Los nervios del debut. La posterior decisión del técnico de dejarlo afuera de la Copa América de 2007. La mano para salvar el arco ante Ghana. Los dolores de cabeza en Inglaterra. La gloria de la Copa América de 2011. La mordida al italiano Chiellini. La sanción más dura de la historia. El respaldo de Tabárez. Las emociones de Rusia. Convertirse en el máximo goleador de la historia. ¡Cuántas cosas, Luis!
Se termina. Luis Suárez lo tiene claro. El Mundial de Qatar 2022 marcará el final de su historia con la Selección de Uruguay. Su nombre y sus momentos con la celeste serán imborrables en la memoria de los uruguayos. Suárez se transformó en un símbolo de Uruguay. Después de Qatar nacerá la leyenda. Su historia con el equipo celeste se inicia en el año 2007. El salteño causó sensación desde los entrenamientos con un detalle que remarcó el técnico de entonces, Oscar Tabárez. Resulta que, en pleno movimiento de la Selección juvenil, uno de los técnicos hizo un comentario referido a la cantidad de goles que marraba Luis. El maestro expresó: “no miren los goles que erra Suárez, miren todo lo que hace Suárez en la cancha”.
Y de eso se trata. El delantero, además de los goles, genera muchas cosas para el resto de sus compañeros. El simple hecho de ser centro de atención permanente para los defensas rivales permite liberar espacios y presiones.
La carrera de Luis con la celeste fue de la mano con Tabárez. El 9 recordó un momento que le quedó grabado a fuego con el exentrenador de Uruguay, como se revela en el libro Maestro, el legado de Tabárez (Ediciones B).
Dos días después del partido contra Perú por las Eliminatorias para Sudáfrica 2010, ya de regreso en el Complejo de la AUF, y dos días antes del encuentro ante Colombia, que se jugaría en el Centenario, Tabárez llamó a Suárez para hablar. En la charla le brindó un rezongo como pocas veces había recibido el futbolista y al mismo tiempo una carta de crédito y motivación como no hubiera imaginado.
Así lo recordó el Pistolero. “Uno de esos días que me pidió para hablar. No me olvido más, me agarró de frente y me dijo que estaba muy decepcionado conmigo. Que en ese partido ante Perú esperaba mucho de mí porque Diego (Forlán) no estaba y porque yo había asumido un rol en la selección por lo que esperaba mucho de mí, y que no sabía si darme otra oportunidad en el partido con Colombia. Yo tenía 20 años. Fue un golpe enorme y fue como decirme: Luis te están dando otra oportunidad, tenés que aprovecharla. Ese tirón de orejas me marcó, porque me mostró toda la confianza que tenía en mí”.
SU JUEGO
El juego de Luis ha ido mutando con el paso del tiempo. Tabárez lo dejó claramente especificado en una conferencia: “A Suárez acá se le da mayor libertad de espacios, favorecemos el tipo de juego para que se encuentre en situación de uno contra uno, se insiste en eso y si pierde una pelota no pasa nada. En Barcelona es distinto. Ha ido progresando y es un aumento más del potencial del futbolista. Y lo vuelca en la Selección”.
Y así fue. De hecho, el entrenador remarcó siempre que, cada vez que Luis llegó al país para defender al equipo seleccionado, lo hizo incorporando cosas a su juego.
De aquel Suárez de Sudáfrica 2010, al que le tiraban la pelota y se las ingeniaba solo para controlar de espaldas al arco o sacar faltas, quedan huellas. El tiempo pasa para todos. Hoy a Luis hay que generarle juego de otra manera. Ya no tiene la misma explosión o potencia. Pero sigue siendo letal a la hora de la definición.
MENTALIDAD GANADORA
Hay cosas que los propios compañeros destacan de Luis y que deja como legado para las nuevas generaciones: su mentalidad ganadora. Luis es capaz de pelear contra todo en procura del triunfo. ¡Qué lo diga Godín! Que en un partido que los enfrentó, cuando el zaguero jugaba en Atlético de Madrid y el delantero en Barcelona, se sacaron chispas y hasta se insultaron.
La ambición de ganar no se negocia. Se enoja hasta en los picados de entrenamiento donde suele jugar de golero.
Tabárez lo recordó con una anécdota. “En un partido Luis protestaba y gesticulaba por lo que en el entretiempo le dije: ‘¿Vos no te pusiste nunca en el lugar del árbitro que está acá con 50 mil personas? En el mejor de los casos a vos te saca una amarilla y te expulsa’. Luis tiene algo que cuando las cosas no van bien, él se adjudica que no está aportando. Dicho de otra manera, lo quiere ganar él solo y es una medida equivocada. Es un problema cuando por hacer esas cosas deja de jugar”.
SU CONDUCTA
“Mi forma de jugar es muy particular y nunca la cambié, pero si no hubiese tenido un entrenador como el Maestro yo hubiese actuado diferente en la selección. Por eso en el Mundial de 2014 sentí que, a uno de los que más había defraudado, era al Maestro”, reflexiona el jugador en uno de los aspectos que más se criticó de su juego: la conducta.
Luis pagó por sus pecados. En ese Mundial recibió la sanción más grande de la historia por morder al zaguero italiano Giorgio Chiellini.
Pero también hizo cosas imposibles como recuperarse en tiempo récord de una operación para sacar a los ingleses del Mundial. Eso habla de amor a la camiseta y entrega a la causa.
En los Juegos Olímpicos de Londres 2012, el salteño vivió otro episodio que no olvida. Resulta que en el partido con Senegal se registró otra instancia de aprendizaje para el delantero. “Entré caliente en el entretiempo diciendo que no podía ser que nos hicieran goles de pelota quieta, que estábamos desperdiciando una oportunidad. En ese momento nadie dijo nada. A los dos días me paró y me expresó que esa no era la forma de actuar de un capitán en ese momento. Esas son cosas que a uno le llegan. Pedí perdón en el grupo”.
EL TRATO CON LOS JÓVENES
Suárez no descuida los pequeños detalles como su relacionamiento con los jóvenes del grupo. A modo de ejemplo, cuando citaron a Brian Ocampo a la Selección, pidió para compartir la habitación en la concentración del Complejo Celeste.
Con Facundo Torres, también dejó su huella. El chico se había destacado en Peñarol y fue citado para defender a la celeste en un momento complicado de las Eliminatorias. El día de su debut en la mayor, el 3 junio de 2021, al terminar el juego el salteño tuvo un gesto con Torres que reveló el papá del jugador en el programa Peloteando de CX 22 Radio Universal.
“Terminó el partido y me llamó y me dijo papá, papá, estoy feliz no sabés lo que me pasó. Me subo al ómnibus y estaba Suárez en el asiento. Y me fui a sentar en otro lugar, dije que me voy a sentar al lado de Suárez, y dice que lo llamó y le dijo: ‘bo pendejo vení para acá, sentate acá conmigo’. Y yo me senté papá. Pensé que me iba a decir algo y me dijo: ‘bo parece que hace 10 años que estás con nosotros, te felicito, me habían hablado de vos, pero sos un monstruo, te felicito y seguí así”.
Otro detalle, es habitual que el salteño deje zapatos de regalo para los chicos de las selecciones juveniles.
El resto es historia conocida. Luis pasó por todos los estados emocionales posibles en los mundiales. De cara a Qatar 2022 su juego no es el mismo de Sudáfrica 2010. Es cierto que no tiene la misma potencia física, aquella que lo llevaba a arrancar con pelota dejando rivales por el camino, pero aportará otras cosas. Su juego cambió. En Nacional jugó más cerca del área donde es letal, pero cuando se retrasó unos metros mostró un entendimiento increíble con Franco Fagúndez que jugó por detrás de él. Sabe acomodar el cuerpo cuando los rivales lo enciman. Mantiene viva la chispa de tocar e ir a buscar el balón al vacío. Pero lo más importante es que su olfato de gol se mantiene intacto.
Habrá que ver hasta donde le da el físico. Pero de Luis todo se puede esperar. Hoy, camino a su cuarta Copa del Mundo, arranca desde otro lugar. Es uno de los símbolos del equipo y tendrá un rol preponderante en el plantel, donde, además de los aspectos futbolísticos, comenzará a trasladar su legado.