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Boca se adueñó de Miami e hizo del Hard Rock su propia Bombonera

MIAMI (Enviado especial) -- El presagio se convirtió en realidad. La gente de Boca cumplió lo que prometió e hizo una fiesta inolvidable en el Hard Rock Stadium, recinto en el que el empate 2-2 ante Benfica casi que quedó en segundo plano en este debut argentino en el Mundial de Clubes.

La marea azul y amarilla se fue formando durante el fin de semana. Miles de hinchas viajaron desde todas partes del mundo para acompañar a Boca en esta nueva aventura y se hicieron sentir por todo Miami.

El sábado, día de mayor actividad bostera, el banderazo en Collins Avenue fue apenas un indicio de lo que estaba por llegar. Con parrillada, bombos, fuegos artificiales y banderas, el encuentro de hinchas en la costa dejó postales que solamente fue un anticipo del candente clima que iba a vivirse en el estadio.

El día llegó. Boca debutó en el Mundial ante Benfica sabiendo que iba a tener que batallar para lograr puntos contra un Benfica que llegaba como favorito. No solo por calidad de plantel, sino también porque el Xeneize recién está iniciando un nuevo ciclo, otra vez con Russo al mando.

La gente, como siempre y pese a que el 2025 no viene siendo el mejor, no le soltó la mano a Boca. Agotaron todas las entradas de 'fan', coparon su cabecera y se apropiaron del Hard Rock, lo convirtieron en La Bombonera estadounidense.

Desde temprano, cerca de la zona de estacionamiento, los mismos fanáticos que deslumbraron con la fiesta playera se acercaron para la clásica previa, con bebida y mucho color. A las 16, la hora señalada para ingresar al estadio, las puertas comenzaban a abrirse mientras los miles de hinchas ya congregados empezaron a mostrar el puro aliento.

Ya en las afueras del estadio, mientras ESPN.com se acercaba para ocupar su lugar en zona de prensa, los primeros hits empezaron a retumbar en Miami, tomando fuerza con el correr de los minutos. Incluso en las afueras, en las escaleras mecánicas que tiene el Hard Rock para llegar a pisos superiores, los hinchas llegaron cantando, utilizando lo que tenían a mano como redoblante y agitando sus brazos hacia el cielo. Boca estaba en su salsa.

Con los hinchas ubicados y a menos de una hora para el inicio, los trapos ya estaban colocados en sus zonas correspondientes. La cabecera de Boca no tardó en coparse. Allí estuvieron los hinchas más fervientes, que además vivieron de cerca los dos goles del Xeneize.

Estallaron con el 1-0 de Merentiel, volvieron a tener un momento de algarabía con el testazo de Battaglia para el 2-0 y vivieron dos duelos aparte: el primero, con Nicolás Otamendi, quien por su identificación con River fue foco de silbidos e insultos. El segundo, con el mexicano César Ramos Palazuelos, el juez de turno que no terminó de convencer a los hinchas.

El punto más álgido de la relación Boca-Palazuelos fue cerca del primer tiempo, cuando el árbitro decidió pitar penal tras revisar una infracción de Palacios sobre Otamendi, que Di María cambió por gol. A partir de allí, no hubo punto de retorno con el mexicano, que fue reprobado en cada decisión que no fuese en favor de Boca.

El aliento se mantuvo durante todo el partido, aún pese a que Benfica terminó acorralando a Boca en el segundo tiempo y consiguió un empate sobre la hora con gol de Otamendi, quien se desquitó por los insultos y fue a gritarlo de cara a la gente de Boca, que volvió a reaccionar ante el campeón del mundo.

Una vez terminado el partido, la gente de Boca no se sintió defraudada por el plantel, que dio una prueba de carácter de esas que se pedían tanto en los últimos años.

Hubo aplausos para los jugadores, el reconocimiento y una ovación aparte para Miguel Ángel Russo, que fue uno de los últimos en salir del campo de juego.

La tercera era de Miguel en Boca inició con sabor agridulce. Empató ante Benfica, pero por lo visto en el desarrollo, la cosa podría haber sido diferente. Lo único que no cambió fue la pasión del hincha de Boca, que viajó a Miami, se encargó de transformar la ciudad y dejó en claro que esta travesía en Estados Unidos recién comienza.