LONDRES -- Hacía cuatro años que Kim Clijsters no venía a Wimbledon. Por eso, se puede permitir ciertas distracciones, como no encontrar la cancha Nº 2, donde debía jugar el primer partido. "Por suerte había un oficial de seguridad que sabía bien dónde tenía que ir", explicó sonriendo.
Jamás podríamos haber pensado, hace un año, que Clijsters estaría aquí en Londres hoy, que lo mismo haría Justine Henin, y que las dos entrarían a una cancha de Wimbledon para enfrentarse por los puntos. Lo harán este domingo, en el primer turno de la cancha Nº 1, por octavos de final.
Wimbledon cumplió un papel vital en el retorno de ambas. Hace un año, Kim se divertía en un partido de dobles en la cancha central, en compañía de Tim Henman frente a Steffi Graf y Andre Agassi.
El encuentro servía para inaugurar el techo corredizo del estadio principal del All England. A ella le sirvió para convencerse de que estaba en forma como para regresar. Aunque era un mixto amistoso, representaba la prueba final. El "quiero-estar-en-una-cancha-otra-vez".
En el caso de Henin, fue una mezcla de Wimbledon con Roland Garros. Su regreso está pensado para lograr el título en el Grand Slam inglés, el último grande que le falta (llegó a las finales en 2001 y 2006, perdió una dolorosa semifinal en 2007 ante la francesa Marion Bartoli).
"Ella es una de las favoritas, no es la favorita", se ataja Juan Carlos Rodríguez, el entrenador argentino de Justine. "En su cabeza sabe que puede ser campeona, pero no lo quieren decir", opinó Nadia Petrova, derrotada por Henin en tercera ronda.
En su caso, se convenció cuando vio a Roger Federer ganar en París el año pasado. Un título que se le negaba al suizo por tener a un monstruo de la arcilla como Rafael Nadal; situación parecida a la que vive Henin con las hermanitas Williams.
Compartieron habitación cuando viajaban en torneos juveniles, lucharon por el Nº 1 del mundo en finales de Grand Slam, se retiraron con poco tiempo de diferencia (Clijsters en mayo de 2007, Henin en mayo de 2008 cuando era Nº 1) y regresaron casi a la par. Kim en la última gira del US Open; Justine en enero.
Así como no era fácil anticipar el regreso de ambas, tampoco era de esperar que volvieran a cultivar una relación cordial. El tiempo fuera de las canchas les hizo madurar; compartir el equipo de Copa Fed les sirvió para volver a hablarse y reír juntos.
En otros tiempos, Clijsters había sugerido que Justine tenía algo de tramposa, el padre de Kim (Lio, un ex futbolista de la selección belga recientemente fallecido) cuestionaba el crecimiento físico de Justine, a la vez que Rodríguez denunciaba que Kim se hacía la buena pero no lo era tanto.
En Madrid, hace tres años, tuvimos una charla en la sala de jugadores. Textualmente, me dijo: "Ellos acusaron a Justine de doparse, el padre y ella, acusan y dicen que no son ellos. Hablé con el padre y le dije: 'No jodas y decímelo'. Porque yo no soy rencoroso. Ahora, cuando ellos quieren explicarme que no, esto y lo otro... ¡No me hinches los huevos!".
Recuerdo haberle comentado que Clijsters me parecía una buena tipa. Y me dijo: "Es rebuena, pero es una c…… (insulto bien argentino, irreproducible). O sea, es buena porque es lo que quiere hacer pasar".
Rodríguez hoy elige el perfil bajo y las jugadoras hacen el resto. Ahora cuentan que se mandan mensajes de texto y bromean entre ellas. Toda una novedad.
"Creo que definitivamente maduramos. La pasamos muy bien jugando la Copa Fed (en abril), nos mandábamos mensajes, hacíamos bromas... Así que habría gustado que fuera siempre", reveló Clijsters.
Henin coincidió con su ahora ex archienemiga: "Nuestra relación es muy buena. Sentimos que crecimos mucho, ella tuvo un bebé y yo estuve afuera por dos años también".
"Compartimos un grato momento en las series de Copa Fed, probablemente nos descubrimos otra vez. Somos adultas y tenemos un alto respeto por la otra".
La camaradería tendrá un alto momentáneo mañana a las 13 de Londres. Será el 25º enfrentamiento, van empatadas en 12 victorias.
No se van enviar mensajes de texto. Esta vez serán misiles.