El camino a veces te da reveses inesperados, momentos duros luego de instantes de gracia, pero que le sucedió a Paula Santamarina en diciembre del 2024 es una de las analogías que tiene la vida: no hay mal que por bien no vengan.
Puli debutó con Las Leonas en la Pro League de Santiago del Estero, ese mismo día, tiempo después de hacer su estreno internacional con el seleccionado mayor, la delantera tucumana sufrió la rotura del ligamento de su rodilla y todo cambió su rumbo, pero ahora está de regreso y disfruta cada segundo: “La verdad que se hizo larga la espera, pero ahora estoy atesorando lo que me toca. Obviamente aportar al equipo en donde más necesita, creo que estoy para sumar, también tomármelo con un poco de tranquilidad porque tal vez la ansiedad me gana, pero ando muy contenta de formar parte del equipo”.
Ocho largos meses fuera de las canchas se hicieron eternos para Santamarina, pero ¿qué fue lo que más extraño? “Todo, desde ponerme la camiseta para entrar un sábado, desde entrenar los lunes, los martes, los jueves. Extrañaba todo, realmente necesitaba volver a jugar, ya dependía hasta de mi estado de ánimo, pero acá estoy, contenta, feliz e intentando también disfrutar de lo que queda que es muy poco”.
Paula no jugaba un partido del Torneo Metropolitano desde noviembre del 2024, con un gol suyo ante Italiano se despidió de su primer certamen en Buenos Aires, pero no era color de rosas como este presente de River que los mantiene punteros. Puli tuvo que lidiar con una de las campañas más complejas en la historia del club. Cambios generacionales y de cuerpo técnico que hizo que Las Vikingas tengan que pelear la tabla de abajo en vez de ocuparse por la de arriba, que ahí se habían acostumbrado, pero el volver a un plantel que está en zona de Playoffs es una recompensa a aquella Santamarina que llegó desde el norte para dar lo mejor de ella en una situación delicada.
“Tenía muchas ganas de volver a compartir los abrazos, los festejos de gol, las veía que desde afuera que se abrazaban y decía, ‘qué ganas está ahí, qué ganas de volver a abrazarlas las chicas’. Haber podido volver a jugar y justo con una goleada (5 a 1 vs. Ferro) creo que fue hermoso, pero sí, extrañé ponerme las carilleras, armar el bolso prepartido... todo y creo que lo estoy disfrutando un montón ahora”.
Puli transitó un camino largo que a veces se tornaba oscuro, pero el apoyo de los de su alrededor hicieron ver los días díficiles como oportunidades para ser mejor: “Mi familia es mi gran sostén, a pesar de que estuvimos lejos y que por momentos la verdad se me hacía muy duro estar acá en Buenos Aires, lesionada, con ellos se hizo más fácil, además de que está mi prima (Luciana) cerca mío, tenemos un grupo de amigos del interior que la verdad nos bancamos un montón y eso me hizo sentirme bien y acompañada”, selló la tucumana.
