre la que nadie le ha marcado exigencias.

1.- Fuerzas básicas. A pesar de haberse graduado como entrenador en Pumas, alguna vez cantera poderosa del futbol mexicano, Ferretti no ha formado a un solo jugador emblemático de Tigres, mucho menos a una generación de prospectos, a pesar de su prolongada gestión en dos etapas distintas.

2.- Reconoce en Bora Milutinovic y Miguel Mejía Barón a dos de sus mentores. Sin embargo, y pese a su trayectoria como delantero desde su época en Botafogo, ha rechazado la apuesta por un futbol agresivo, vistoso, generoso. Y no es que no sepa o no pueda, especialmente, por los años vinculado al mismo Mejía Barón. Y en Tigres tiene y ha tenido arsenal para dinamitar la portería del adversario, si lo quisiera.

Por eso, ahora, hacia dónde Tuca. O en su lenguaje soez y para la mayoría simpaticón, ¿hacia dónde “caghajos”, Ferretti?

Su carrera sólo puede ser considerada exitosa, especialmente, con la anécdota que reveló en 2007 a la revista Soccermanía. Sólo necesitaba 150 dólares para mandar al diablo al futbol mexicano y regresar a Brasil.

Relataba el Tuca a Soccermanía que el Atlas, tras descender a Segunda División, le dijo que no iba a seguir en El Paradero, y que su margarita se había marchitado en el club. Lo peor: nadie se interesaba en él.

Ferretti relata cómo sin dinero, sin techo, sin comida caliente, durmió dos noches en la calle frente a la Embajada de Brasil. Su capital era de 350 dólares. El boleto a Río de Janeiro costaba 500 dólares. Nadie le prestaba el dinero, nadie le confiaba esos 150 dólares.

“Me quedé dormido dos noches en unas bancas frente a la embajada brasileña (ubicada entonces en Avenida Reforma). Gracias a Dios, no hizo frío ni llovió. Si me hubieran dado para el pasaje de regreso a Brasil, no habría cumplido tantos años en México”, reveló Ferretti a la revista Soccermanía, según reporta el portal mediotiempo.com.

El relato revela que Ferretti fue rescatado de la calle por Mario Tinajero, quien lo lleva a la Liga de los Animales, un torneo famoso en Guadalajara por los pagos a ex profesionales por sus servicios. Rancheando sobreviviría Tuca. "Después de los partidos venía lo mejor: cerveza, tequila y carnitas", rememoraba.

Finalmente, llegaría la propuesta de Pumas a través de Mejía Barón. Y el indigente durante dos días, aprendió la más poderosa lección de vida.

Eso explica los que son su mayor coraje y su mayor placer en la vida, revelados por él mismo:

1.- “Me encabro... que se desperdicie la comida”.

2.- Alguna vez en un restaurante brasileño en Guadalajara, 'Brasil 2000', dirigiendo a Chivas, con Ney Blanco de Oliveira presente, educó a este reportero sobre cómo ser un correcto comensal en los 'rodizios'.

“Come tranquilo. Tómate una pausa. Vuelves a comer. Te tomas otra pausa… y así”. Esa reunión se prolongó por casi tres horas, y fue posible conocer al otro Ferretti, ése que puede hablar de literatura, de política y de amor por México, más allá de pasajes penosos, como estacionar su Ferrari en un espacio para personas con capacidades especiales.

Nada mal, pues, la vida en México, para alguien que en 1978 vivió unos días bajo el rigor de la indigencia, y 43 años después recibe la medalla como subcampeón mundial de clubes.