James Rodríguez volvió a jugar con la Selección Colombia después de un año. Entró a los 78 con el marcador abajo, sin respaldo táctico y poco espacio para desequilibrar en Sao Paulo.
El 4-3-3 de Colombia en el inicio frente a los brasileños lo dejó sin lugar entre los titulares. Hubo salida rápida, choque y energía para desesperar al rival. Un entorno diferente del que necesitaba el 10 para su regreso tras 15 partidos ausente.
El segundo tiempo dejó en evidencia que hubo cansancio en el equipo. Brasil ganó todos los rebotes y desde los 60 necesitaba más control de la pelota, salir de la asfixia y retomar la circulación ofensiva con Duván Zapata y Luis Díaz.
Era el momento James del compromiso. Sin embargo, entró para los 12 finales en reemplazo de Wilmar Barrios con el marcador en contra, caos táctico y defensores que lo frenaron con roce apenas ingresó.
Jugó de mediapunta, detrás de Miguel Borja y con Juan Guillermo Cuadrado extenuado, lejos de ser un socio ideal. Su aporte fue nulo y ni siquiera le correspondieron un par de cobros de tiro libre para meter centros al área.
Reinaldo advirtió que aún le faltaba forma física pero quizás demoró su entrada ante el dominio los brasileños promediando el complemento. Su regreso fue amargo. Lo espera un partido definitivo para la clasificación al Mundial contra Paraguay en Barranquilla.
