Facundo Torres habló con ESPN sobre sus inicios en el baby fútbol, las inferiores en Peñarol y su presente donde a pura gambeta lleva la número ‘10’ aurinegra. El hábil y joven enganche también mencionó a las personas que fueron claves para que hoy pueda cumplir su sueño de jugar en el Manya.
De los viajes de La Paz a la Ámsterdam y del no querer irse por la puerta de atrás del club a los 16 años, de lo importante que es recibir patadas y del postergado debut en Primera, de su ídolo el Tony Pacheco, de su referente Neymar y del clásico ganado en el Campeón del Siglo. Torres relató su historia incluso desde antes que descubriera su pasión por la pelota.
Primera década del Siglo XXI y como casi cada fin de semana papá Jorge cedía ante la insistencia de su hijo Facundo que ese fin de semana, otra vez, quería ir a ver a Peñarol al Estadio Centenario. Padre e hijo caminaban desde el barrio Tiscornia de La Paz hasta el lugar desde donde partían los ómnibus contratados por la hinchada de Peñarol rumbo a Montevideo para ver jugar al Carbonero.
Facundo recuerda varios partidos (en particular el clásico ganado por 4-2 en mayo de 2008), pero ya sonríe solo al mencionar el viaje de casi 30 kilómetros con su viejo en uno de esos dos o tres bondis que se contrataban, el llegar al Parque Batlle e instalarse en la tribuna a la espera del pitazo inicial.
“Me acuerdo de los hinchas, del ómnibus que salía para el Estadio y que siempre lo íbamos a ver con mi padre y siempre era la Ámsterdan”, le relató Facu Torres a ESPN.
“Siempre que nos ponemos a recordar, esas anécdotas están porque era lo que uno siempre quería: ir a ver a Peñarol; el momento que hoy me toca vivir dentro del club es algo increíble. Peñarol es el lugar donde siempre soñé estar”, aseguró el zurdo enganche nacido el 13 de abril de 2000, que como en ese bondi desde La Paz siempre disfrutó del camino hasta llegar a destino, aunque en su carrera el objetivo de debutar en Primera División se fue postergando en el último tramo.
En baby fútbol Facundo comenzó a entrenar en Juventud River donde también jugaba su primo dos años más grande. Sin embargo, se distraía con las hormigas más que con la pelota y entonces papá Jorge decidió no llevarlo más a entrenar aguardando que en algún momento la pasión por el fútbol se despertara sin ninguna obligación; tal vez no esperó que eso sucediera durante una comida del club La Paz Wanderers donde de forma imprevista encontró a su hijo de cinco años peloteando en la cancha.
Facundo no soltó la pelota y al tiempo que crecía su amor por Peñarol se desarrollaba como futbolista. Ya en la segunda década del siglo participó de un torneo en Cerro Largo con la selección de Las Piedras donde se consagró campeón y goleador. Facundo no dudó ante la invitación del ojeador Néstor Gonçalvez para ir a las juveniles del Mirasol: “No lo podía creer, me acuerdo que en ese momento practicaba en el baby y también entrenaba en la Escuelita de Defensor, pero cuando me llamaron de Peñarol le dije a mi familia: ‘¡Vamos ya!’, dejé Defensor y me fui a Peñarol. Acá todos éramos hinchas de Peñarol, era mi sueño y el de mi familia”.
“Cuando empecé en AUFI de Peñarol me fue bastante bien y tuve la suerte de que el ‘Bola’ Lima me dio la confianza y le pidió a Juan Ahuntchain para que comenzara a trabajar en Séptima aunque yo tuviera un año menos. Eso me sirvió muchísimo. Al principio era duro porque cuando arranqué era chiquitito, pero por suerte me pude adaptar bien rápido”, valoró el jugador que fue apodado como ‘El Cuervo’ en las juveniles carboneras.
Torres, categoría 2000, compartía el ataque con Darwin Núñez, Agustín Dávila y Ángel Cardozo, los tres nacidos en 1999; en los partidos de ese equipo juvenil de Peñarol seguro siempre había varios goles incluso en los clásicos, donde por ejemplo Facundo recuerda una goleada a favor en el Parque Capurro con tantos de él, Darwin y Dávila.
Cuando tenía 16 años un empresario le trajo una importante oferta del fútbol italiano pero el joven futbolista recordó: “Me tenía que ir por la puerta de atrás del club que me dio todo y del cual soy hincha, no me gustaba irme así”. Y entonces el jugador y la familia decidieron quedarse para cumplir el sueño de jugar en Primera.
En septiembre de 2014 debutó con la sub 15 de Uruguay con Alejandro Garay como entrenador; en 2017 participó del Sudamericano sub 17 y formó parte de amistosos de la sub 18; y en diciembre del año siguiente quedó descartado en el último corte de cara al Sudamericano sub 20 que se jugó en Chile en enero de 2019.
En junio de 2018 había hecho la pretemporada de Primera división bajo las órdenes de Diego López, pero al tiempo el entrenador lo bajó a Tercera y entonces lo que parecía un camino que iba según lo deseado comenzó a no ser el ideal. El volver a las formativas se juntó con la no convocatoria al Sudamericano juvenil y comenzaba su 2019 como no hubiera querido.
Torres destacó el rol de la psicóloga Grisel, madre del futbolista Diego Rossi, quien fue un ‘pilar muy importante’, y de Raúl Salazar, el entrenador de la Reserva. “2019 fue duro para mí pero fue uno de los años que más me ayudó porque fue un momento donde me tenía que levantar, poner duro de cabeza y seguir entrenando. Creo que sin Raúl Salazar hubiera sido imposible. En el juego él me ayudaba siempre a encontrar el espacio y me remarcaba el control orientado para ganarle segundos al rival. Fue mucho lo que trabajé ese año”, comentó el futbolista.
En enero de 2020 volvió a realizar una pretemporada con el plantel principal; el fútbol se suspendió en marzo por la llegada del coronavirus y en la vuelta a los entrenamientos en junio comenzó a convencer al entrenador Diego Forlán con goles en encuentros amistosos. El 16 de agosto el técnico ordenó su ingreso (y debut) para el segundo tiempo ante Boston River por la quinta fecha del Torneo Apertura; a los nueve minutos del complemento Torres recibió un pase del húngaro Krisztián Vadócz y remató cruzado de zurda para poner el 1 a 0 en el estadio Campeón del Siglo (Peñarol ganó 2-0).
El nacido en La Paz destacó del tiempo que coincidió con Forlán: “Él me ayudó mucho en la búsqueda del espacio; cuando llegué a Primera era un poco lo que me faltaba y Diego siempre me lo marcaba, y qué mejor que él para que me lo explicara. Me ayudó muchísimo y siempre trato de implementarlo en el juego”. Luego de Forlán asumió Mario Saralegui, quien llegó a declarar que cuando arranca Torres le hace acordar a la fuerza y potencia que tenía Ruben Paz.
“Facundo es atrevido, encarador, tiene todo: remate, dribbling, velocidad, guapeza”, valoró su compañero de equipo y de cuarto Fabián Estoyanoff, quien en 2019 le reclamaba al técnico Diego López, con el tono y la confianza que genera una amistad, que le diera una oportunidad a Facundo en Primera. Torres destacó los consejos que le brinda el ‘Lolo’: “Es una persona que me ha ayudado muchísimo”, dijo y confesó que siendo niño pudo sacarse varias fotos con él aunque su máximo ídolo siempre fue el Tony Pacheco.
Facundo contó que la velocidad, la habilidad, el remate y el control orientado son sus principales virtudes, que trata de observar el juego de Neymar y que intenta mejorar su pierna derecha.
Tras convertir su primer gol internacional en septiembre ante Colo Colo por la Copa CONMEBOL Libertadores, Torres se afirmó como titular del equipo, pasó de tener la número 17 a usar la ‘10’ tras la salida de Facundo Pellistri al Manchester United en octubre y tuvo su partido consagratorio en el clásico ante Nacional por la última fecha del Torneo Intermedio, encuentro que se jugó el domingo 13 de diciembre en el Campeón del Siglo.
Peñarol venció 3 a 2 al equipo tricolor y su joven enganche fue la figura del partido. Si bien no pudo convertir, fue fundamental en el juego y a él le cometieron el penal al minuto 88 que le permitió al Manya convertirse en el primer ganador de un clásico disputado en su escenario (ese fue el segundo Peñarol-Nacional jugado en la cancha carbonera, el primero había terminado en empate 1 a 1 en 2019).
En dicho encuentro, los jugadores tricolores cometieron ocho faltas contra Torres (de 19 en total) y varias de esas infracciones determinaron la tarjeta amarilla (incluso amonestaron al enganche Santiago Rodríguez, gran amigo de Facundo luego de haber coincidido varios años en selecciones juveniles). Además, el volante albo Gabriel Neves fue expulsado por una dura patada al jugador carbonero cuando este se disponía a atacar al arquero Sergio Rochet en el minuto 90.
Pasadas las 23:00, parece que Facundo Torres sigue gambeteando en el Campeón del Siglo 🔟🌪 🤩 pic.twitter.com/vum0gDMxdy
— PEÑAROL (@OficialCAP) December 14, 2020
Torres siempre ha destacado que recibe las patadas como señal de que está jugando bien: “Es lo que un poco me da confianza de saber que estoy haciendo un buen partido”, dijo el jugador que confesó que le costó dormir en la noche previa al choque ante Nacional y que agregó: “Ese fue un partido donde me sentí muy cómodo, cada vez que la pelota venía sabía que lo podía hacer bien, tenía la confianza de que si lo encaraba al rival lo iba a pasar e iba a salir una buena jugada. Será un partido que recordaré por mucho tiempo porque además fue mi primer clásico”.
“Mi sueño desde chiquito fue siempre jugar en la Primera de Peñarol y el segundo poder salir campeón con Peñarol, ese es el objetivo más cercano que ahora tengo. Después me encantaría en algún momento salir al exterior y también jugar en la Selección mayor. Hoy estoy viviendo lo que soñaba cada noche cuando me iba a dormir, trato de no pasarme para el otro lado tampoco y vivir esto con responsabilidad y con tranquilidad, y por suerte por ahora viene saliendo bastante bien”, definió Facundo, que con la pausa justa para disfrutar su presente se crea el espacio para gambetear en esta jugada que recién comienza.