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La natación mexicana, abandonada en medio del mar

Hasta el momento, México no cuenta con algún deportista de natación clasificado a los Olímpicos de Tokio, situación que se suma a la crisis que hay en la natación mexicana

La natación mexicana se encuentra a la deriva en medio del océano. Faltan pocos días para Tokio y, hasta hoy, ningún nadador ha podido dar la marca clasificatoria para asistir a los Olímpicos. No todo es una consecuencia de lo deportivo. Además de la pandemia que puso en alto su preparación, hoy enfrentan el abandono de su federación, que no organiza competencias para que puedan dar las marcas y que tampoco les da fondos para que puedan buscar el pase en algún evento en el extranjero. Pero hay cosas peores. Sus gritos desesperados parecen perderse bajo el agua.

Melissa Rodríguez es un ejemplo del abandono federativo. Nacida en la capital de Chihuahua, lleva 20 años de asistir con disciplina a la alberca y más de 10 que sueña y se desmañana por los Juegos Olímpicos. En junio de 2019 estuvo muy cerca de lograr su boleto, cuando su tiempo de los 200 metros pecho se quedó a sólo dos centésimas de la marca requerida para Tokio. Cuando parecía que sólo faltaban detalles para lograrla, entró al oscuro túnel de la política deportiva. La Federación que regula todos los deportes acuáticos del país entró en un largo proceso de turbulencia por las acusaciones legales y de desvío de recursos en contra de su presidente, Kiril Todorov. Rodríguez dice vía telefónica a ESPN Digital: “Ya teníamos cierta familiarización con la irresponsabilidad de los federativos. Todorov ya llevaba unos años. No mandaban boletos a tiempo, había trámites tardíos, negligencias administrativas. Pero todo se tornó mucho más oscuro después de los Centroamericanos de 2018, donde nos había ido muy bien. Despidieron a la dirección técnica y empezó a dividirse. Empezaron a dejar de contestar nuestras llamadas”.

Jorge Iga es otro ejemplo de la misma desesperación. Nació en San Luis Potosí y ahí dio también sus primeras brazadas. Muy pronto compitió en campeonatos nacionales y sus constantes triunfos lo llevaron a entrenar en la Universidad de Arizona. Su camino para buscar el boleto olímpico ha durado 16 años y en abril de 2019 estuvo muy cerca de lograrlo: en el selectivo para los Juegos Panamericanos de Lima, su tiempo de 1:47.14 rozó por .12 centésimas la marca mínima para asistir a Tokio.

Faltaba más de un año y con ese desempeño parecía que los Olímpicos estaban al alcance. Pero la misma oscuridad federativa lo ha alejado de su objetivo: “Ya estaban las cosas mal, pero llega la pandemia y nos preguntamos si va a haber competencia para clasificarnos a los Olímpicos o no va a haber. En ese momento en Estados Unidos no se podía entrar a las albercas, pero México no había cerrado. Preguntamos a los federativos si había algún lugar donde pudiéramos encerrarnos todos, que hiciéramos una especie de burbuja, pero no nos contestaron. Poco después se cancelan los Olímpicos y no nos dijeron nada. Empezaron a ignorar nuestras llamadas”.

Iga y Rodríguez forman parte de una generación de nadadores que devolvió a México el trono centroamericano en Barranquilla 2018 y que consiguió el mayor número de medallas panamericanas de las últimas décadas, en Lima 2019. La selección tiene otros nombres que han roto varios récords en los últimos años: Miguel de Lara, Ricardo Vargas, Ángel Martínez, María José Mata, Monika González, entre otros, han estado también cerca de la marca olímpica.

Todos los días cumplen con muchos kilómetros en la alberca, pero también han tenido que dedicar horas al trabajo de escritorio para buscar competencias por cuenta propia: Iga explica de nuevo: “Los que tenemos la dicha de estar en Estados Unidos pudimos competir, pero no dejaban fácilmente entrar a los foráneos. Por todos lados hemos buscado: Por ejemplo, se organiza de último momento una competencia en Orlando, en la que sí nos dejan competir, pero no con las condiciones deseadas. También hicimos el viaje a Indianápolis, para ver si nos dejaban entrar. La competencia no se llenó y sí me dejaron, pero en los carriles de afuera. Parece que estamos mendigando el poder participar en algún lugar Todo eso, obviamente con mis gastos”.

La historia de Melissa vuelve a ser parecida, pero tiene otras complicaciones: el cierre de fronteras. “Hemos estado muy desesperados por competir y cada quien en su estado estuvimos buscando opciones. Veíamos a otros países que les ponían burbujas a sus seleccionados. Nos pusimos las pilas para buscar competencias fuera del país. Tenemos que pedir aval a la federación mexicana para pedir permiso a la otra federación, pero tardaban mucho en darnos los avales. Ni en eso nos ayudaban. Entonces yo viajaba con el aval de la Asociación de Chihuahua. Sólo así se podía”.

Ambos, al igual que el resto de sus compañeros, han tenido que buscar competencias alrededor del mundo, en medio de las complicaciones de la pandemia. “La hemos hecho de agencia de viajes, hemos tenido que hablar directamente al consulado mexicano y ver rutas logísticas”, acusan. Una de sus últimas oportunidades para dar los tiempos fue el mes pasado en el Mare Nostrum, un tradicional circuito de competencias cuyas sedes son Barcelona, Mónaco y Canet. Melissa narra algunos detalles de la travesía: “Tuvimos que pedir donaciones por medio de GoFunding para financiar el viaje y estamos muy agradecidos con la gente que nos apoyó para boletos de avión y hotel. Pero antes de viajar tuvimos que diseñar la logística para entrar a tres países, hablamos con relaciones exteriores para que aceptaran nuestro itinerario y después lo mandaban a Francia, a Mónaco y a España para nosotros poder competir y que nos dejaran entrar a cada país. Ya llegando allá te hacían prueba PCR, te llevaban a un hotel 24 horas para ver si podías competir. A pesar de todo esto nos fue bien en la competencia, pero no lo suficiente para dar los tiempos”.

El presidente de la Federación. Kiril Todorov, no contesta las llamadas, sin embargo, la respuesta institucional la da la directora de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte, Ana Gabriela Guevara, en entrevista con ESPN Radio Fórmula: “Los nadadores no presentaron programa. No tenemos claridad de sus competencias, se canceló todo en el mundo. No quisieron venir los que estaban en Estados Unidos y eso nos deja en la total indefensión. Hay que recordar que se canceló el Fodepar (El fideicomismo para el alto rendimiento) y la regla de operación y cómo se dan los recursos y con qué tiempo. Se les avisó, no lo atendieron y el escenario es en el que están hoy, que tienen que ir a corretear la marca al cinco para la hora”.

Esas son las explicaciones que se dan desde la oficina. Sin embargo, ESPN tiene copia del programa que enviaron los nadadores a la Federación y a la Comisión Nacional del Deporte. Mientras, el esfuerzo sigue en la alberca. Hoy, con los días en contra, ambos nadadores han tomado decisiones diferentes: Iga competirá en Mission Viejo, California para buscar las centésimas que le faltan; Rodríguez, en cambio, prefiere no descender en su entrenamiento y esperar una posible invitación de la Federación Internacional de Natación para ir a Tokio. Si no sucede, México puede quedarse sin representantes en la alberca olímpica, algo que no sucede desde Berlín 1936.