<
>

Félix Sánchez recuerda en 'Nos Ponemos las Pilas' los tiempos en los que fue 'Súper-Sánchez'

Félix Sánchez consiguió dos medallas de oro olímpicas en los 400 metros con vallas. Getty.

Acaso porque este deportista hizo de su habilidad de corer muy rápido un estilo de vida, no resultó sencillo coincidir en el tiempo para mantener una charla. Dos veces medallista de oro en los 400 metros con vallas, dos veces campeón mundial en esa misma disciplina, repasar todo el currículum de Félix Sánchez, tomaría muchísimo más tiempo del que él estuvo en la cima de su deporte.

El velocista dominicano fue el invitado de esta semana en el podcast ‘Nos Ponemos las Pilas’, que conduce Fernando Palomo, espacio en el que ambos compartieron un café virtual para hablar si prisa y disfrutar del encuentro.

Cuesta encasillarlo en la palabra retiro, pero lo cierto es que desde que tomó la decisión de ponerle fin a su carrera de atleta professional, se ha visto involucrado en otros proyectos. “Yo tengo en Santo Domingo mi propia academia”, cuenta Félix, “soy padre de un niño, he pasado por un divorcio también y actualmente estoy en una relación y tenemos planes de casarnos pronto, la pandemia… muchas cosas han pasado desde mi retiro”.

El término pandemia trae inequívocamente la obligación de preguntar sobre los cambios que trajo. “El cambio fue importante. Yo era alguien que viajaba unas 150 mil millas anuales y creo que ahora necesitaría más de 4 años para llegar a esa cifra. Lo que si debo reconocer es que aquellos viajes hoy no me hacen falta. Antes eran viajes para mantenernos compitiendo mientras que hoy en día, los pocos viajes que hago, son para disfrutar mi tiempo, para comer lo que quiero. Es otro mundo completamente diferente”.

“El retiro me hizo subir de peso. Recuerdo que cuando terminaba la temporada, tenía la necesidad de comerme una pizza bien grande con un gran postre porque soy muy dulcero. Ya sin las obligaciones de la competencia, fui ganando peso hasta llegar a pesar casi 20 kilos más de cuando corría. Recién entonces me di cuenta lo difícil que era bajar de peso. El Superman de antes se convirtió en un Supergordo”, admite entre risas.

Una de sus debilidades en su nueva vida es la posibilidad de hacer el calentamiento previo con sus alumnus de la academia. Eso me trae recuerdos, me emociona, pero hasta allí llego. Los chicos me invitan a corer con ellos, pero eso no me entusiasma hacerlo. De todas maneras todavía salto las vallas y los chicos me ven saltar y me dicen que todavía estoy “ready” para correr. Pero con mi peso actual, ya no puedo competir”.

En unos de los tramos principales de la charla, y antes de repasar su logros, Fernando Palomo le preguntó sobre lo que significó la derrota y para que le sirvió para un hombre que ganó 43 carreras. “En realidad lo sentí mucho cuando perdí por primera vez en Bruselas después de unos Juegos Olímpicos que no pude terminar la carrera por una lesión. Esa vez yo sabía que no tenía que competir, pero lo hice para cumplir y porque todavía sentía que tenía un 80% de posibilidades de poder ganar. En el momento de pararme supe que yo era el culpable de ello porque 6 días antes casi no podía caminar”.

“En el 2005 también perdí una carrera cuando me estaba recuperando de una lesión, pero yo siempre sentía que si estaba al 100% fisicamente, no podía perder una carrera. Siempre fue así”, reconoce, para agregar que “después de estar 4 años invicto, tardé 8 años en volver a ganar una carrera. Fue sumamente difícil superar esas frustraciones que se acumulaban”.

De todas maneras, ese período de frustraciones nunca lo llevó a tomar decisiones apresuradas, aún cuando ya había ganado una medalla de oro. “Yo sentía que con mis tiempos todavía podía competir, que no había nadie imponiédose. Eso me daba la ilusión de que si estaba en forma, estaría peleando con ellos. Eso me animaba a seguir aunque no estuviera al 100%. Me decía: si estoy entre los 10 mejores del mundo, ¿por qué me voy a retirar?”.

El momento de quiebre de esta situación fue en el 2011. “Tuve una buena temporada, entrenaba bien pero no volví a ser número uno. La excusa era que no entrenaba tan fuerte porque no me quería lesionar. Pero al final de la temporada decidí con mi entrenador volver a entrenar al máximo y si mi cuerpo no me aguantaba lo dejabna ahí y me retiraba. A los 30 años tenía que dar todo”.

Entre 2011 y 2012 entrenó mucho más fuerte y no tuvo lesiones. "Mis tiempos mejoraban y ahí me convencí que, si seguía sin lesiones, mis rivales tendrían problemas para ganarme. Allí empecé a sonar en ganar el oro en Londres. Mi mentalidad cambió totalmente. Me veían como Félix y no Súper-Sánchez, pero en el 2012 volví a sentir como que que ellos pensaban que estaba de regreso en mi mejor nivel. Sabían que yo era peligroso”.

La confianza antes de la final de Londres era tan grande, que Félix entró a la pista sabiendo que lograría ganar. Hasta llevaba la foto de su abuela detrás de su número. “Yo pensaba: volvió Súper-Sánchez. Tenía tanta confianza que después de dos carreras sentía que ganaría el oro, pero así y todo fue diferente. Yo sabía que era mi última oportunidad de ganar una medalla y tenía que limpiar de mi cabeza cualquier duda. Recordaba el camino que me trajo hasta allí, el esfuerzo y todo eso. Por eso subí al podio aguantando las lágrimas y exploté cuando estuve arriba. Lloré como un bebé”, recuerda.

“Cuando esa noche me fui a dormir, cualquier duda que aparecía, la borraba inmediatamente. Pensaba que esta carrera la gano si o si. Un periodista incluso me había dicho que cuando un campeón olímpico llega a una final, es muy difícil ganarle, en la final había dos campeones olímpicos y uno era yo. Antes de salir para el estadio, vi la foto de mi abuela y después de pensarlo mucho, la llevé en mi mochila. De camino a la pista decidí ponerla detrás del número y le dije “vamos a volar abuelita”. Eso me dio más confianza y sentí como que tenía una pierna más”. El resto es historia.

El café virtual pareció eterno. Nunca llegó a perder la temperatura adecuada para disfrutarlo. Es que en menos de 60 minutos, pudo resumir su carrera y su presente. Fue de Súper-Sánchez al Félix del presente. Tan veloz como cuando salía la pista a saltar 10 vallas en 400 metros.


Descarga aquí el podcast ‘Nos Ponemos las Pilas’ con la charla completa con Félix Sánchez