La horrible oleada de lesiones sufridas por futbolistas de elite durante la última fecha FIFA tiene serias repercusiones tanto para sus selecciones como, lo que es más importante, para sus clubes.
Barcelona y Paris Saint-Germain aún tienen trabajo por hacer para asegurar su clasificación en fase de grupos de Champions League. Sin embargo, intentarán hacerlo sin la presencia de Gavi ni Warren Zaire-Emery, respectivamente.
¿Se imaginan las repercusiones si ambos equipos terminan descendidos a la Europa League en diciembre? Sería una debacle financiera para el club catalán y una vergüenza catastrófica para el PSG.
Aunque sea llevar la hipótesis al extremo, si alguno de esos escenarios se concreta, se podría argumentar que los excompañeros de equipo Xavi Hernández y Luis Enrique podrían empezar a preocuparse por su continuidad laboral. Sigo anticipando que ambos equipos saldrán airosos de sus últimos dos compromisos de fase de grupos; pero será mucho menos accesible, mucho menos seguro, sin la presencia de sus talentos adolescentes.
El Real Madrid ya ha clasificado; no obstante, las bajas de Eduardo Camavinga y Vinicius Junior para los próximos meses engrosan una drásticamente extensa lista de lesionados merengues; considerando que Thibaut Courtois, Eder Militao y Aurelien Tchouameni son ausencias entre mediano y largo plazo. Ni Arda Guler ni Dani Ceballos parecen capaces de mantenerse en plena forma física por más de uno o dos días.
No son nada desdeñables los €5.6 millones que podría ganar el Madrid si se impone en sus dos últimos encuentros de fase de grupos, jugando de local ante Napoli y luego, visitando al Union Berlin.
La Casa Blanca tiene la suerte de contar con varios partidos accesibles en LaLiga desde ahora hasta su próxima prueba exigente; específicamente, la vuelta contra Atletico Madrid a principios de febrero. En vez de tener la sensación de que el Madrid puede dar una vuelta de tuerca a sus principales rivales por el título (Atleti, Barça y, sí, Girona) derrochando poderío por dos meses, Carlo Ancelotti se pone a pensar: Una lesión grave más y tendremos muchos problemas para superar el calendario de partidos entre LaLiga, Copa del Rey y Champions.
En cuanto a su semifinal de Supercopa de España contra el Atleti del próximo 10 de enero; salvo un milagro, el Madrid tendrá que chocar con la plantilla que ya le ha superado esta temporada 3-1 con la mayoría de sus figuras fuera de acción por lesiones (siendo Tchouameni la posible excepción).
No obstante, hay que tomar en cuenta víctimas mucho más importantes, porque ahora vemos cómo los grandes protagonistas del fútbol se rompen y rompen constantemente con lesiones producto de la fatiga. Esas víctimas, por supuesto, son los propios jugadores.
Me agrada y siento respeto por la labor que actualmente desempeña FIFPRO, el sindicato mundial de futbolistas. Hasta que los jugadores sientan genuinamente que pueden unirse e ir a la huelga (y efectivamente lo hagan), todo parece indicar que FIFPRO tiene una voz muy discreta. Sin embargo, la pregunta ante el daño sin precedentes que actualmente se causa al bienestar físico y mental de nuestros futbolistas, es ¿qué tan bien esa voz discreta está resaltando la amenaza? ¿Qué tan bien está empezando a llamar la atención ante un problema real, en crecimiento y sumamente perjudicial?
Recientemente, FIFPRO dio a conocer algunas estadísticas alarmantes. A la edad de 22 años, Vinicius ya sumaba 18.876 minutos de fútbol entre club y selección, más del doble del tiempo de juego de Ronaldinho a la misma edad. Pedri, que ha sufrido constantemente las lesiones más terribles, tenía más de 12.000 minutos en su haber a los 20 años, superando en 25% a Xavi cuando tenía idéntica edad. A los 24 años, Kylian Mbappe había jugado 26.952 minutos; sorprendentemente, un 48% más de minutos que Thierry Henry a la misma edad. Jude Bellingham tiene 30% más minutos de fútbol competitivo a sus 20 años que Wayne Rooney a la misma edad. Son hechos espectacularmente problemáticos.
Luego de alzar el título de la UEFA Nations League en junio pasado, Rodri dijo que le era imposible seguir jugando la cantidad de minutos competitivos que soportó en la temporada pasada. De lo contrario, en sus propias palabras, no habría forma “de que juegue fútbol profesional a los 34 o 35 años”.
Felizmente, o quizás deberíamos decir “fortuitamente”, el fenomenal Bellingham no forma parte de los lesionados madridistas a largo plazo. Su molestia de hombros debería haber desaparecido para una de las dos próximas jornadas de la Casa Blanca.
Antes de cumplir 20 años, David Beckham había acumulado 829 minutos con el primer equipo y Steven Gerrard llevaba 2.853. El total de Bellingham antes de cumplir la misma edad en junio pasado ya alcanzaba 14.445 minutos. Piensen por un momento en ello. Si lo desglosamos en partidos, son nueve encuentros para Beckham, 32 para Gerrard y 160 para el ‘5’ del Real Madrid. ¿Alguien piensa en los efectos a largo plazo sobre el físico de este futbolista absolutamente maravilloso?
Si tomamos en cuenta que Vinicius es baja debido a una lesión de isquiotibiales sufrida mientras jugaba con el seleccionado de Brasil, permítanme recordarles que, entre agosto y abril de la temporada pasada, el extremo blanco acumuló más de 56.000 kilómetros (casi 35.000 millas) de viajes internacionales. Algo que fomenta la fatiga y dificulta la recuperación.
En vista de que la Champions League y el Mundial de Clubes aumentarán dramáticamente la cantidad de partidos que disputarán los futbolistas a partir de la próxima temporada, FIFPRO ha presentado algunas sugerencias. Ojalá no caigan en saco roto.
El sindicato recomienda que los jugadores se tomen un mínimo absoluto de 28 días libres entre temporadas, que se les garantice un mínimo de 14 días libres durante la temporada (sin partidos ni entrenamientos), que las plantillas tengan un día libre a la semana y, finalmente, que se impongan límites a la cantidad de encuentros consecutivos a los que se expone cualquier jugador que participe en dos o más encuentros a la semana. ¿Sencillo? Eso parece.
No tiene sentido negar que, incluso en esta situación tan extrema y desagradable, no hay mal que por bien no venga.
En el Madrid, Brahim Diaz empieza a demostrar por qué tenía tanta fe en sí mismo, rechazando los intentos del AC Milan de ficharlo permanentemente tras una cesión exitosa para volver al Santiago Bernabéu (sobre todo como suplente). Evidentemente tiene todo lo necesario para brillar, cuenta con la chispa y elegancia que le encanta ver a la afición y ahora, con tantos lesionados a su alrededor, tendrá más oportunidades para demostrar sus cualidades.
¿Qué hay de Fermin Lopez? Es probable que aún no tengan del todo claro quién es él o cómo juega. A principios del verano tenía previsto jugar, en el mejor de los escenarios, una temporada para demostrar su valía con el Barcelona B. Varios entrenamientos positivos en las giras, unos minutos increíbles con gol y asistencia contra el Madrid en el amistoso jugado en Las Vegas y, de repente, empieza a ser figura con el campeón de España. Con la salida de Gavi, Pedri dando pasos de bebé para volver tras su lesión y Frenkie de Jong viviendo un caso idéntico, Fermín tendrá mucho, mucho más tiempo de juego.
En el Atleti, el diluvio de lesiones sufridas por los colchoneros implica que Rodrigo Riquelme ha jugado lo suficiente como para ser convocado por la selección española, y la importancia de Pablo Barrios en el primer equipo se haya disparado. En el PSG, la ausencia de Zaïre-Emery abre la puerta para que Cher Dour, Vitinha, Lee Kang-In y hasta Ethan Mbappe, hermano menor de Kylian, tengan más tiempo de juego. No todo es sombrío, no todo son malas noticias. Es importante no perderlo de vista.
Sin embargo, en estos momentos nuestro calendario balompédico se asemeja a una trituradora que arrasa con toda la forma física, salud mental, poderes de recuperación y felicidad general de todos nuestros grandes futbolistas. Si no se le pone freno, ese calendario se hará cada vez más hostil, implacable y dañino.
Los que tenemos una tribuna debemos alzarnos y hacernos oír. Es hora de tratar a las figuras del fútbol como seres humanos, no como mercancía.