En su vuelta a Alianza Lima, Wilmer Aguirre apuntaba a tener un rol secundario en el equipo de Carlos Bustos, pero el Zorrito aprovechó sus oportunidades y se hizo con un rol protagónico en el título de la Fase 2.
El atacante de 38 años, que ya había dejado buenas sensaciones en la Fase 1, se ganó la reconsideración de Bustos a partir de su ingreso ante Binacional: el Zorrito cumplió una buena labor y anotó uno de los goles en la épica remontada por 3-2.
Al siguiente partido, el entrenador argentino no dudó cuando se lesionó Arley Rodríguez en pleno partido ante Melgar y nuevamente Aguirre fue clave: su ingreso le dio mayor profundidad a Alianza, hundió a la defensa rival y activó a varios de sus compañeros a partir de sus desmarques.
El DT de Alianza le mantuvo la confianza y el Zorrito volvió a pagar con goles. El atacante convirtió de manera consecutiva frente a Alianza Atlético, UTC y Mannucci, y el club victoriano se adjudicó el título de la Fase 2.
Ahora bien, más allá de los goles, Wilmer Aguirre supo darle la energía, explosividad, desequilibrio individual y mucha amenaza al espacio que Alianza Lima precisaba y que no le estaba dando Aldair Rodríguez, uno de los fichajes estrellas de la temporada.
A sus 38 años, el Zorrito sueña despierto la posibilidad de lograr su quinto título nacional en el club de sus amores y al lado de su amigo Jefferson Farfán, como en el 2001, 2003 y 2004.