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Hagi, el crack rumano

WASHINGTON -- Gheorghe Hagi ya era el "Maradona de los Cárpatos" desde mucho antes de la Copa del Mundo 1994. Sin embargo, en este campeonato dio el salto de calidad que se espera para un futbolista que quedará en la historia. Gica brilló como nunca en el Mundial y lideró una Selección que derrotó a dos de los grandes favoritos y estuvo a punto de meterse entre los cuatro mejores del certamen. Él fue el cerebro y el corazón de Rumania.

Debutó en el equipo nacional once años antes del campeonato del mundo de Estados Unidos, cuando jugaba en el legendario Sportul Studentesc, el equipo de uno de los hijos de Nicolae Ceausescu. Allí se consagró dos veces consecutivas como máximo goleador de la Liga rumana, a pesar de que jugaba como mediocampista. En 1987 pasó a Steaua Bucarest, que en ese momento era el campeón europeo reinante. Tras brillar en el club de la Estrella, fue contratado por Real Madrid, donde no pudo demostrar todo su talento. Jugó en España dos temporadas y pasó a Brescia de Italia, donde se destacó hasta la Copa del Mundo.

El sorteo le deparó a Rumania un debut que se presentaba como muy difícil, porque Colombia llegó a Los Ángeles como uno de los principales favoritos. Sin embargo, los 91.856 espectadores que colmaron el Rose Bowl para deleitarse con el juego de Carlos Valderrama, Adolfo Valencia y Tino Asprilla, terminaron disfrutando de una lección de fútbol liderada por Hagi. El equipo rumano superó con claridad a los cafeteros y ganó por 3-1. Gica fue la gran figura, ya que además de marcar el segundo gol, le dio dos asistencias a Florin Raducioiu.

La actuación individual del Diez rumano en aquel partido se convirtió de manera automática como una de las más espectaculares de la historia mundialista contemporánea. El zurdo fue imparable para los defensores colombianos. Su clase era conocida, pero nadie esperaba que brillara de la manera en que lo hizo, por eso fue para muchos una verdadera sorpresa. De tan extraordinaria que fue, aquella actuación sóla habría alcanzado para convertirlo en uno de los mejores futbolistas del torneo. Pero Hagi había llegado a Estados Unidos para jugar "su Mundial".

Después de una dura derrota 1-4 contra Suiza en la segunda presentación -Gica marcó el único gol rumano-, la Selección dirigida por Anghel Iordanescu derrotó por 1-0 al local Estados Unidos y se metió en los octavos de final, donde esperaba una Argentina golpeada por la suspensión de Diego Maradona pero siempre peligrosa. Allí, otra vez en Los Ángeles, Hagi volvió a brillar.

Así recuerda aquel partido el crack: "El secreto fue que no jugamos a no perder, sino que jugamos a ganar. Lo hicimos de la misma manera que contra Colombia, basándonos en un contragolpe que se nos da muy bien. Mostramos que no somos un equipo de individualidades, sino que hacemos juego de conjunto, que es la base del fútbol. Contra Argentina la estrella fue Dumitrescu, pero podía ser cualquier otro".

Con dos goles del elegido de Hagi y uno del propio "Maradona de los Cárpatos", la Selección de Europa oriental venció 3-1 a la temible Argentina y se metió entre los ocho mejores. Por la ausencia de Raducioiu, Gica debió jugar en otra posición, un poco más adelantado. A pesar de este cambio, el funcionamiento del equipo no se resintó y el Diez volvió a brillar, ya que condujo el juego con la misma precisión desde ese rol de delantero.

En cuartos de final, Rumania perdió por penales contra Suecia y se despidió de la Copa. Sin embargo, ese resultado no pudo borrar todo lo hecho por Hagi en los estadios americanos. Así lo confirma él: "Para mí fue el torneo perfecto. Marqué goles que están entre los mejores de la historia de los Mundiales, y completé muy buenos partidos a pesar del asfixiante calor. Creo que tuvimos muy mala suerte al perder de aquella manera, porque hasta entonces yo había sido el mejor jugador del campeonato. Al caer eliminados, perdí ese honor. Pero ninguno de nosotros olvidará jamás aquella competición. En mi opinión, fue la mejor actuación de Rumania en una Copa Mundial. Y no sólo por los resultados, sino también por nuestro estilo de juego, atractivo y lleno de fantasía".

Para muchos de los que disfrutaron del juego de Gica en Estados Unidos, este será "el Mundial de Hagi", porque su calidad y su liderazgo futbolístico fueron una de las marcas imborrables que dejará este campeonato. Y sin dudas, quien más lo recordará será el pueblo de Rumania, porque como afirmó el propio Hagi: "El partido contra Argentina se vivió como la segunda revolución rumana".