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América, la definición de un equipo grande

ESPN

Americanistas, deben sentirse orgullosos de su equipo, porque sus jugadores saben qué camiseta visten, qué escudo defienden.

Pocos, muy pocos equipos en México se viven como grandes. Se dice que hay cuatro, pero la realidad es que no todos ellos honran esa consideración. América entiende muy bien esa investidura, la porta con orgullo en la plaza que se presente, ante el rival que sea y ahora que ha sido eliminado por el Pachuca, con todas las de la ley, lo ha entregado todo en un juego inolvidable.

Pocos americanistas han etiquetado el torneo como “fracaso”. Lo he pulsado en las redes sociales. Y algo que me ha sorprendido es el reconocimiento de la gran mayoría, incluso de aficionados de Chivas pese a tratarse del gran antagonista. Lo que se ve no se juzga.

Mientras en Chivas los quieren convencer que “fracaso es cuando no logras nada”, como dijo Víctor Vucetich tras su aparatosa caída ante los mismos Tuzos en repechaje sin meter las manos, América se murió en la raya y vendió cara la derrota. Sé que un componente fundamental para un equipo grande en una temporada es levantar trofeos. Sin embargo las formas cuentan, y mucho. Veamos la pintura completa.

Santiago Solari fue el penúltimo técnico en ser presentado para la actual campaña. Llegó el 2 de enero. ¿Tuvo pretemporada? ¡Qué va! Tuvo que trabajar con lo que tenía. Rescató a Roger Martínez, borrado por la directiva y Miguel Herrera en 2020 por causas justificadas; promovió a Santiago Naveda de la cantera; trajo con acierto a Álvaro Fidalgo, conductor ideal en medio campo; potenció tanto a Sebastián Córdova estupendo generador de futbol, como a Henry Martín su eje de ataque más confiable; en general hizo de la victoria una costumbre en Coapa.

De no ser por la derrota en el escritorio ante el Atlas habría sido líder general. En la cancha solo lo vencieron Toluca, Monterrey y Pachuca, ahora en la Liguilla. La caída ante Tuzos se explica por el hoyo tan profundo en que se metieron en el partido de ida. El 3-1 que se comieron en Pachuca fue demasiado. Solari debió “cerrar el partido” tras la expulsión de Pedro Aquino, sin embargo llegó la tercera bofetada en un golazo colectivo de Luis Chávez. Ese gol terminó pesando mucho.


El proceso apenas inicia. Desde luego que hay cosas por resolver. Necesitan reforzar la defensa, y deshacerse de reservistas de lujo que cobran mucho y juegan poco o nada. En general Solari, con un mayor conocimiento del plantel, tiene margen y tiempo para apuntalarlo, eso que no pudo hacer en enero cuando llegó.

Así es que ni hablemos de fracaso por favor. Americanistas, deben sentirse orgullosos de su equipo, porque sus jugadores saben qué camiseta visten, qué escudo defienden. En la cancha se gana y se pierde. Con bases definidas como trabajo, talento y entrega máximas te acercas a los títulos. Están en el camino.