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Lio Messi conserva el hambre de triunfo con Argentina

Para Lionel Messi no hay nada más especial que regresar a Argentina. Más allá de encontrarse con su patria, al crack le motiva sentirse querido por su gente después de muchos años de ir amontonando críticas. La Pulga se ve bien, con fuerza, ganas y hambre para agarrar el mástil de la bandera y liderar a la Argentina en busca de un nuevo Mundial, el que le pondría en paz a él con el mundo y el que serviría para sellar todas las voces críticas que verbalizaron señalamientos sobre él sin ningún tipo de sentimiento.

Messi vive ahora los momentos complicados en Barcelona. Sí. Un final de verano demasiado movido con el expresidente Josep María Bartomeu lo puso en el punto de mira de algunos socios, que no le perdonaron (y posiblemente no lo hagan nunca) que sus primeras palabras tras el 8-2 de Lisboa en la Champions League fueran a través de un Burofax tratando de forzar su salida del Barça, el club que lo acogió hace 20 años.

A Lionel le quitaron sus dos muletas en el vestuario el pasado verano. A Luis Suárez y a Arturo Vidal los echaron del vestuario del Camp Nou cuando eso no estaba previsto. El que quería irse, Messi, se quedó, y los que deseaban permanecer, se fueron. Y todo después de filtrarse las reuniones que Messi y Suárez mantuvieron con Ronald Koeman, quien tuvo que sacar su guante para acariciar al crack, demostrarle que las sesiones eran tan exigentes como le había dicho y que con trabajo llegarían los resultados.

El Barça actual muerde más y mejor. Presiona de manera ordenada y ataca como toca. Otra cosa es la puntería, que debe acabar de fijarse mejor, así como a la hora de defender, en la que el grupo deberá esmerarse más para conseguir dejar, de nuevo, la portería limpia y poder optar a títulos.

“Messi entrena mucho y muy bien”, indican a ESPN Digital fuentes del vestuario. “Está siendo muy profesional, pese a todo lo que se diga en la calle”, insisten desde las calles de la Ciutat Esportiva. “Habla bastante con el entrenador y se le ve atento a todo lo que se le pide; es un gran profesional y lo que más le apasiona es tener entre sus pies la pelota”, remarcan.

Ante el Betis, Messi hizo volar al Barça en 45 minutos. Le bastó. Ahora está con su selección buscando el billete para el Mundial de Qatar. El tobillo lo tiene algo tocado, pero el alma vibra con el fin de poder conseguir el primer objetivo. A Lionel no se le borrarán de la cabeza las críticas vertidas sobre él cuando la selección nacional de Argentina fracasó continuamente ente Mundiales y Copa América.

Tampoco se le olvidó que tras errar un penalti en la final de Nueva York ante Chile en 2016, aseguró entre lágrimas que renunciaba a la selección de su corazón. Se levantó, como siempre, y ahora lo que quiere alzar es la Copa del Mundo. Queda mucho para ello, pero el camino ya ha comenzado a trazarse y cada paso es una prueba.

Con el Barça lo ganó todo y su futuro está en el aire. Con Argentina, con un más allá algo más que seguro, no ha ganado nada, más que unos Juegos Olímpicos, que no es poca cosa. A Messi le ha cambiado el paso, aunque lo que no le variará nunca es su hambre por ganar, ya sea de culé o con la camiseta de su país.