En su vuelta a los clásicos, Luis Suárez tuvo una destacada actuación, convirtiendo de forma fantástica uno de los goles en la victoria de Nacional sobre Peñarol.
El Pistolero tuvo su gran momento en el partido cuando, con un remate espectacular, marcó el 2 a 0 parcial. La jugada nació en un saque de banda ofensivo, el atacante retrocedió para perder su marca, recibió la pelota afuera del área, controló y definió de zurda con un zapatazo que se le coló arriba contra el palo a Kevin Dawson. Toda la jerarquía de Suárez, reflejada en una jugada donde sacó petróleo de la nada y derrumbó a un equipo aurinegro, que no mostraba nada hasta esa altura del juego.
Pero la actuación del 9 no tuvo destaque solamente por el gol. Si bien casi no contó con otras ocasiones de marcar, generó numerosas chances para sus compañeros de ataque. Pivoteó, salió del área, arrastró marcas, asistió, creó espacios y limpió jugadas haciendo gala de la técnica que ha mostrado a lo largo de su carrera.
En algunas jugadas hasta se podría decir que “pecó de generoso”, porque le dio la pelota a sus compañeros en zonas donde pudo haber llegado a definir él. Pero esta versión de Suárez, entregado al 100% al juego del equipo tricolor, no busca el lucimiento personal sino el resultado colectivo por sobre todo.
Suárez chocó en varias ocasiones con los zagueros de Peñarol, Yonatthan Rak y el joven Agustín Da Silveira, y se dieron diversas jugadas donde buscaron limitar su juego con firmeza. Si bien el Pistolero entró en algunas discusiones o reclamos, en general, no hubo grandes polémicas en ese sentido.
En líneas generales, Suárez retornó a los clásicos del fútbol uruguayo y cumplió una destacada tarea, además de brindar un gol que los hinchas tricolores no olvidarán. No se sabe qué pasará con el futuro del 9, pero si este fue su último duelo ante Peñarol, el salteño le dio a la gente en las tribunas lo que fueron a buscar.