Luciana Paula Aymar es de esos personajes que al solo mencionar su apodo no hace falta agregar más. Pertenece al Olimpo de los deportistas que al nombrarlos ya figuran imágenes de sus hazañas en la mente. Ocurre con Diego, Manu, La Gaby y, desde Sídney 2000, con Las Leonas y Lucha.
La mejor jugadora de la historia del hockey realizó una entrevista exclusiva con por los 25 años de SportsCenter, desde su casa en Santiago de Chile, y repasó parte de su trayectoria para seguir dejando mensajes de aliento a las personas que inspiró por sus destrezas en el campo.
El recorrido comenzó por sus inicios, esas jornadas duras y largas desde su Santa Fe natal hasta la gran ciudad para perseguir un sueño que la hacía desvelar: “Era adolescente, en esa época estaba viajando de Rosario a Buenos Aires para entrenar toda la semana. Nos quedamos de lunes a jueves, volvía a Rosario, jugaba el sábado y me volvía el domingo a Buenos Aires. Era un esfuerzo muy grande para las jugadoras del interior y la verdad que muchas veces tuve ganas de dejar de jugar porque sentía que era demasiado el esfuerzo que estaba haciendo y en ese momento no había una remuneración económica, entonces era todo por amor a la camiseta y por amor al deporte, pero yo cada vez que entraba al CeNARD, entraba a la cancha de hockey, sentía que era plena, que era muy feliz y que eso era lo mío, que sentía que había nacido para jugar el hockey”, subrayó Aymar,
El punto de inflexión de Sídney 2000
“Después de Sydney 2000, cuando explotó el boom de Leonas, nos cambió la vida a todas, nos pasa a todas las jugadoras que hemos estado en esa generación que hizo que el hockey se revolucionara en Argentina, una vez que estás afuera, con el tiempo empezás a valorar mucho más toda la trayectoria. Soy una agradecida por todo lo que me dio el deporte, por los valores, por las amistades y por los entrenadores que forjaron una tremenda personalidad en mí como deportista”.
Al ser consultada por el término ‘mejor jugadora de la historia’, Aymar no esquivó la pelota, sino que brindó un poco de esa magia que tenía en la cancha, para seguir inspirando a los de afuera: “Siempre digo, yo quería ir por más. Si bien sabía que tenía un talento para el deporte, era una jugadora muy habilidosa pero aparte me encantaba entrenar y trataba de buscar una mejor versión de 'Lucha' y reinventarme constantemente. Si veía que los hombres hacían algo que yo no hacía me ponía mal, entonces trataba de hacerlo y entrenaba con caballeros y eso fue un plus que tuve, esa continuidad esa perseverancia, que también forjó la personalidad que me llevó a ser quien fui en el deporte”, rememoró la ocho veces elegida mejor del mundo por la FIH.
"En Rosario 2010 me sentí futbolista por un día"
El hito más grande la historia del hockey, en suelo argentino, es sin ninguna duda el último campeonato mundial que ganaron Las Leonas en 2010. Rosario se convirtió en el epicentro del deporte del palo, mostró el fervor que había generado el deporte en este suelo y sembró una semilla con ese plantel albiceleste dejó un recuerdo imborrable para muchos que conocieron el hockey en Santa Fe:
"Teníamos un equipo que una química especial, que nos podían poner a cualquiera enfrente que sentíamos esa sensación que íbamos a ganar. Después un grupo muy lindo porque también no siempre serán que los grupos tienen buena dinámica. El estadio estaba lleno y cuando corría el himno era una locura, para mí siendo rosarina, jugarlo a 15 cuadras de mi casa era una cosa increíble. Cuando salimos campeonas, la vuelta en bus por toda la ciudad, fue una locura, me sentí jugador de fútbol por un día".
El legado que dejaron es más que medallas y trofeos, Lucha lo analiza como una metodología de trabajo que se impregnó para siempre en el ADN de selección: "Esa generación de jugadoras y de entrenadores marcó un antes y un después, se forjó una gran personalidad competitiva en la selección, de valores muy fijos porque de pasar de ser una selección que entrenamos tres veces por semana pasamos a hacer una que lo hacia todos los días. Doble turno, con pileta y gimnasio. A las ocho de la mañana Luis Barrionuevo te tocaba el silbato y si vos no estabas ahí corriendo a las ocho en punto no entrabas al entrenamiento y podías quedar afuera de un torneo, sin importar quien seas"
Más allá de lo que ella vivió, también Luciana hizo un párrafo aparte para mencionar lo que visualiza en Las Leonas actuales: “Hoy la jugadora de selección no lo necesitan eso porque ya vienen con otra mentalidad y son jugadoras que las ves y son comprometidas, se cuidan, son solidarias, son respetuosas y eso se va marcando en cada generación que va pasando".
"El sueño va de la mano con la acción"
En cuánto a triunfos y reconocimientos, Aymar se refirió a esa espina del oro Olímpico que dejó de ser una carga para ella: “Se me ha dado todo y mucho más de lo que imaginé, esa no se me dio, una pena, yo tenía mucha fe que en Londres 2021 se nos iba a dar pero bueno, Países Bajos jugó mucho mejor. Eran un equipazo, invencible más o menos, son esas cosas del destino y no sé dio. Creo que Argentina en un momento la va a obtener en mujeres, porque en hombres ya la tenemos pero en mujeres en algún momento la vamos a tener”, aseveró la histórica número “8”.
Para culminar, Luciana Paula dejó un mensaje para las nuevas generaciones que desean dedicarse al deporte y encontrar su mejor versión en la disciplina elegida: “Si realmente te apasiona, lo podés conseguir, pero los sueños no se tienen que quedar en sueños nada más, el sueño va de la mano de la acción, de la perseverancia, de la constancia, de la disciplina, hay un montón de factores que tenés que meter para que se cumplan los sueños”, selló Lucha.
