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Blog de Rafa Ramos: Desordenado y desCoccado, México vence a Surinam en el inicio de era

LOS ÁNGELES — Aprobó. Por la victoria y por el marcador (2-0), que es, sin duda, un impostor. Primer ensayo, con pocos entrenamientos, muchas charlas, y la osadía de Diego Cocca de jugar con cartas marcadas, al dividir a su convocatoria, esperando que le alcanzara para vencer a Surinam, dejando la base más sólida en la Ciudad de México.

El Tri sufrió, como debía de ser. Dos intervenciones de Carlos Acevedo en el primer tiempo dejan en bufido los esfuerzos de Surinam. Era inevitable: jugadores con poco oficio, sin gestos de liderazgo, tratando de congeniar, pese a que era, en cierta medida, una cita a ciegas.

Como lo dejó en evidencia en Atlas y en sus escarceos con Tigres, el técnico argentino sabe capitalizar la brevedad inquieta del entretiempo. Algunos ajustes y, claro, la evocación y la invocación a la fortuna para el gol que se adjudica Johan Vásquez y el obsequio de Damil Dankerlui, a uno de los poquísimos centros correctos e intencionados de Uriel Antuna, sobre la llegada del Piojo Alvarado.

Aclarado que el marcador puede ser un impostor, el 2-0 no es un veredicto que obedezca plenamente al trámite. Surinam pudo pegar un par de sopapos que habrían inquietado las neuronas y las hormonas de un grupo de juveniles inexpertos, aún con el paso de algunos de ellos en Qatar. Recuérdese que el futbolista mexicano madura exclusivamente en la suma de las desgracias.

Y ese reajuste de Cocca fue en la simpleza del juego. Por momentos, en la segunda mitad, parecieron entender sus jugadores que aquello se trataba de menos burocracia y más intensidad vertical. Lo fueron masticando, pero es evidente que hace falta el hombre líder que arrope al grupo, que se convierta en el eje del manejo del partido.

En la fusión de aquellos que se quedaron en México y los de la aventura en el edén de Paramaribo, Cocca deberá ir encontrando el equipo que necesita, para los desafíos serios detrás de los molinos de viento que representan Surinam y Jamaica en la Liga de las Naciones.

Por eso, el resultado, el 2-0, la pirotecnia de la victoria misma puede ser un par de impostores, unos equívocos charlatanes, si no se es capaz de procesar más los desaciertos que los aciertos en la cancha, porque, al final, el primer gol es una pereza o una obnubilación mental del arquero Roggeveen, y el segundo, un acto suicida, involuntario, confundido de Dankerlui.

Ahí, la gran diferencia: México no generó suficiente futbol para la consumación de los goles, aunque sí hubo intentos para tratar de hacerlo. Pero pujar siempre, no logra empujar el balón a la red. A México, entonces, le sobraron bufidos y gemidos y le faltó exquisitez.

Tal vez el reflejo más puntual de la capacidad de controlar al futbolista, por parte de Diego Cocca, se hizo evidente en el segundo tiempo. Defensivamente, el equipo se vio menos errático y desorganizado, aunque con desatenciones, pero en la lucidez que empezaron a mostrar Roberto Alvarado, Érick Gutiérrez y Charly Rodríguez se cimentó el recambio, ligero, pero recambio.

Y claro, el Uriel Antuna de la segunda mitad entró con una reprogramación mental distinta. Le bajó a su nivel de egoísmo y atropellamiento para empezar a ser más útil. Él mismo juega al tahúr y saca de la nada un penalti, que, después, Santiago Giménez vuela en el cobro y el balón debe estar por aterrizar en algún momento en la avenida Jaggernath Lachmonstraat, la principal ruta al estadio Franklin Essed.

Tal vez ésa sea una de las referencias puntuales entre el mismo Giménez y su rival de turno, Henry Martín, quien ha cobrado un inusual aseo y eficiencia para el cobro desde el manchón. En la Eredivisie, Chaquito no perdona con el Feyenoord y habrá que esperar si la camiseta verde le cohíbe o no.

Ahora se viene Jamaica y Diego Cocca sabe que puede estar tranquilo, porque, además, no hay quién le cuestione. Él y su supuesto supervisor, Ares de Parga, fueron instalados de un dedazo dictatorial, totalitario y absolutista de Alejandro Irarragorri y es el único con autoridad perversa, jerárquica y deportiva para increparlo, porque el resto de los miembros de la Comisión de Selecciones Nacionales, saben, realmente, poco y nada de futbol, y baste sólo ver dónde están los equipos de Grupo Caliente, Grupo Azteca, y, necesario decirlo, de Grupo Orlegi en la Liga MX. ¿Chivas? Se acabó la era del chiripazo de ChiriPaunovic.

Más allá de la obligación de la victoria sobre Jamaica, el domingo, insisto, al igual que Surinam, trémulos molinos de viento, vendrá la instancia de desafiar a Canadá y a Estados Unidos, convertido en el Némesis mexicano en la era de terror de Gerardo Martino.

El camino es largo, y Cocca podría tener hasta 30 juegos antes del Mundial de 2026, dependiendo de su desarrollo en la Copa Oro 2023, la Copa Panamericana 2024 y la Copa InterContinental 2025. Tiempo tiene y padrinazgo que lo apapache, también.

Por lo pronto, Cocca y sus ensayos aprueban, desordenados y descocados, ante una Surinam fragilizada por la ausencia de al menos tres de sus jugadores referentes en el futbol de Europa.