España, que ganó a Suiza en la última jornada de la fase de grupos de la Nations League, será cabeza de serie en el sorteo de cuartos de final del viernes.
España cerró la fase de grupos de la UEFA Nations League con otra victoria, esta vez frente a Suiza en Tenerife, que confirmó su papel de favorita en el torneo. La Roja se impuso por 3-2 en un partido que se le complicó sin razón, pudiéndolo ganar con solvencia pero no solucionándolo hasta el tiempo añadido, cuando Bryan Zaragoza transformó un penalti forzado por él mismo.
Lo ajustado del marcador no debería apartar del escenario que esta España convence. Solo se dejó un empate (en Belgrado) durante toda la fase de grupos y la cerró con 16 puntos, más que ninguna otra selección. Y es que el equipo de Luis de la Fuente tiene un plan futbolístico tan determinado, claro y visible, que da igual que juegue Pau Cubarsí o lo haga Aymeric Laporte, que entre Óscar Mingueza o Alejandro Grimaldo sustituya a Marc Cucurella. Incluso que un novato como Marc Casadó tome galones en su primera titularidad ocupando el puesto, ahí es nada, de Rodri, el mismísimo Balón de Oro y faro de esta España que ni cede ni se asusta ante nada.
Casadó, desde luego, merece un apunte especial. En su segunda aparición con la selección mostró un desparpajo, una intensidad y una prestancia impropias de un novel, dando toda la libertad que quisieron Pedri y Fabián Ruiz, que le acompañaron en la zona media.
España se avanzó tras un penalti forzado por Álvaro Morata que no transformó Pedri, lanzador por aclamación y que estrelló su lanzamiento en Yvon Mvogo. Dos rechaces después, el balón llegó a Yéremy Pino, quien resolvió con un disparo duro e imposible de atajar.
Ocurrió al paso por la media hora de juego en momentos especialmente brillantes de una selección que jugaba para divertir al público, sin apretar el acelerador más de lo necesario pero sí lo suficiente como para ser superior a una Suiza que, ya eliminada, pretendía no ser una simple convidada en la fiesta hispana.
Y a fe que lo consiguió el equipo helvético. Joel Monteiro igualó a la hora de juego en una actuación individual magnífica y aunque casi inmediatamente Bryan Gil logró el 2-1, el choque se dirigió a un desemboque mucho más nivelado de lo que habría deseado De la Fuente. Tal es así que un inocente penalti de Aitor Paredes lo transformó Andi Zeqiri a los 85 minutos para dar a pensar que España acabaría esta fase de grupos con un pequeño borrón en forma de empate…
Pero faltaba la maravilla de Bryan Zaragoza, ya en tiempo añadido, con una jugada tan personal como preciosa y precisa que desembocó en penalti. Y De la Fuente, satisfecho con los suyos, le permitió al delantero del Osasuna (cedido por el Bayern Munich) lanzar la pena máxima... Que no falló para consumar el 3-2 final.