“Hay cierta emoción y curiosidad. Muchos piensan que la elección de Velasco fue crucial después de los problemas de gestión en el equipo que surgieron en los últimos años en la selección nacional”, describió Gianluca Pasini, reconocido periodista de La Gazzetta dello Sport, en diálogo con ESPN. “También existe curiosidad, porque, una vez más, la llegada de Velasco marca un momento decisivo a nivel técnico. Al vóleibol femenino han pasado muchos entrenadores que provienen del sector masculino, que en Italia ciertamente es más avanzado desde el punto de vista técnico”, añadió Pasini.
El periodista del emblemático medio deportivo italiano se refería al argentino Julio Velasco, quien el 21 de noviembre pasado firmó su contrato como entrenador del seleccionado femenino de Italia, con el que buscará clasificarse para los Juegos Olímpicos de París 2024.
El técnico nacido en La Plata fue el Rey Midas del vóley masculino italiano: ganó cuatro títulos consecutivos de Liga con la Panini Módena y consiguió una montaña de coronaciones con el seleccionado azzurro, que luego fue considerado el mejor equipo masculino del siglo 20.
“Creo que Velasco tiene una gran motivación para este papel y especialmente para este objetivo. La medalla de oro olímpica (nunca ganada) no es una ‘mancha’ en su carrera, pero está muy estimulado por el gran desafío que está aceptando”, puntualiza Pasini.
En 1997, después de dejar la selección masculina con la que había ganado todo menos el oro olímpico, Velasco asumió en el equipo azzurro femenino. En mayo de 1998 todo cambió de manera rotunda. “Sergio Cragnotti, presidente de la Lazio, quiere hablar con usted. Hay un avión privado en Bologna para llevarlo mañana a Roma. ¿Le interesa?”, oyó Velasco en el teléfono. El monto de dinero que le ofrecieron era una tentación imposible de rechazar. Fue su primer adiós al vóley y la primera incursión en el mundo del fútbol –como dirigente-, seguida por su experiencia en el Inter de Milán.
Después de aquella corta experiencia, el argentino vuelve al equipo nacional femenino. El pasado 1 de enero entró en vigencia su contrato con la selección femenina italiana. Su primer torneo oficial será la Liga de las Naciones (VNL) 2024, desde el 14 de mayo al 16 de junio: en ese torneo, Italia jugará en Antalaya (Turquía), Macao (China) y Hong Kong (China). La fase regular de ese torneo definirá el ranking de la FIVB por el cual se otorgarán cinco plazas olímpicas.
De no ocurrir una carambola poco verosímil de resultados, la Nazionale llegará vía ranking a los Juegos. Y aspirará a un podio, naturalmente. “Italia apunta decididamente a obtener una medalla olímpica. El color es difícil de determinar, pero este grupo, como ha demostrado en las últimas temporadas, puede aspirar a lo más alto”, apuntó Pasini. “El seleccionado italiano ganó la VNL 2022, obtuvo el bronce en el Mundial 2022 y fue campeón del Europeo 2021. Actualmente, en el panorama internacional, no hay equipos claramente superiores a Italia”, completó el periodista de La Gazzetta dello Sport.
Un camino zigzagueante
En 2019, cuando dirigía Módena, Velasco anunció su retiro como entrenador. Poco después se hizo cargo de la coordinación técnica de las selecciones nacionales juveniles masculinas. Su éxito fue notable. Con dos generaciones ricas en talento (el estelar Michieletto, el descomunal Bovolenta y compañía), Italia se hizo enorme.
En abril de 2023 llegó otro anunció: el adiós a las selecciones juveniles. Y un nuevo comunicado: su contratación como entrenador de UYBA Busto Arsizio, en la A1 femenina. Nunca había dirigido un club femenino: quería vivir ese desafío. La aventura duró poco. En noviembre, la Federación Italiana (FIPAV) comunicó que sería el nuevo seleccionador nacional femenino.
Los cortocircuitos no fueron pequeños. El club dijo haberse enterado vía web de la noticia. Inclusive, Busto Arsizio pidió que cumpliera la doble función: que dirigiera el equipo y la selección, como muchos colegas. Llevaron el tema a una reunión de la Liga: la mayor parte de los clubes votaron por mantener las normas vigentes, que no impiden la doble función. Sin embargo, FIPAV no esperaba que Velasco cumpliera doble tarea: lo querían a tiempo completo a partir del 1 de enero de 2024.
En las discusiones hubo puja de intereses que involucraron al Busto Arsizio, la Liga, la Federación Italiana (FIPAV) y hasta el Comité Olímpico Italiano (CONI).
La tensión, con comunicados cruzados y respuestas en algunos casos furiosas, duró hasta las horas previas a la presentación como técnico del seleccionado azzurro, ocurrida en Milán, en noviembre de 2023.
En la tarde anterior a esa rueda de prensa, Velasco renunció de manera indeclinable a su rol como entrenador de Busto Arsizio, el club que pretendía que el platense se mantuviera al mando del equipo hasta el cierre de la temporada 2023/24.
El club especificó que el contrato no incluía cláusulas de rescisión automática en caso de nombramiento como técnico del seleccionado. “De hecho, el contrato se estructuró de manera que el Señor Velasco pudiera desempeñar el doble cargo (entrenador de UYBA y entrenador de la selección nacional) sin ninguna limitación. Por esta razón, UYBA siempre consideró al Señor Velasco como entrenador del equipo, al menos hasta el final de la temporada, según la duración contractual establecida en las cláusulas correspondientes”, disparó Busto Arsizio, disconforme con la FIPAV y el propio técnico argentino.
“He hablado mucho con Julio en los últimos tiempos, porque le venía diciendo desde hace meses que lo llamarían a la selección nacional. El mismo Julio lo había considerado como una posibilidad cuando llegó a Busto Arsizio”, detalló Pasini.
Velasco, modelo 2024
“Julio ha creado un cuerpo técnico muy fuerte (con Barbolini, exentrenador campeón de Europa, y Bernardi, que está haciendo un buen trabajo en Novara) y tiene ideas claras para manejar al equipo también desde el punto de vista técnico. Su idea es que el equipo completo trabaje mucho antes de los Juegos y después de la clasificación olímpica”, describió Pasini a ESPN.
Massimo Barbolini fue asistente del argentino desde la época de Panini Módena, en 1985/86. Como mencionó Pasini, dirigió la selección italiana femenina que ganó los Europeos de 2007 y 2009. Lorenzo “Lollo” Bernardi es uno de los máximos emblemas de la Generación de Fenómenos. Velasco lo conoció en Módena, cuando era un joven armador, y lo transformó en receptor y atacante de punta. En 2001, “Lollo” fue elegido como uno de los dos mejores jugadores del siglo 20, junto con el estadounidense Karch Kiraly.
Como Barbolini, también Bernardi conoce el vóley femenino: después de dirigir en las ligas masculinas de Italia (dirigió, entre otros, a Luciano De Cecco, y le dio la capitanía del Perugia: ganaron, en distintos momentos, el Scudetto, la Copa Italia y la Súper Copa), Polonia y Turquía, recientemente saltó hacia la Liga Italia femenina: es el entrenador principal de Igor Novara.
Así como Bernardi se sumará al cuerpo técnico italiano, hay un entrecruzamiento de nombres e historias que remontan a los años felices de Velasco. Y también, a sus dos intentos fallidos de alcanzar el oro olímpico. Karch Kiraly, elegido en compañía de “Lollo” Bernardi como mejores jugadores del siglo 20, dirige ahora Estados Unidos, el número dos del ranking femenino. El crack norteamericano, que tiene 63 años, fue campeón olímpico de vóley convencional en 1984 y 1988, también alcanzó el oro en vóley playero en Atlanta 1996: aquellos Juegos en los que la selección italiana de Velasco y Bernardi debió conformarse con la medalla de plata.
Ze Roberto Guimaraes, de 69 años, es el técnico de Brasil, el número tres del ranking mundial femenino. Con la Verdeamarilla femenina consiguió el oro olímpico en Beijing 2008 y 2008, pero antes condujo un equipo que marcó la historia: el Brasil que se adueñó de la medalla dorada masculina en Barcelona 1992, en la edición en que el primer escalón del podio parecía predestinado al Dream Team italiano.
Velasco (71 años), Kiraly (63) y Ze Roberto (69) conforman la vieja guardia de entrenadores con vastísima experiencia. Entre los equipos top también hay jóvenes de otra generación. El italiano Daniele Santarelli, que conduce Turquía, el número uno del mundo y quizás el equipo favorito al oro en París 2024, tiene 42 años. Stefano Lavarini, también italiano, tiene 44 años y dirige a Polonia, séptima en el ranking pero con pasaje olímpico asegurado.
Ilusión olímpica
Aquel 4 de Agosto de 1996, cuando Italia enfrentó a Holanda en la final olímpica de los Juegos de Atlanta, hace casi 28 años, solo Myriam Fatime Sylla y Francesca Villani tenían un año: habían nacido en la primera mitad de 1995. Beatrice Parrocchiale, Alice Carlotta Degradi, Anna Danesi y Giulia Gennari eran bebitas de apenas unos meses. Son seis de las jugadoras azzurras que disputaron el Preolímpico 2023 y varias de ellas estarán, bajo la conducción de Velasco, en el equipo que buscará el pasaje a los Juegos 2024 y una medalla olímpica París. Del resto de ese plantel, todas son más jóvenes: no habían nacido cuando la Generación de Fenómenos estuvo a milímetros del oro.
A sus dos participaciones olímpicas con la Italia que fue el mejor equipo masculino del siglo 20, Velasco le sumó una “yapa”: los Juegos de Río 2016 con la Selección Argentina. Por primera vez, la celeste y blanca ganó su grupo: debería haberle tocado un cruce más benévolo, pero el diablo metió la cola. Brasil, local y favorito, cerró la fase de grupos contra Francia, en un mano a mano de locos: el que ganaba, pasaba; el que perdía, se volvía a casa. La Canarinha zafó del abismo y pasó a ser rival de la Albiceleste. Se llevaron un set cada una –el segundo, para Argentina, fue de un dominio clarísimo- hasta que el mejor equipo del siglo 21 inclinó la balanza con sabiduría y aciertos en los momentos justos. No volvió a perder sets hasta colgarse el oro.
Aquella parecía ser la última chance olímpica de Velasco. Aunque dirigió otras selecciones masculinas –República Checa, España, Irán-, el Rey Midas solo estuvo en los Juegos con Italia y Argentina. En 2024, la Azzurra femenina vuelve a darle una oportunidad dorada.
Hábil para las declaraciones, ya instaló comparaciones para seducir y encumbrar a su principal estrella, Paola Egonu, y al mismo tiempo generar expectativa en el público. “Egonu es como Messi”, dijo en La Gazzetta dello Sport. “Creo que el Mundial ganado por Argentina es un buen mensaje”, explicó. “Había mucha gente apoyando a Argentina para ver ganar a Messi. Esta es la magia entre el público y los grandes campeones. No todos los campeones lo consiguen. Me gustaría que le sucediera a Paola”, completó.
¿Ocurrirá en París 2024 aquel milagro de Qatar 2022? Sería el capítulo soñado para el argentino que Italia adoptó como su Rey Midas.