Impredecible y emocionante. Casi soñada en las dos primeras competencias, que fueron a la vez excitantes e históricas, y con un despertar amargo en el gran torneo del año, el más importante. Así, cargada de matices y sorpresas, transcurrió la temporada 2023 para la Selección Argentina masculina de vóleibol. El equipo dirigido por Marcelo Méndez tuvo una Liga de las Naciones (VNL) de alto vuelo, más tarde se adueñó del oro en el Sudamericano para reescribir los libros de historia y, finalmente, sufrió un tropiezo clave en el Preolímpico, por lo que tendrá que sacar su boleto a los Juegos de Olímpicos de París a través de la VNL 2024.
El 2023 pintaba como un año de transición. Fue de todo menos eso. Varios de los más pibes se afirmaron haciendo pata ancha en una VNL en la que el capitán Luciano De Cecco apenas tenía previsto disputar cuatro partidos, mientras que Facundo Conte y Ezequiel Palacios, otros dos integrantes del plantel del bronce olímpico en Tokio, estaban fuera de acción.
Si se tratase de un videojuego, bien podría decirse que los receptores y atacantes de punta Luciano Palonsky y Luciano Vicentin y el central Nicolás Zerba pasaron al siguiente nivel. También creció el opuesto Pablo Kukartsev. Matías Sánchez tuvo muy buenos juegos en ausencia de De Cecco. Otro de los puntas, Jan Martínez, fue consolidándose de manera brutal.
Naturalmente, el equipo se hizo largo. Y la celeste y blanca volvió a enamorar: un modo de asumir las cosas con el corazón, sobre todo, y un estilo de juego que tuvo dosis equilibradas de creatividad, garra, lucidez e inclusive seducción.
Aunque el cierre de 2023 la encontró sin clasificación directa a través del Preolímpico, haber mantenido el sexto puesto en el ranking mundial es muy meritorio. Muestra, además, consistencia absoluta a través de los años: muy lejos de algún resultado positivo aislado. Independientemente de los vaivenes lógicos del deporte de altísimo nivel, Argentina está firme en el primer pelotón internacional y, gracias a ello, sus chances de chequear su pasaporte rumbo a París 2024 son muy elevadas.
El “Maracanazo” del vóley argentino
El “Geraldazo” fue el “Maracanazo” del vóley argentino: épico e inolvidable. Desde 1951, cuando se disputó la primera edición, Brasil había ganado el Sudamericano en sus 33 participaciones. La Albiceleste tenía apenas un consuelo: el título de 1964, en casa, cuando la Verdeamarilla decidió no concurrir al campeonato. Así como Obdulio Varela, “el Negro Jefe”, capitaneó a Uruguay en el Mundial de fútbol de 1950, para acallar a un Maracaná sediento de fiesta, ahora la celeste y blanca enmudeció Recife con la varita mágica de Luciano De Cecco.
Después de haber vencido a la Canarinha en el partido por la medalla de bronce olímpico en Tokio, la Selección terminó por voltear la única muralla que quedaba en pie y se adueñó de la dorada sudamericana. Lo hizo, además, barriendo al local con un 3-0 inapelable, para despedazar la hegemonía histórica verdeamarilla.
Vicentin fue elegido Jugador Más Valioso (MVP) del Sudamericano 2023. De Cecco y Zerba se metieron, con méritos inocultables, en el equipo ideal del torneo.
Facundo Conte, que volvió al plantel para ese torneo, mostró calidad y experiencia, coraje y deseo de ganar. Tan elástico se hizo el equipo de Marcelo Méndez que la coronación se dio con tres suplentes dentro de la cancha: Jan Martínez metió tremendos saques y Matías Sánchez y Pablo Kukartsev habían reemplazado a De Cecco y Bruno Lima en un doble cambio habitual y por demás rendidor. Un instante para la eternidad. Un cachito de gloria cósmica.
“Es difícil saber si ‘ya caí’ respecto de lo que significó ese triunfo. Me pasó también con el bronce de los Juegos Olímpicos. A medida que va pasando el tiempo, crecés y te das cuenta de lo complejo que fue conseguir esa medalla”, dijo Agustín Loser al repasar la temporada 2023 junto con ESPN. “Cuando pasen los años nos vamos a dar cuenta de lo difícil que fue haber ganado el Sudamericano. Son cosas muy importantes para la historia del vóley argentino”, agregó el central.
“Ser campeones en Brasil fue algo extraordinario. Tengo el recuerdo de entrar a una cancha con miles y miles de personas ‘chiflándonos’. Era un clásico. Ganarlo 3-0 también fue algo increíble que disfrutamos muchísimo. Era algo que nunca se había logrado. Y lo hicimos”, completó uno de los pilares insustituibles del plantel.
Una VNL récord
En la Volleyball Nations League, el primer gran torneo de 2023 de acuerdo al calendario diseñado por la FIVB, la Selección causó sensación y tuvo una temporada de ensueño: fue quinta, su mejor ubicación histórica, y en la fase regular ganó ocho de sus 12 partidos.
La caída frente a Eslovenia fue su único bajón pronunciado en la primera etapa, en la que logró desplegar un vóley creativo, vistoso, atractivo, con madurez, inteligencia táctica y una enorme evolución de los más jóvenes. Tuvo triunfos inolvidables, como el interminable 3-2 como visitante sobre Estados Unidos, y un 3-1 de película, también a domicilio, contra el campeón olímpico Francia. El 2-3 contra el entonces invicto Japón también fue maravilloso pese a la derrota.
“El grupo estuvo muy unido. En la VNL nos divertíamos dentro de la cancha y eso se notaba en las tribunas o en la tele. Por eso nos fue tan bien y por eso la gente se sintió tan identificada con este equipo. Eso fue lo que más disfruté”, explicó Luciano Palonsky a ESPN. “No hay nada más lindo que pasarla bien cuando estás jugando para la Selección. Jugamos de manera increíble”, completó “Lulo”.
Aun de las derrotas se aprende. O se sacan datos para pegar el estirón. Lo reafirman los jugadores. “Fuimos de menor a mayor. Con Brasil tuvimos para ganar el partido y no pudimos hacerlo. Ese error nos sirvió mucho para crecer en todo el resto de la VNL. Contra Japón, que llegaba invicto, tuvimos picos altísimos. Se jugó muy, muy bien, aunque ellos nos terminaron venciendo por pequeños detalles”, inició el repaso Luciano Vicentin. “Lo mejor fue ganar los cuatro partidos finales de fase regular en Estados Unidos, inclusive contra el local, con un set interminable”, agregó. “Sabemos que estamos para grandes cosas, pero sentí que ahí delante de nosotros teníamos la confirmación que tanto esperábamos”, agregó el entrerriano.
Clasificada por méritos propios para la fase final en Gdansk, Polonia, la Albiceleste mostró su peor cara en cuartos de final. Una gastroenteritis afectó a casi todo el plantel y disminuyó su potencial físico. Tácticamente tampoco hubo respuestas. Sufrió un mazazo contra Italia: 0-3 sin discusiones.
Ese traspié dejó, por aquellos días, dos lecturas contrapuestas. La positiva: no perder de vista una campaña histórica en la VNL, con 69,2 por ciento de triunfos, enorme consistencia colectiva y buen juego sostenido a lo largo de un torneo extenso y con unos cuantos viajes en la mochila. La negativa: las dudas sobre cuál era la verdadera cara albiceleste, tan deslucida en el juego más importante de ese torneo.
Los interrogantes quedaron resueltos en la siguiente competencia: el Sudamericano, que volvió a cohesionar al equipo y terminó con el equipo de Marcelo Méndez en el escalón más alto del podio. Sí, el Sudamericano del “Geraldazo”.
Preolímpico con sabor amargo
Antes de arrancar el año, el Preolímpico de China estaba fijado como el torneo clave. Todos los cañones estaban apuntados allí. Los otros torneos eran el modo de calibrar la mira. Sin embargo, todo había cambiado. Lo mostrado primero en la VNL y luego en el Sudamericano hizo que la expectativa subera como espuma. Detrás de Polonia, número uno del ranking mundial, Argentina era favorita a llevarse uno de los dos pasajes directos a París 2024.
El debut contra México no dejó las mejores sensaciones, pese al lógico 3-0. En la segunda fecha, muy temprano, llegó el tropiezo inesperado: 1-3 contra Canadá y a remar en dulce de leche. La celeste y blanca se rehabilitó contra Bulgaria (3-0) y sufrió una enormidad para vencer a Bélgica (3-2). Contra Polonia no hubo chance para la hazaña (1-3) y el triunfo en cinco sets sobre el local China (3-2) ya hizo casi imposible que las matemáticas jugaran a favor.
En la última jornada, sin que se diera la triple carambola necesaria (debía ganar y esperar la improbable caída de Canadá contra México y el tropiezo, finalmente concretado, de Bélgica frente a Bulgaria), la Selección cerró el torneo con un triunfo en sets corridos sobre Países Bajos. En ese sentido fue clave el 3-0 para estirar ventajas en el ranking sobre uno de los equipos que aún tiene chances de clasificarse para los Juegos Olímpicos del año próximo.
La despedida, con resiliencia psicológica, fortaleza colectiva y puntos altos en lo individual, permitió dejar atrás las inconsistencias durante el Preolímpico y acercó la imagen a la del resto del año.
“Terminamos el Preolímpico con un gusto amargo, obviamente, porque el objetivo era clasificarnos a los Juegos en la primera instancia posible. Fallamos contra Canadá, que hizo un gran torneo, y el margen de error era muy corto. Hay cosas para analizar, pero no creo que sea todo negativo”, apuntó Agustín Loser. “Fue un año larguísimo y jugamos muy bien la VNL y el Sudamericano. Muchas veces tenés un bajón en el nivel de juego y lamentablemente lo sufrimos en el torneo que no queríamos que sucediera. Pero sumamos muchos puntos en el ranking y eso es súper importante para estar bien parados para tratar de lograr la clasificación olímpica en la VNL”, completó el central.
“Tuvimos un mal día contra Canadá y lo pagamos caro. Hay que pensar en todo lo bueno que hicimos durante el año y aprender de los errores. Queremos hacer una gran VNL para clasificarnos a los Juegos Olímpicos. Creo que todos, en nuestros clubes, estamos trabajando muy fuerte para que sea un gran 2024 para la Selección”, remarcó Luciano Vicentin.
“Del Preolímpico me quedo con una enseñanza: saber que, a pesar de que hicimos una gran VNL y ganamos el Sudamericano, hay que estar siempre ‘al palo’, porque cada torneo es más duro que el anterior”, planteó Luciano Palonsky. “Lo pasado nos tiene que dar fuerzas para seguir mejorando. Todos estamos en la misma, con sueños y expectativas de clasificarnos a París 2024, para dejar a Argentina lo más alto posible”, concluyó “Lulo”.
Que así sea, muchachos.