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Cómo Claudio Bravo se adueñó del arco del FC Barcelona

Bravo brilla en el arco de Barcelona Getty Images

BUENOS AIRES -- Claudio Bravo (13 de abril de 1983, 31 años) hace historia en el arco del FC Barcelona porque proyecta una sensación de seguridad que supera las expectativas de aficionados, prensa y entorno del club catalán.

El de Viluco (Chile) tenía ante sí una papeleta harto complicada. Hacer olvidar a Víctor Valdés (14 de enero de 1982, 33 años). Pero vaya si lo ha conseguido. Aún sin tener el punto de locura, más ni un ápice de la rebeldía y solitaria altanería que caracterizaban a 'La pantera de L'Hospitalet', el exarquero del Colo Colo deja su marca en un sitio que es mirado con lupa cada segundo de cada minuto de cada partido.

Con una notable concentración, implicación y seriedad profesional, el guardameta trasandino es visto como la mejor incorporación que efectuó el club azulgrana en el último mercado de pases veraniego. No en vano no ha ofrecido puntos débiles su gestión en el marco 'culé' por el momento. De hecho, le puso su nombre a la mejor racha inicial de un arquero del club en toda la historia de la Liga al completar 754 minutos del campeonato (los primeros 8 partidos y fracción) sin recibir goles.

Bravo su apellido, y bravo por tumbar un récord vigente desde hacía 37 años. Los que transcurrieron desde que el arquero Pedro Artola acumulara 560 minutos en el inicio de 1977-78 con el arco a cero. Ni siquiera la histórica marca de salto en longitud del inolvidable Bob Beamon en los Juegos Olímpicos de México 1968 (22 años, 10 meses y 22 días) ha perdurado tanto en el tiempo como ese récord de 'Pello' Artola. Pero, ¿qué tiene Claudio Bravo para haber conseguido brillar con luz propia en un lugar tan complicado como el que ocupa en la actualidad?

El arquero de la selección chilena y el FC Barcelona cuenta con un capital invalorable. Haber sido el dueño del arco de la Real Sociedad durante 8 años (2006-2014) le brindó un conocimiento del futbol español, continuidad, aplomo y un grado de confianza que difícilmente habría podido acumular de haber llegado al Camp Nou sin escalas previas.

Bravo cuenta con otro extraño récord. Haber sido fundamental las últimas 4 temporadas en el estadio Anoeta de la Real Sociedad para que el Barça fuera incapaz de ganar en todo ese tiempo. Más. En el camino previo a ocupar la portería del Barcelona se dio el lujo incluso de marcar goles de tiro libre directo en el cuadro 'txuri urdin', y mostró un enorme acierto en el juego de posesión con el pie derecho. Tanto para sostener la labor defensiva de su equipo, como para disparar certeros contragolpes.

Claudio Bravo (1,85m, 81kgs) promedia 0,58 goles por partido de Liga disputado en su primera temporada en el marco azulgrana (14 goles en 24 partidos). Transmite seguridad en el juego por alto y luce adaptado al escenario y al rol que le toca componer. Los memoriosos recuerdan en el barcelonismo la ilusión que en su momento despertó el fichaje del internacional portugués Vitor Baía, cuyo rendimiento acabó siendo muy inferior al esperado, pues se extendió entre aficionados y crítica el convencimiento de que el meta luso sufría el célebre miedo escénico al que hizo alusión Jorge Valdano hace varios años para describir cómo se empequeñecen algunos jugadores cuando les toca actuar en estadios puntuales.

En Can Barça se instaló la sensación de que Baía (el mejor arquero del mundo cuando jugó en el FC Porto) se apichonaba cuando se debía enfrentar al escrutinio de un Camp Nou lleno. Bravo, en cambio, opone indiferencia a la ansiedad de la multitud. En ese aspecto recuerda al ya legendario Víctor Valdés, reciente fichaje del Manchester United. Agrandarse en ese "yo, contra el mundo", no está al alcance de cualquiera. Ni siquiera del alemán Marc-André Ter Stegen, su joven competidor en el puesto (30 de abril de 1992, 22 años), quien ha tenido buenas actuaciones en la Copa del Rey y en la UEFA Champions League, torneos en los que le alinea el entrenador Luis Enrique, y en los que promedia 0,66 gol por juego (8 tantos encajados en 12 encuentros disputados).

El alemán hace valer reflejos excepcionales y resuelve muy bien con el pie derecho, situándose en ocasiones como un auténtico líbero en la defensa adelantada que practica el equipo catalán. Pero, precisamente por su juventud, aún no transfiere al aplomo que mana del accionar de Bravo.

Las jugadas a balón parado y los córners le han dejado expuesto en más de una oportunidad, dando la sensación de que le cuesta adueñarse de su área en determinados momentos. Tanto Claudio Bravo como Marc-André Ter Stegen (1,89m, 85kgs) tienen un mejor promedio en ésta, su primera temporada como arqueros del FC Barcelona, que Víctor Valdés (1.83m, 78kgs), quien en 2002-03, su primer año como portero azulgrana, recibió 15 goles en 20 partidos (0,75 gol por juego). Claro que Valdés en ese entonces acababa de cumplir 20 años y para ese momento sus números eran sobresalientes.

Quién sabe si, de no haber reaccionado intempestivamente contra el preparador de arqueros Frans Hoek, y Louis van Gaal, cuando el DT holandés le quitó la titularidad tras la derrota (2-1) del Barça en Valladolid por la 6ta jornada el 20 de octubre de 2002, los números en el año de su debut no hubieran sido aún mejores. La cuestión es que en sus 11 temporadas como titular y custodio del mejor equipo de la historia, Valdés se labró un cartel fabuloso.

Su marcha tuvo más que ver con motivos extra deportivos, pero es mérito absoluto de Bravo y Ter Stegen haber logrado disimularla. El desafío de Bravo es mantener en el tiempo esta vigencia hasta el final de su contrato (30 de junio de 2018), toda vez que fue contratado para dotar de estabilidad al arco culé mientras dure el período de adaptación y completa formación de Ter Stegen (cuyo vínculo con la entidad se extiende hasta el 30 de junio de 1019).

Por el momento, el meta chileno se ha apropiado del marco en el campeonato de la regularidad -la Liga-, y tanto él como el alemán se han constituído en el mejor legado de la gestión de Andoni Zubizarreta, exdirector deportivo del club, quien del arco del Barça lo sabía todo. No por nada fue su inquilino durante 8 temporadas, y sus atajadas también hicieron posible que el FC Barcelona ganara la primera Copa de Europa de su historia en 1992.