La karateca peruana Alexandra Grande va a sus terceros Juegos Panamericanos y la prensa de su país ya le ha colgado la medalla de oro antes de competir.
Es que tras quedar segunda en la edición de Guadalajara 2011 y coronarse en Toronto 2015 en la modalidad de kumite en 61 kilogramos, es una de las mayores esperanzas del país que organizará la próxima versión del evento en este verano.
Con una carcajada sonora, sincera, esta joven de 29 años enfrenta la presión de ganar ante su público, en casa, con la misma decisión con que pelea ante sus rivales.
“Sí, es cierto que ya me colgaron el oro al cuello y hay una gran presión mediática en el Perú, pero trato de llevar eso con tranquilidad. Por eso hablo mucho con mi entrenador sobre eso para evitar que me afecte y de hecho estoy también con una psicóloga que me ayuda a controlar ciertas cosas, porque este año ha sido un poquito duro para mí en cuestión de resultados.
“No siempre un deportista está arriba y hay momentos en que también se pierde y eso es algo normal. Pero este año comencé así y en mi mente estaba presionándome demasiado, pensando en tratar de satisfacer a las demás personas y no a mí misma. Entonces sigo con la psicóloga hasta los Juegos Panamericanos de Lima y si es posible, hasta los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 para tratar de acomodarme y estar más tranquila. Ya recuperé esa confianza que había perdido y me siento contenta y con ganas de que ya sea la competencia, que será la mayor fiesta deportiva de mi vida”, dijo Grande.
Con su exitoso palmarés deportivo, Alexandra es una de las candidatas a llevar la bandera de Perú en el desfile inaugural de los Juegos.
“No me han dicho nada aún, pero para mí sería un gran honor —una presión adicional también— pero a quién no le gustaría llevar la bandera de tu país cuando vayas desfilando y escuches el nombre de Perú, justo cuando eres la sede”.
¿Cuán dura puede ser la competencia en Lima y cómo beneficia o afecta salir al tatami con la condición de favorita, de ser la enemiga a batir?
“No ha sido fácil llegar a ser una de las mejores del mundo y eso lo reconocen las propias rivales que me dicen, Alexandra, es un placer pelear contigo, como mismo lo es para mí enfrentar a las mejores. Ya varias de las que estarán en los Panamericanos han peleado conmigo, les he ganado y ellas me han ganado a mí, así que será una competencia bonita.
“Ahora mismo estoy moviéndome entre los puestos cuatro y seis de la clasificación olímpica y creo que una vez estemos dentro podría haber alguna sorpresa muy linda”.
Por primera vez, el karate llegará a los Juegos Olímpicos en la edición del Tokio 2020, pues el país sede tiene la posibilidad de incluir algún deporte, como sucedió con el judo en 1964, cuando la capital japonesa acogió por primera vez el magno evento.
“Este es un sueño que tenemos desde hace años y desde que nos hemos enterado de que el karate había sido incluido como deporte olímpico, pues hemos redoblado los esfuerzos. Obtener una medalla olímpica es mi sueño, mi anhelo, algo en lo que pienso cada día desde que empiezo a prepararme el desayuno y eso me da fuerza para seguir dándole duro en el entrenamiento. No sé si soy algo bruja o tal, pero lo siento, siento que va a haber una sorpresa que está ahí latente en mi corazón.
“Ojalá el karate siga siendo deporte olímpico en el 2024, porque si no eso le quitaría los sueños a muchos karatecas más jóvenes, para los niños que se inician en este deporte”.
¿Qué hay en el futuro de Alexandra Grande después del karate?¿Quizás incursionarías en las Artes Marciales Mixtas?
“No, yo no critico a quienes se dedican a MMA, pero yo no estoy acostumbrada a golpear a nadie. En el karate sólo se marcan o se presentan los golpes, pero no le pegas a nadie. Yo prefiero enfocar mi futuro en enseñar a niños, a jóvenes, a forjar nuevos campeones, además de que me interesa también dedicarme a la parte gerencial, federativa, porque creo que también ahí puedo ayudar a desarrollar mi deporte”.