<
>

Abel Hernández criticó que los dirigentes no lo llamaron, y reveló su desconfianza en la sanidad de Peñarol

1950foto

Abel Hernández no se guardó nada. Criticó a los dirigentes que lo abrazaban o le pedían fotos y luego lo despidieron por Instagram. Reveló su desconfianza en la sanidad de Peñarol porque lo hicieron jugar desgarrado. Comentó que los jugadores no entendieron cómo el club tuvo tres entrenadores con distinta ideología de juego a lo largo de la temporada. Y dijo que hubiese aceptado un contrato a rendimiento.

“Mi salida del club fue una decisión de los dirigentes, y también un poco del entrenador. Nadie de Peñarol me llamó para decirme, ni que iba a seguir, ni que iba a dejar el club al finalizar el contrato. En lo personal, cuando estuve en la cancha lo hice bien, y a pesar de que tuve lesiones que me llevaron mucho tiempo de recuperación, sentía que podía tener una revancha”, comenzó diciendo el delantero en el programa "100% Deporte" de radio Sport 890.

Desconfianza en la sanidad de Peñarol

Acto seguido, Abel Hernández introdujo el tema de su relación con la sanidad de Peñarol revelando que había perdido la confianza con los médicos del club.

“Cuando estuve dentro de la cancha fue de mis mejores años, obviamente está la parte de que me perdí muchos partidos. En parte puede ser culpa mía, porque en algunas ocasiones me apuré, y en otras fue culpa de otras personas que no tomaron la mejor decisión. De pronto yo confiaba mucho en esas personas y terminó pasando lo que pasó, que lesiones que eran de corto tiempo de recuperación llevaban el doble”.

Abel detalló lo sucedido con los médicos del club diciendo que, tras desgarrarse en agosto, le dieron el alta para volver en un partido contra Defensor Sporting pese a no estar plenamente recuperado.

“Por parte de Peñarol tenía el alta, pero mi doctor me dijo que no, que era imposible que jugara porque al mínimo movimiento me iba a volver a abrir el desgarro. En ese momento confié más en la sanidad de Peñarol que en la mía, y al final mi doctor tenía razón. Y esa es una de las decisiones de las que me arrepiento”, comenzó diciendo el jugador.

Abel agregó: “Yo confié en la sanidad de Peñarol hasta ese partido con Defensor porque hasta ahí era todo muy parecido a lo que me decía mi doctor. Yo pierdo la confianza (en la sanidad del club) en ese partido porque, por el lado de Peñarol me decían que estaba recuperado para jugar, y por el otro que no estaba totalmente cerrado el desgarro. Opté por darle la derecha a Peñarol, entré a ese partido y jugué 7 minutos. Pero a los dos días, en un entrenamiento, me resentí y ahí perdí la confianza en la parte médica de Peñarol. Que dos personas miren la misma resonancia, y uno te diga estás bien, y el otro que estás desgarrado, quiere decir que alguien está mintiendo. Entonces ahí dije voy a darle la confianza a mi doctor”.

Consultado sobre cómo había quedado su relación con los médicos del club luego de esas diferencias, Abel respondió: “Con Horacio Deccia (médico que estaba en cancha con los jugadores) la relación fue muy buena, con Rienzi (Edgardo, que era el jefe de la sanidad del club) se tornó un poco áspera la relación, no nos comunicamos tanto como antes, no teníamos el mismo feeling que al principio del año”.

Los cambios de DT

A la hora de encontrar explicaciones a lo que sucedió con Peñarol, que terminó perdiendo el título en la recta final del Campeonato Uruguayo, el delantero explicó.

“Lo de afuera nos empezó a afectar adentro y eso nos desestabilizó como grupo, porque dentro de la cancha perdimos confianza. El último cambio de entrenador (la salida de Darío Rodríguez) nos golpeó bastante y fue muy difícil dar vuelta la pisada. Al final del torneo no estuvimos a la altura de la camiseta de Peñarol”.

Posteriormente agregó: “La parte política influyó mucho, sobre todo cuando te cambian tres entrenadores en el año y más estando primeros en la tabla. Es algo que el jugador no entiende. Y aparte todos entrenadores con distintos métodos o estilos de juego. La verdad que nos afectó. Al jugador le llega y más cuando vas primero y te cambian el entrenador”.

Abel reveló los motivos por los cuales no estuvo a la orden en la primera final del Campeonato Uruguayo contra Liverpool.

“En los días estuve intentando hasta que con Diego (Aguirre, el DT) decidimos que lo mejor era quedar afuera en esa primera final y estar al 100% en la segunda. En la cabeza de ningún peñarolense pasaba perder 0-2 la primera final”.

Los dirigentes que lo abrazaban

Abel Hernández no ocultó su sorpresa por la forma en que se enteró que no seguía en el club, y apuntó a los directivos que lo abrazaban cuando hacía goles y después ni lo llamaron.

“Yo me enteré el 4 de enero de que no seguía más en el club por Instagram, porque nadie se comunicó conmigo pese a que cuando hacía un gol venían todos los dirigentes a abrazarme, a felicitarme, y a pedirme que no me fuera de Peñarol”.

Abel agregó: “Con los que más hablaba era con el vicepresidente (Eduardo Zaidensztat), era uno de los que me abrazaba cuando hacía algún gol, el mismo Nacho (Ruglio, el presidente) que cuando aparecieron aquellas ofertas tuvimos muchas charlas. Con el que más conversaba era con el presidente, por eso quizás me sorprendió un poco que no se haya comunicado conmigo, pero es parte de esto, no se comunicaron con ninguno y es la forma de actuar que tienen hoy”.

El retiro y el llamado de Rosario Central

El delantero comentó que, cuando se resintió de la lesión, pensó en retirarse del fútbol, pero con el paso de las horas desistió de esa idea.

“Fue en el momento y lo primero que pensé fue eso, se lo dije a Darío (Rodríguez), creo que no voy a seguir, pero llegué a casa, me puse a pensar y dije si estoy bien ¿por qué me voy a retirar?”.

Abel comentó que si Peñarol le hubiese ofrecido un contrato a rendimiento, lo aceptaba: “Sobre mi rendimiento no pueden decir nada, sí sobre mis lesiones porque es una realidad. Si me hubieran planteado un contrato a rendimiento lo aceptaría porque sé lo que puedo dar dentro de una cancha y lo demostré durante el año pasado”.

Y concluyó diciendo que recibió un llamado del técnico de Rosario Central, Miguel Ángel Russo, que le hizo saber de su interés para que se sume al equipo.

“Tuve una charla con Miguel Russo, técnico de Rosario, y fue una charla muy buena. Argentina me seduce por estar cerca de Uruguay, tener a la familia cerca, además el fútbol argentino es un fútbol lindo, dinámico, y Rosario Central se puede adaptar a mi juego. Ahora hay que ver cuando el club pone la oferta encima de la mesa”.