Si se pudiera resumir el 2020 de Peñarol en una palabra, esta podría ser inestabilidad. El año estuvo cargado de vaivenes para los Carboneros, tanto en la cancha como en lo institucional.
Venían de perder la oportunidad del tricampeonato cayendo ante Nacional en las finales a fines de 2019, y con un equipo que parecía que se había desarmado respecto al que había triunfado en el plano local. La temporada comenzó con mucha esperanza para Peñarol con la llegada de una figura de renombre al puesto de entrenador: Diego Forlán. El talentosísimo exjugador se estrenaba en los bancos y sus metodologías y mentalidad ilusionaban a todos los aurinegros.
Las incorporaciones fueron diez y la más resonante -y el principal pedido del DT- era Jonathan Urretaviscaya, pero el atacante se rompió los ligamentos cruzados en un amistoso de pretemporada y no pudo ser utilizado por Forlán. También llegaron David Terans, Gary Kagelmacher, Krisztián Vadócz, Joaquín Piquerez, Matías Britos, Christian Bravo, Robert Herrera, Juan Acosta y Denis Olivera.
En la cancha, el ex número 10 de la selección uruguaya tuvo suerte dispar en los 11 partidos que dirigió. Debutó en febrero contra Cerro con victoria por 2 a 1. Empató el clásico ante Nacional 1 a 1 con diez hombres y dejó una buena imagen, pero en el resto de los juegos el equipo no terminó de convencer. En total, obtuvo cuatro victorias, tres empates y cuatro derrotas entre el campeonato local y la Copa Libertadores. En el Torneo Apertura dirigió 9 partidos: ganó 3, empató 3 y perdió 3, obteniendo un total de 12 puntos, y ubicándose en la séptima posición, a siete del puntero Wanderers.
Una derrota ante el Bohemio por 2 a 0 el domingo 30 de agosto precipitó su despido al día siguiente. Lo que la dirigencia encabezada por Jorge Barrera había vendido como un proceso a largo plazo se cortaba de raíz en la 9na fecha del Torneo Apertura.
“A los jugadores, muchas gracias por su paciencia, su respeto, su entrega y sus enseñanzas. A todos los que trabajan día a día y en silencio en Los Aromos, de corazón, gracias. Por último, gracias a los hinchas por el cariño”, escribió Forlán en su cuenta de Twitter.
Ese mismo lunes 31 de agosto, ya se sabía que Mario Saralegui iba a ser quién tomara su puesto, y el martes 1° de setiembre fue presentado en el Palacio Peñarol, donde contó cuáles eran sus objetivos: “Esto es partido a partido, punto a punto y me preocupa muchísimo el tema de la Copa Libertadores porque yo tengo la obligación de pensar como piensa el hincha de Peñarol. El hincha quiere ganar la Libertadores, ganar la sexta, debería ser nuestro primer objetivo para estar a la altura de la historia del club. El segundo es el partido con el rival clásico, gracias a ellos nosotros somos grandes, hay que ganar. Y el tercer objetivo es llegar a la final del torneo y poder ganarlo”, declaró por entonces el DT.
Si bien los números de Saralegui fueron algo mejores a los de Forlán (dirigió 19 partidos, ganó 9, empató 5 y perdió 5), llegó sin chances al final del Torneo Apertura debido a varios empates, hizo un flojo Torneo Intermedio (con tres derrotas en siete partidos) y fue eliminado de la Copa Libertadores y la Copa Sudamericana, sumando dos nuevos fracasos en el plano internacional, algo a lo que los hinchas se han tenido que acostumbrar en los últimos años. Las dos incorporaciones que realizó, Hernán Novick y Ariel Nahuelpán, llegaron cuando el club solo había disputado un partido del Intermedio y con intenciones de reforzar a un plantel alicaído en esa etapa, pero terminaron disputando menos de 45’ cada uno.
En la última jornada del Intermedio, Peñarol se llevó el clásico contra Nacional por 3 a 2 -con gol, precisamente, de Nahuelpán en su único partido- en una de las pocas alegrías que tuvieron los hinchas mirasoles en todo 2020. Fue un triunfo histórico por ser la primera victoria en el Campeón del Siglo y el cierre de la era Saralegui se dio con una sonrisa.
Otro de los mojones del año del Carbonero fue la venta por 10.000.000 de dólares de Facundo Pellistri al Manchester United. Luego de extensas negociaciones, el prometedor juvenil firmó por el prestigioso equipo inglés y dejó un hueco importante en el ataque de Peñarol. Pero a poco de su partida, otro juvenil del club, Facundo Torres, se calzó la 10 y comenzó a demostrar sus aptitudes y su proyección a futuro. La irrupción del “Cuervo” en el primer equipo fue otra de las notas altas para el Mirasol, que en cuanto a rendimientos podría destacar poca cosa en su plantel en 2020: quizás el peso ofensivo de Terans y la regularidad de Trindade y Kagelmacher.
En lo institucional, a principios de diciembre los socios eligieron a Ignacio Ruglio como futuro presidente del club, dando una clara señal al oficialismo que gobernaba desde hacía tres décadas. Junto a él se dieron las llegadas de Pablo Bengoechea y Gabriel Cedrés como director y gerente deportivo, respectivamente, y Walter Olivera encargado de relaciones institucionales. La apuesta para el 2021 será distinta y el Carbonero deberá remar de atrás en la Tabla Anual, donde terminó a siete puntos de ventaja de su máximo rival.