Hace un par de semanas, en este mismo espacio, comencé un texto con el título “El mejor entrenador del mundo” para zanjar de una buena vez el debate y coronar a Jürgen Klopp, que detentará ese puesto por un buen rato. Su Liverpool, aun fuera de Champions League, sigue siendo el mejor equipo del mundo.
Pero el jueves, después de ganar su decimoprimer título con el Real Madrid, hay que dedicarle unas líneas a su verdadero líder, Zinedine Zidane, pero sobre todo hay que reivindicarlo.
'Zizou' tiene un lugar seguro en la mesa de los mejores estrategas del momento. Es un entrenador hecho y derecho.
Pero desde su primer período, hay una denominación que le persigue y que no le hace justicia. Que no cuenta la historia completa y que principalmente demerita su enorme trabajo en el banquillo más caliente del mundo.
Gestor de vestuario. Presénteme a otro DT que haya ganado 3 Champions consecutivas, haya levantado dos títulos de la misma liga en la que juega Lionel Messi, una de ellas sin Cristiano Ronaldo y después tengan las amígdalas de llamarlo un simple gestor.
Que el juego de este Real Madrid no es exquisito, es cierto. Que en varias ocasiones el arbitraje decidió a su favor, también es cierto. Que este equipo navegaba sin rumbo y corría el riesgo de capitular, hundiendo a una generación dorada, mítica en la historia del club, hasta que llegó Zidane exponiendo su reputación ya labrada para enderezarlo, dotarlo de guía y comandar el rumbo... es todavía más cierto.
Y eso no se logra con una simple gestión. Se consigue con un profundo conocimiento de la plantilla y de los valores del club. Con un profuso estudio de las virtudes y defectos de un vestidor convulso y ecléctico.
Es tan buen director técnico que es capaz de ganar partidos desde lo individual potencializando el talento de futbolistas como Toni Kroos y Karim Benzema; o desde lo colectivo rotando futbolistas de banda dependiendo de las características del rival. Que ataca porque puede y defiende porque quiere.
En 37 partidos ha recibido 23 goles, 3 menos que la muralla 'cholista' del Atlético de Madrid, mientras que, desde la reanudación, ha encajado 4 en 10 partidos.
El buen entrenador no es siempre el que privilegia la estética y el estilo, sino el que mejor interpreta los recursos primarios y los pone al servicio del equipo respetando los mandamientos de una institución como el Real Madrid; el primero de ellos, ganar.
Y todo lo que hace Zinedine Zidane es justamente eso. 11 trofeos de 15 posibles. Zizou se sienta a comer en la mesa de los mejores entrenadores del mundo.
Nada mal para un simple gestor.