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Del sueño a la decepción de la mano de Gareca: el 2024 de la Selección Chilena

Ricardo Gareca, entrenador de Chile ESPN

Tras el fracaso de la Era Berizzo, con apenas 5 puntos de 15 posibles, y un interinato de Nicolás Córdova ante Ecuador en las Eliminatorias Sudamericanas, la Federación Chilena apostó por un experimentado Ricardo Gareca, de pergaminos con un largo proceso en la selección peruana, y un nombre que logró consenso, pensando en un 2024 plagado de desafíos y exigencias, como la Copa América en Estados Unidos y los 6 partidos que La Roja debía afrontar en las clasificatorias.

El Tigre fue presentado oficialmente como el nuevo seleccionador de Chile el 25 de enero, instancia en que aseguró que "me moviliza la importancia del país y de sus jugadores".

De vasta experiencia con la Bicolor y asumiendo la banca de un rival que enfrentó muchas veces, Gareca arrancó de manera soñada su proceso al mando de un elenco nacional que dejó una gran imagen en la gira europea que realizó en marzo, donde goleó 3-0 a Albania en Parma y luego cayó ajustadamente 3-2 con Francia en Marsella.

Tras ello llegó junio, Chile goleó a Paraguay el 11 de junio en el Nacional y dos días después dio a conocer la nómina de jugadores para la Copa América, donde no figuraban Arturo Vidal, Marcelo Díaz ni Gary Medel, tres jugadores activos, pero que no fueron considerados por el Tigre, en el primer gran quiebre entre el DT y algunos integrantes de la Generación Dorada.

En la cita continental en suelo norteamericano, Claudio Bravo jugaría sus últimos partidos con Chile, y la Selección tendría un discreto cometido, registrando un empate sin goles con Perú en el debut, una derrota por la mínima con Argentina y otra paridad en cero con Canadá, resultados que la eliminarían en fase de grupos.

Tras esa amarga experiencia en Estados Unidos, La Roja de Gareca debía enfocarse tres meses después en el principal desafío por el que llegó el argentino, con una compleja fecha doble de septiembre, y la sensación fue durísima, ya que la Selección perdería con Argentina por 3-0 y luego perdería por primera vez con Bolivia jugando como local por Eliminatorias.

Un mes después, vivió una verdadera teleserie por la nominación de Carlos Palacios, quien días antes de los duelos con Brasil y Colombia, había manifestado que no quería perderse los duelos pendientes de Colo Colo en el torneo. Al final, fue derrota con el Scratch por 2-1 en Ñuñoa y un papelón ante los cafetaleros por 4-0 en Barranquilla que dejaron a Chile como colista en las clasificatorias.

Llegaba noviembre, sólo restaba una fecha doble y La Roja estaba en estado crítico, con un Gareca que para muchos debió irse tras esas cuatro derrotas consecutivas, pero la testera del fútbol nacional le puso un ultimátum: sumar sí o sí el máximo en los cruces con Perú en Lima y ante Venezuela en Santiago.

Para estos cruciales partidos, Gareca inicialmente no llamó a Arturo Vidal, pero la liberación de algunos jugadores, como Darío Osorio, Erick Pulgar, además de Williams Alarcón, hicieron que el Tigre convocara a la gran figura del Colo Colo campeón 2024.

Un empate con la Bicolor en el Monumental dejó mejores sensaciones y un mejor sabor de boca con lo mostrado por el equipo, que pudo perfectamente traerse los puntos desde tierras incaicas, hasta que el 19 de noviembre, frente a Venezuela en Ñuñoa, llegaría un triunfazo que le permitió a la hinchada sacudirse de un año terrible; un verdadero desahogo.

La victoria por 4-2 sobre la Vinotinto le permitió a los nacionales respirar, llegar a 9 puntos y salir del último lugar; un verdadero bálsamo para Gareca y compañía, en la que fue sin dudas, una de las peores temporadas de La Roja desde el camino a Corea-Japón 2002.