BARCELONA -- Luis Enrique duele en el Miniestadi. El entrenador asturiano, quien se presentó en junio de 2014 asegurando que la cantera “no es para mí ningún plan B, sino el A” ha mantenido una línea de actuación que no acaba de entenderse en el futbol base y han comenzado a salir a la luz algunos disgustos que se mantenían ocultos.
“No tengo nada que hablar con él. Nunca me ha dicho nada”, sorprendió este domingo Alex Grimaldo, lateral en quien habían depositadas muchas esperanzas desde hace algunos años y que se ha quedado, invisible para Luis Enrique, en el Barcelona B.
La queja pública expresada por el lateral valenciano, de veinte años y que acaba contrato a final de esta temporada, sorprendió en el club por el atrevimiento... Pero no por el desconocimiento del tema. Grimaldo, como Samper o Dongou, se ha sentido despreciado por el entrenador del primer equipo, poco dado a promover a jugadores en quienes habían depositadas muchas esperanzas en los últimos años y a los que ha apartado de manera inesperada.
“Que el de arriba esté con sus jugadores y yo estaré con mi equipo”, cerró Grimaldo, en unas declaraciones a la emisora RAC-1 que a nadie dejaron indiferente en el Camp Nou. “Se ha equivocado y no es la mejor manera de que se hable de él”, avisó una fuente del club, quien no entró a valorar la posibilidad de que pudiera haber un toque de atención o incluso una sanción para el futbolista. “Eso son cosas de carácter interno” afirmó.
Llegado al Barcelona con sólo 12 años desde las categorías inferiores del Valencia, Grimaldo destacó a las órdenes de Òscar García en el equipo juvenil que ganó el triplete en 2011 y que le valió llegar a jugar la Copa Catalunya con el primer equipo de Guardiola o pasar al filial, donde Eusebio Sacristán fue puliéndole para que fuera considerado uno de los jugadores con mayor proyección.
Sin embargo la pasada campaña, cuando se esperaba que pudiera ser un recambio para Jordi Alba, Luis Enrique no le citó nunca y en verano rechazó su cesión o traspaso al Levante rumoreándose desde entonces que tiene su futuro apalabrado con un club de mayor potencial.
Grimaldo es el apellido que ya se conoce, aunque no sería el único, se afirma en el Miniestadi, de jugadores desencantados tanto con el carácter frío como con el proceder de un Luis Enrique que, advierte alguien próximo al vestuario del Barcelona B, “da cuerda a futbolistas que, sabe, no están capacitados para discutir el puesto a los del primer equipo y desprecia a los que sí podrían hacerlo”.
— Alejandro Grimaldo (@grimaldo35) julio 19, 2015