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Gustavo Alfaro: "Para nosotros, el partido con Qatar es la final del mundo"

El entrenador de la Selección de Ecuador, Gustavo Alfaro, brindó una entrevista para la FIFA sobre su carrera y el camino de Ecuador en Qatar a 100 días del comienzo de la Copa del Mundo.

-¿Qué significa jugar el partido inaugural después de ver los cuatro anteriores en la cabina o el pupitre?

-Es algo maravilloso. Cuando vi Ecuador-Catar, dije, chau, los ojos del mundo van a estar ahí. Es un privilegio muy grande. Yo soy muy creyente y les dije a los chicos: por algo nos tocó, por algo teníamos que estar acá después de tanto sacrificio y sufrimiento. Esto es un premio, y hay que vivirlo y disfrutarlo como eso: con el privilegio de estar en el partido que inaugura la Copa Mundial. Pero por otro lado para nosotros es la final del mundo. Porque ese partido define mucho tanto para nosotros como para Catar, y lo que puede suceder en el grupo. Hay que vivirlo con esa dualidad de placer y responsabilidad. Cuando esté por empezar el partido, no tengas dudas de que voy a mirar al cielo, a mis seres queridos, a mi viejo, a mi vieja, a mi hermana que están ahí, a Daniel Comba, mi representante, que se fue y me dijo que iba a jugar una Copa Mundial, para decirles que llegué, que estoy acá, en este escenario.

Con respecto a su llegada al banco de la Tri, Alfaro contó: "Era un momento de pandemia muy complejo. Yo había salido de Boca, y buscaba otro desafío con ese nivel de demanda. No había muchos equipos en Sudamérica que me ofrecieran ese desafío. Ecuador era algo diferente: debía convertirme en un seleccionador a 30 días del primer partido de las Eliminatorias. Si bien el riesgo era grande, yo veía que el desafío estaba a la altura de la demanda de Boca: porque jugar un Mundial es un evento absoluto. El tema era meternos adentro del desafío y darle la propia dinámica que uno quería a este proyecto sin cambiar la idiosincrasia del fútbol ecuatoriano, pero sí darle cosas diferentes para ver si podíamos romper la inercia de por qué Ecuador no había jugado en Rusia".

Alfaro fue el encargado de hacer un recambio muy importante, y así lo describió: "Lo primero que hicimos fue analizar la eliminatoria anterior, la Copa América de Brasil 2019, los amistosos que había jugado el equipo, y los juveniles que venían asomando. Notábamos que había un proceso terminado. Al mismo tiempo había talentos dispersos, algún buen rendimiento del Sub-20 en Mundiales, pero muchos de los chicos de esa camada no estaban en grandes equipos o jugando en lugares importantes en el mundo. Por un lado era la incertidumbre de agarrar un equipo que no estaba formado, pero por el otro era arrancar y hacer todo de cero. Podía mantener lo que estaba y tener poco riesgo, aunque no le iba a impregnar mi propia impronta, o podía asumir el mayor riesgo posible porque entendía que era un proceso condenado al fracaso antes de empezar, y que si le dábamos un sentido evolutivo podíamos terminar jugando una Copa Mundial, algo que en 2006 me parecía una utopía, y que en un año y medio podía hacerse realidad".

El técnico argentino también recordó cómo fue el comienzo, cuando varios jugadores no querían participar de su proyecto: "Cuando llegué a Ecuador tenía 30 días para armar un equipo para jugar contra Argentina. Empecé a hablar con jugadores y me encontré con esas respuestas: algunos no querían venir a la selección. No era su prioridad. Ahí entendí la gravedad del escenario: vos podés tener jugadores buenos o malos, pero tener futbolistas desinteresados es muy grave. Se había perdido el sentido de pertenencia, que es lo más sublime que puede sentir un futbolista. El proceso, entonces, debía ser diferente: armar un plantel, formar un grupo, para después tener un equipo. Y necesitábamos estar conectados con algo superior, que estuviera por encima de los nombres y los hombres, que estuviera conectado con una bandera, un escudo, un himno nacional. Necesitábamos una causa que nos superara. Teníamos que diseñar un sueño lo suficientemente grande como para que los 17 millones de ecuatorianos entren en él, y para que todos quieran participar de ese lugar. Cuando me presentaron como entrenador me dijeron: “Profe, te entregamos la ilusión de 17 millones de personas”. No era la ilusión: me transferían la responsabilidad de no defraudar a un país.

"A mí me pasó a que muchos jugadores los citaba porque los tenía, pero no para ese partido: los iba preparando para dos o tres fechas más adelante. Siempre digo que es más importante la inteligencia que la experiencia. La inteligencia es darte cuenta rápido cómo son las cosas. Yo les digo a los chicos que no necesitan 30 años para demostrarse que son buenos jugadores: si tienen 19 y aprenden rápido, sirve. El problema es cuando repiten los mismos errores. Y yo quiero jugadores inteligentes. Mi desafío es enseñarles a pensar, darle herramientas para que puedan resolver. Y armar una red de contención. Esa red la tengo que armar yo en transmitirle y darle confianza de que la responsabilidad es mía. Y establecer esa red de contención también con los jugadores más grandes. Decirles que los jóvenes no vienen a quedarse con su lugar, que vienen a darle un nuevo impulso a la selección, y que ellos tienen que colaborar conmigo desde otro lugar. Yo necesito tipos identificados con la causa. Que la defiendan como si fuese propia. Y ahí entran los jugadores grandes. Por eso para mí fueron tan importantes como los jóvenes", confesó Alfaro.

Alfaro también habló de los rivales del Mundial: "Somos tres equipos con similitudes. Qatar tiene jugadores jóvenes, pero no está habituado al escenario de las Copas Mundiales, ni con experiencia en ese escenario, como tampoco Ecuador ni Senegal. Senegal es un equipo muy fuerte, muy duro, campeón de África, pero tampoco están en escenarios de disputas de Mundiales a ese nivel. Y Países Bajos es un equipo muy joven: con una realidad muy buena, pero con una generación muy joven. Estuvieron en finales de copas del mundo, y no pudieron cerrar, y esta generación va en este camino, pero es una generación nueva", y agregó: "Qatar es el que va a llegar más ajustado: es el que tiene más tiempo de trabajo. Hoy están trabajando juntos y jugando amistosos. Va a ser muy difícil que encuentres a un Catar desajustado. En ese sentido la ventaja la tiene Catar. Países Bajos es distinto: desde la tenencia de la pelota te marcan su forma de juego. Pero yo les dije a mis jugadores: jugamos con Argentina y Brasil, dos equipos de perfil europeo con talento sudamericano. Y les hicimos buenos partidos. ¿Por qué no hacerlo con Países Bajos? Senegal es mirarse al espejo. Es un equipo potente, rápido, fuerte, con líneas cortas, con bloques compactos, con jugadores en ofensiva que marcan una diferencia y dan valor agregado, pero… jugar contra Senegal es jugar contra Ecuador. Ese fue el pincelazo inicial que les di del universo que nos íbamos a encontrar.