La consigna parece ser clara. En su vuelta a casa, Álvaro Gutiérrez pretende que sus jugadores respiren Nacional. El técnico, en los pequeños detalles, marcó claras diferencias con su antecesor Ricardo Zielinski.
El equipo se alejó de los hoteles y volvió a concentrarse en Los Céspedes, el complejo de entrenamiento de la institución. La tarde del partido con River Plate, cuando Nacional entró al campo de juego del Parque Central a realizar la entrada en calor, sorprendió la presencia de Guti. El técnico, lejos de quedarse sentado en el camarín esperando a sus dirigidos, salió a la cancha a vivir el calentamiento y el aliento de los hinchas.
Gutiérrez siguió de cerca todos los movimientos de los jugadores, alentó y hasta tocó algunos balones. Camino de un lado a otro y dialogó permanentemente con su colaborador Mario Picún mientras en las tribunas se armaba la fiesta. Antes de volver al vestuario para ponerse la camiseta y salir a jugar, Guti y su cuerpo técnico reunieron a todos los jugadores formando un círculo para realizar una arenga ante la vista de todos los hinchas.
El equipo salió con cambios de nombres y de sistema. En el fondo, Gutiérrez incluyó a uno de los referentes como Diego Polenta. Zielinski jugaba con Noguera y Bocanegra, pero Gutiérrez sacó al colombiano para incluir a Polenta. En el mediocampo, dio ingreso a Yonathan Rodríguez para conformar el doble 5 junto a Marcos Montiel, cuando su antecesor se había inclinado por el juvenil Cartagena.
En ofensiva estuvieron las principales novedades: jugó con falso doble 9. ¿Por qué es falso? Porque como el propio Gutiérrez explicó, ni Gastón Pereiro, ni Franco Fagúndez, son 9 naturales.
“Ninguno de los dos es un 9 de área, pero cuando le sacás la referencia a los zagueros, se generan espacios”, comentó el entrenador a la hora de explicar la idea.
Pereiro y Fagúndez fueron apuntalados desde las bandas por Diego Zabala y Federico Martínez que jugó un gran partido. El equipo marcó justamente las diferencias cuando Zabala y Martínez jugaron de afuera hacia adentro metiendo diagonales que generaron peligro y fueron determinantes para llegar a los goles.
Con los cambios referidos, Nacional se paró con un 4-2-4. Esto no implicó que fuera una formación vulnerable, por el contrario, fue un equipo solidario donde todos se involucraron en defender.
Eso quedó claramente marcado en el segundo tiempo. Cada vez que River pasaba la mitad de la cancha, automáticamente todos los jugadores de Nacional se metían en su terreno. Esto le cerró espacios al rival y le impidió llegar con comodidad al arco de Salvador Ichazo.
Otra medida que tomó el entrenador fue la de confiar el brazalete de capitán a Diego Polenta que, ante la ausencia de Sergio Rochet que se encuentra con la Selección Uruguaya en Corea del Sur, fue el referente del equipo.
Una vez finalizado el partido, el técnico Gutiérrez volvió a ingresar al campo de juego para saludar uno a uno a sus dirigidos, además de posar con el grupo para una foto.
Al volver al vestuario atendió a los medios y de cara al partido contra Peñarol se sacó la chapa de invicto en los clásicos. “Yo no estoy invicto en los clásicos, perdí uno en Miami”, dijo con total sinceridad. Y también tiró la mochila de la presión a la calle diciendo: “Si me decís que pierdo el clásico y salgo campeón, lo firmo”.